Capítulo 5.

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Yo sabía que te drogabas.

Desperté más que temprano y mejor opté por ahora despertar a Ian. Abrí la puerta de su habitación y me lo encontré completamente envuelto entre las mantas.

-Ian...-lo moví a lo que él sólo soltó un quejido.- Ian...-lo moví con más fuerza.- joder Ian...¡Despierta!.-mis manos se estamparon con un fuerte golpe en su espalda y se levantó.-

-¿Que?.-Preguntó gruñendo.-

-No me gruñas después de que tú eres el que me reclama que venga a despertarte.-le quité las mantas y sólo se hizo bolita.- Ian, ya levántate.-le jalé ambas piernas.-

-¡Ya!.-gritó y lo solté.- ¡Ya voy!, ¡Ya voy!.-se levantó y me guío hasta la puerta empujándome por la espalda.-

-Está bien...sólo que apurate porque..-me interrumpió.-

-Si, ya te oí, enseguida salgo...-y con un último empujón me sacó y cerró la puerta.-

Me límite a no golpear la puerta y bajé nuevamente a esperar a Millie.

-Hola.-saludó y me subí al auto.-

-Hola.-le sonreí.-

-Bueno, y ¿donde está el bombón sexy con el que vives?.-dijo asomándose por la ventana.-

-El tiene auto. Irá sólo.-le resté importancia. Ella asintió y arrancó el auto.-

-Y...¿Que dijo tú padre respecto a esto?.-la miré.-

-Que tenía que esperar, además el chico no es tan idiota ni cómo yo me lo imaginaba.-me encogí de hombros.-

-Hmm...bueno, y ya sé porque aceptaste sin rechistar.-sonrió.-

-¿A que te refieres?.-pregunté.-

-A que, aceptaste porque el chico es lindo. ¿Que hubiera pasado si hubiera sido un gordo, calvo y bizco?.-me miró burlona.-

-Ni siquiera sabía que estaría ahí.- dije omitiendo completamente su comentario.-

Ella sólo rodó los ojos y bajamos al estacionamiento.

-¡No puede ser!.-grité y me paré en seco.-

-¡¿Que?!.-dijo detuviéndose conmigo.-

-Olvidé mi proyecto.-golpee mi frente con la palma de mi mano.-¿Como pude ser tan idiota? Lo tenía listo desde la semana pasada.-

Y juro que casi me pongo a llorar.

-¿Quieres que regresamos por el?.-me preguntó.-

-No...si vamos, perderemos la primer clase, y es en la que tengo que entregar el proyecto.-respondí.- Millie suspiró incrédula.-

-¿Con la pelona?.-reí.-

Así suele llamar a la profesora Seller, está casi ciega para tener 30 años, y usa gafas, pero ese apodo no salió de la nada, si no al momento de aplicarse la crema para el cabello, aplicó aceite para motor de auto, lo que le provocó una reacción alérgica y...se quedó calva.

-Millie, no la llames así.-dije mientras seguía riendo.-

Comenzamos a avanzar por el estacionamiento.

-¡Madd!.-un grito hizo que ambas nos quedaramos como estatuas.-

Y sólo una persona me llamaba así.

Ian.

Me giré lentamente hasta que vi que Ian llegaba en su auto adentrándose en el estacionamiento. Una vez que se detuvo bajó corriendo, con unos papeles en su mano.

He is Ian © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora