Capítulo seis

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El lunes por la mañana Tom no quería ir al colegio. Se inventó varios dolores corporales para quedarse en casa, pero lo único que consiguió fue que su tía le arrancara un diente que se movía un poco. Poco después iba camino al colegio mostrándole a todo el mundo una nueva forma de escupir por el hueco que había dejado el diente. No tardó mucho en ver a Huckleberry Finn. Huckleberry Finn era el hijo del borracho del pueblo y era muy envidiado por los demás chicos, ya que no tenía que ir ni a la escuela, ni a la iglesia, es decir, simplemente era libre y podía hacer lo que le apareciese cuándo y dónde quería. Huck y Tom tuvieron una charla sobre cómo se quitaban verrugas. Uno de los métodos era ir de noche a un cementerio con un gato muerto. Huck tenía un gato muerto, así que decidieron ir esta noche al cementerio. Tom le cambió el diente por una garrapata y se fue a la escuela.

Como siempre llegó tarde y cuando el maestro le preguntó que dónde había estado esta vez, le contestó que había estado hablando con Huckleberry Finn. El maestro lo castigó y después lo sentó al lado de la hija del juez Thatcher —que era precisamente lo que Tom había querido conseguir—. Al principio, la chica lo ignoraba por completo. Él le regaló un melocotón y, aunque al principio no quería aceptarlo, al final se lo quedó. Tom comenzó a pintar algo en su pizarra, la chica era muy curiosa y quería ver qué era lo que había dibujado. Él se lo enseñó y ella le dijo que quería que Tom le enseñase a dibujar. Después escribió algo en su pizarra tapándola con la mano izquierda, pero Becky —así se llamaba la chica— quitó su mano y vio lo que había escrito. En la pizarra ponía: "Te amo". Justo en este momento, el profesor cogió a Tom por la oreja y lo volvió a poner en su sitio.

Las Aventuras De Tom Swayer [Resumen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora