Capítulo 9.

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Antoine: ¿¡Quién te ha hecho esto?!

Théo: Ya le han dado lo que se merecía. -Théo me miró, y después volvió a mirar a su hermano.- Ahora es más importante ayudarla a ella.

Antoine asintió, sin dejar de mirarme ni un segundo.

Entré dentro y me senté en el sofá, donde ellos me habían indicado.

Théo: Alejandra, no te he llevado a tu casa, para que no te presentes así y asustes a tu padre, luego si quieres te llevo.

Antoine: No. Esta noche te quedas aquí.

Théo: Antoine, donde ella esté más cómoda.

Antoine: No puede llegar así a su casa, a Diego le da un infarto.

Théo asintió.

Me da a mí que está noche no va a ser cómoda precisamente.

Antoine: Cuenta todo ya. -Dijo mirándome.

Alejandra: Yo salía de la discoteca, porque no me apetecía estar allí, quería irme a casa. Iba a buscar un taxi, cuando ese chico me vino, me agarraba, y me intentaba besar, y yo le pegué una patada y él me pegó a mí, luego aparecieron Théo y sus amigos y me tiró contra una pared, y ya luego Théo me trajo.

Antoine: Alejandra, por Dios, ¿como se te ocurre ir sola?

Alejandra: Antoine, no te esperas que un gilipollas te quiera violar.

Antoine: -Resopló- Lo siento, no me tendría que poner así... Pero es que no quiero que te hagan daño.

Nos quedamos mirándonos a los ojos, hasta que Théo habló.

Théo: Mañana juego partido, iros a tu habitación Anto, y curale el labio anda.

Antoine miró a Théo.

Antoine: Cualquiera diría que soy yo el mayor... -entrecerró los ojos- ya vamos. Descansa- se acercó a Théo poniéndose de pié.- Y gracias por traerla.

Miré a Antoine. ¿Tanto le preocupaba?

Théo se fue y Antoine me llevó hasta su habitación.

Antoine: Te curo eso, y te doy algo para que te cambies.

Asentí.

Antoine trajo una especie de botiquín y empezó a curar mi rajado labio.

Antoine: Por lo menos no se te ha hinchado. -Dijo mientras palpaba con cuidado la herida.- No ha sido tan fuerte. ¿Te duele?

Negué con la cabeza.

En realidad no me dolía, ni me molestaba el labio, me dolía el hombro.

Antoine: Pues esto ya está.

Alejandra: Gracias, Antoine.

El puso su mano en mi hombro, sí en el malo.

Alejandra: Antoine -dije dolorida- no me toques el hombro por favor.

Antoine puso cara de duda.

Antoine: ¿Te duele?

Alejandra: Sí... Me han estampado contra la pared.

Antoine intentó apartar la camisa para ver mi hombro, pero era tan estrecha que no podía.

Antoine: -Desvió la mirada de mi camisa y me miró a mí.- ¿Te importa que te la quite para que vea?

No me valen los demás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora