Capítulo 2

5.9K 321 60
                                    

-Podremos con ellos.-Aseguro sin apartar la vista de mi hamburguesa con queso.

-No, no es eso. Es que no quiero que acabes ingresada tu también.-Dice pasándose una mano por el pelo.

-¿Dudas de mi fuerza?-Pregunto alzando una ceja mientras le doy otro mordisco a mi comida.

-No, dudo de que tu salgas viva de su fuerza.-Dice mirando su plato de huevos rotos con patatas, parece nervioso.

-Harry, no me va a pasar nada, y si ocurre esa pequeña, pero posible posibilidad, te prometo que el que acabará en el hospital será él.-Digo apoyando una mano sobre su hombro, pasando por encima de la mesa.

-Bueno, yo te digo que te alejes especialmente de ese y su amigo.-Me pide levantando la vista y ofreciéndome una blanca sonrisa.

-¿Como se llama el amigo?-Pregunto quitando la mano suavemente posada en su hombro, con la que cojo el vaso seguidamente y le doy un trago a mi refresco.

-Chase Clark.-Contesta pinchandl una patata y metiéndosela en la boca.

-Vale, estaré alejada.-Aseguro sonriendole de forma tranquilizadora.

-¿Cuando es tu siguiente partido?-Me pregunta Olive, en la que fijo mi mirada.

-El domingo.-Respondo limpiandome los labios con una servilleta.

-Vaya, si hoy es viernes, ¿solo dos días para descansar?-Dice ésta extrañada.

-No sé, querrán llegar cuanto antes a la final, mañana tengo entrenamiento a las cinco, ¿tú?-La pregunto pasandome una mano por el pelo.

-Cinco también, ¿vamos juntas?-Pregunta sonriendo.

-Obviamente, Harry, ¿vienes a verlo? Mañana en el partido hay chicas contra chicos y yo.-Propongo mirando a mi amigo ojiverde, el cual atendía la conversación.

-No me lo pierdo.-Asegura riendo.

Terminamos de comer, nos levantamos y nos vamos del pequeño restaurante después de pagar la cuenta, al entrar al coche yo me meto en el asiento de detrás, apoyando la cabeza en el frío cristal, y a través de él veo como pasan las casas, las calles, las personas, cada una con sus problemas, cada una con sus vidas.

El coche frena y yo salgo disparada hacia adelante, chocandome contra el asiento de delante mío. Debería ponerme el cinturón algún día de estos...

-¡Auch!¡Bestia!-Exclamo acariciando mi frente, donde ha impactado mas fuerte la silla.

-¡Perdón! ¡Sabes que no se me da especialmente bien!-Dice mirándome por el espejo retrovisor.-Ya hemos llegado.-Avisa mi amiga sonriendome.

Salgo del coche despidiéndome con la mano de mis amigos, y atravieso el marco de la puerta dejando las llaves en el mueble de la entrada.

-¿Hola?¿Hay alguien?-Espero la respuesta, y al no recibirla me quito los zapatos lanzándolos a un paradero desconocido y corro a la televisión grande del salón para ver una película

Cojo una manta y me tumbo en el sofá color gris oscuro, cojo el mando y con el brazo extendido, con el índice aprieto el botón para ver las películas.

Elijo El rey león con diferencia, mi película favorita, una obra de arte de disney.

-¡NO!¡MUFASA!¡NO MUERAS!-Grito buscando mi maldito paquete de pañuelos, que se ha perdido entre mantas, me tiro al suelo y ruedo por él hasta encontrar mis preciados pañuelos, me levanto de la alfombra granate y crema y me vuelvo a colocar entre mantas y al sonarme los mocos, la puerta se abre, a lo que reacciono agarrando mi palo de hockey que hoy me he dejado en casa y por eso me han tenido que prestar uno, odio no llevar este stick, me da buena suerte. Empuño mi arma y me pongo frente la puerta con el palo en alto y en posición de ataque, cuando la tabla de madera se abre y me deja ver al integrante, me relajo y vuelvo a dejar el stick en el sofá y vuelvo a mirar a mi primo, el cual me sonríe y enciende la luz, la que yo he apagado para ver la película y me sonríe.

-¿Cuantos?

-Uno, hoy ha sido flojo.-Respondo fingiendo tristeza.

-Seguro que él no piensa lo mismo sobre que le hayas dejado sin diente.-Contradice soltando una carcajada.

-Bueno, comparalo con el de los Canadiens de Montréal y pensara que ha tenido suerte.-Contesto riendome con él.

-¿Con quién es el siguiente partido?-Pregunta sentándose en el sofá y cogiendo el mando.

-Contra los Toronto Maple Leafs... ¡SUELTA ESE MANDO O TE CORTO LA MANO!-Grito lo ultimo tirandome sobre él saltando por encima del respaldo del sofá.

El se aparta en el ultimo momento haciendo que caiga rodando sobre el sofá y acabe cayendo de bruces sobre el suelo.

Oigo a mi primo estallar en carcajadas y dejo de oír la voz de Simba que antes se escuchaba de fondo, eso me hace levantarme de un salto y lanzarme sobre él, quitarle el mando de las manos y sentándome sobre él, vuelvo a poner la película desde donde el pequeño león conoce Timón y a Pumba y sigo viendo mi película.

Cinco minutos después, los gemidos de mi primo interrumpen mi concentración.

-¿Qué quieres ahora?-Pregunto mirándolo cansada.

-¿Te me puedes quitar de encima?-Pide con una sonrisa angelical mas falsa que la nota que puse de parte del medico para perderme la clase de Historia el otro día.

-¿Qué hemos aprendido hoy, Liam Collins?-Pregunto mirándolo, agachando la cabeza, lo que hace que mi pelo caiga sobre su cara.

-No le quites el mando de la televisión a Michelle Collins o acabas muerto en el mar.-Recita él de memoria, a lo que me levanto de su tórax y me siento en el sofá, siendo sinceros, es más cómodo mi primo.

Quito la pausa de la película y cruzó las piernas y las acomodo en el sofá, cogiendo una manta y continuo viendo la obra maestra cinematográfica.

Acaba la película y yo sigo con lágrimas secas en mis mejillas, a lo que cojo un pañuelo y me las seco, miro el reloj de marco de madera oscura colgado de la pared amarillenta. Las once menos cuarto. Hoy he comido tarde, así que me quito las mantas que me he puesto encima a lo largo de la película y subo lentamente las escaleras de madera oscura, no sin antes haber cogido mi preciado stick y colocarmelo sobre el hombro, en el piso de arriba, entro a mi habitación con algunos pósteres colgados, armarios y camas blancos, mis edredones de color rojo vivo, con unos cojines negros encima, no es la típica habitación de chica, pero quería algo sencillo.

Me adentro al baño de mi habitación de puerta blanca y me doy una ducha, la que al salir me hace estar mas tranquila, a lo que me cambio a un pijama de un pantalón de algodón largo de estampado escocés y una camiseta blanca de tirantes, abro la muralla de edredones, sabanas y cojines, estos últimos los lanzo al suelo de madera oscura y me meto en la cama, quedándome dormida pensando en porqué se preocupa tanto Harry por los del equipo de Vancouver, he jugado con un montón de grupos agresivos, y a el no le preocupaba mas de lo habitual, pero ésta vez está muy nervioso.

Mientras esos pensamientos cruzan mi mente, me quedo profundamente dormida, haciendo que lo ultimo que vea sean mis edredones y sabanas rojos.

~~~~~~~~~~

Éste es el capitulo 2!! Votad y comentad si os ha gustado y recomendadla, se que ahora que la historia es un poco aburrida, pero esto es el principio, cuando nos vayamos adentrando se hará mucho mas interesante, lo prometo.

Un beso.

-writerspain32

StickWhere stories live. Discover now