Luces Nocturnas

7.3K 277 8
                                    


La noche era fría. Podía sentir como mis manos se enfriaban cada vez que las quitaba de mi bolsillo para observar el teléfono. Sentía como la ansiedad me consumía cada vez que observaba su nombre en la pantalla, y así como los minutos, la brisa pasaba y me dejaba congelada, un poco asustada también, pues me encontraba sentada junto a un canal esperando a Steven, mi exnovio... No nos gustábamos mucho... Casi nada en realidad. Honestamente, nada; lo que alguna vez tuvimos o nombramos se reducía a una simple mentira que ambos actuábamos bastante bien. Hasta que, como todo, cambió. A veces, sentía que era como un ave presa y usada para experimentos y ya era suficiente. Al menos para mí. Tomé nuevamente el teléfono de mi bolsillo para observar y continuar contando la cantidad de minutos tarde que se le hacían a Steven. Él jamás había sido un chico de hechos, más bien, las palabras salían de su boca como un tren cruzando Europa, una completa fantasía que, para vivirla, tú debías concretarla. Me encontraba a un pelo de enviar un solo mensaje y dejarlo todo ahí, después de todo, la cobardía solo acomoda más al cobarde y siendo honesta, mi tiempo era sagrado. No podía quitar mi vista del farol que se encontraba un poco más allá, donde unas escaleras se encontraban con un pequeño puente hasta que lo vi pasar frente a mis ojos.

Fue casi como una luz estelar pasando frente a mi sobre una bicicleta y un bolso cruzando su pecho. A veces observaba gente que simplemente emanaba luz de su ser y él era una de esas personas que, con su presencia, sienten que todo es más tranquilo. Siempre me pregunté qué hacían para brillar de tal manera. ¿Eran acaso muy buenas personas? ¿Eran "puros", por así decirlo? No comprendía y me parecía fascinante, como si hablara de una ilusión que muy pocos podríamos experimentar.

Me puse de pie cuando su sombra brilló bajo el puente como la luz del túnel y me permití observar su figura desvaneciéndose justo al fondo bajo el oscuro cielo de la noche, y aun así podría jurar que brillaba como una estrella más. Era una estrella caída y perdida en este mundo. Sentí nostalgia.

—Supongo que terminamos —di la vuelta lentamente reconociendo aquella voz. Lo miré extrañada, ¿acaso me habría leído la mente? Aún así, era extraño oír aquel comentario de su parte. Lo último que quería este chico era cortar con una relación falsa (que ciertamente le convenía sólo a él mantener viva).

—¿Por qué dices eso? —le pregunté con cierta inquietud, sin embargo, ambos sabíamos que esto no duraría. Sus ojos ya lo habían delatado y pude sentir como el peso se levantaba de mi cuerpo dejándome respirar tranquila. A Steven le gustaba una chica con la que jamás pudo tener cercanía y fingíamos para llamar su atención. Lo cierto es, que aun así, cuando simplemente no gustas de alguien, no puedes obligarte, y esta chica no cambiaría su percepción respecto al chico frente a mí. No me dañaría escuchar un "se acabó lo nuestro" saliendo de sus labios. No teníamos nada en realidad... Solo una mentira que no crecía, ni se acababa.

—¿Así te quedas viéndolos a todos mientras no estoy?

—¿Desde cuándo eso ha sido de importancia? Y sí, probablemente —respondí —. Y me gustaría que un hombre me quedara viendo de esta forma también, no veo el problema, ¿tú sí?

Steven tomó mi brazo con un poco de fuerza y me guió hasta la banca para tomar asiento

—Verás —dijo él —... Hace un tiempo supe que en serio quiero estar contigo y ahora tenía la necesidad de decírtelo, aunque estaba un poco asustado porque ambos sabemos que esto es una relación de conveniencia.

Mirarlo a los ojos en ese minuto me asustó y bajó a una realidad que no esperaba vivir. Carcajeé unos segundos, pues me parecía que la situación comenzaba a ponerse un poco tensa y no era algo que esperaba realmente.

—No... sé que decir –logré articular luego de procesar aquella información –. Sé que, aunque ahora quieras o no estar conmigo va a ser lo mismo. ¿Por qué no hiciste algo para que lo notara, o al esfuerzo quizá? Tu forma de ser conmigo no cambió ni un poco para conquistarme o no sé. Lo siento, no esperaba oír eso realmente. No es algo que contemplara ni que esté en mis planes.

—Quizás no es lo que he querido hacer hasta entonces...

El sonido de los carros por la calle y la música que siempre salía por la ventana de aquel exquisito restaurant. No había palabras ni sentimientos hacia él en ese momento y continuar con aquello, ahora sería peor para él.

—Esto se acabó Steven. Yo termino con esto. Lo siento, no puedo obligarme a sentir, y la verdad es que jamás debió comenzar, ha pasado tiempo suficiente. ¿No estabas cansado de mentir por llamar la atención de una chica en vez de solamente acercarte? ¿Qué hay de mí? ¿Qué hay con lo que yo quiero para mí? ¡tengo una vida! ¡Tengo planes! Y sinceramente, esto parece un juego de niños, Steven.

—¿Aunque esté enamorado de ti? –silenció esperando respuesta – ... ¿No dejarás de ser fría conmigo?

—Creo que no se trata de ser fría o cálida, aunque sí, es mi error encontrarme en esta postura. Es solo que... ¡Es falso! ¡Todo esto es falso, para mí siempre lo fue! Ya no quiero esto, es agotador fingir, mentirle a la gente, abrazarte o tener que besarte. No quiero más —Me levanté de la banca –... y lo siento Steven, no puedo corresponderte.

–Está bien –respondió él pasando una mano por su rostro un poco exhausto –. Si necesitas algo, estoy aquí.

–Steven... sabes que no voy a buscarte, ¿verdad?

–Sí, lo sé. Solo... solo quería ser simpático, no sé. Quiero que sepas que te tengo cariño y voy a apoyarte cuando lo necesites. A pesar de todo, pasamos bastante tiempo juntos.

Levanté mi mirada al cielo y dejé al chico a solas junto a la luna y las estrellas. Apagué un foco que no brillaba al dejarle. Y si el me hubiese querido, lo habría demostrado, quizá hubiese sido divertido nombrarlo como el indicado, pero pintábamos nubes de estaciones diferentes y, en mi verano, el cielo se encontraba despejado. Pasamos tiempo juntos y momentos graciosos también... en mi defensa, no hay espacio para más mentiras.

Caminé resguardándome del frío por las grandes avenidas de la ciudad. Aquellas siempre me recordaban la infancia y preciados momentos de los que me alimentaba cuando la tristeza me envolvía con suavidad y acariciaba mi cabello. Me detuve frente a un pequeño ventanal y ahí estaba él nuevamente. Observé su bicicleta montada sobre la acera y enganchada a una cadena delgada y oxidada. El chico jugaba con una copa meneando la gota de vino tinto que seguramente había disfrutado. ¿Qué habría sido? ¿carmenere? ¿Cabernet Sauvignon? Quizá un delicado Brachetto traído dirctamente de Italia, ¿Quién sabe?
Frente a él se encontraba un plato de comida junto y de la silla colgaba una delicada cartera y un abrigo... No estaba solo. A veces, existen pequeñas y cortas ilusiones, pensé. Me pareció una decepción bastante enriquecedora. A veces, sin saberlo realmente, conectas con almas que no necesariamente conectarán contigo, pero supongo que así creamos las redes astrales o espirituales y cuando alguien llama tu atención probablemente lo conociste en otra vida. A veces es más fuerte que otras... Esta había sido una fuerte y corta ilusión.

Mi teléfono vibró recibiendo un mensaje de Steven: "gracias ¿supongo?"
Seguí el camino recto hasta casa recordando aquella confesión y lo extraño que se sentía. Al menos estaba en mi hogar, lugar al que siempre volvemos tarde o temprano...

—"¡Eres joven, amiga! Deja a Steven de lado, probablemente no sabe lo que quiere –Había dicho Rachel. Su comentario me pareció un poco inapropiado, pues a veces deseaba con fervor que alguien se interesara en mi –. Ya conocerás a alguien y si ves que te gusta... ¡Dale que no hay segundas chances! Brillen como estrellas"

—Amiga eres una tonta —carcajeé escuchando las palabras de Rachel, entonces pensé: ¿Por qué no?

Fue como si una chispa eléctrica golpeara mi cuerpo y me diera un impulso enorme por primera vez. ¿Sería muy loco volver para encontrar al chico del restaurant y hablarle? Aquella pregunta rondó por mi cabeza durante varios minutos hasta que por fin decidí dejarlo a un lado y esperar que no se convirtiera en una obsesión.


Cambié mi ropa con mi pijama y me recosté para soñar con la vida y el mundo. Nada más hermoso que la vida y el mundo.

Nice to meet you, Grant | Grant GustinWhere stories live. Discover now