Capítulo VI | Gritos y reencuentros

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CAPÍTULO 6

Gritos y reencuentros




El tiempo pasaba más rápido de lo que podría haber llegado a imaginar; tenía al menos unas tres semanas viviendo en una casa llena de chicos y desorden por todas partes. Parece necesario mencionar que yo misma soy un poco desordenada, desastrosa, escandalosa... Pero al menos tenía claro a qué horas no debía serlo y, si los cuatrillizos eran ruidosos en Oregon, no sería exageración decir que lo eran el triple en este lugar.

Tal vez el aire les hacía daño y la única neurona que compartían se había reducido.

Abrí los ojos al mismo tiempo que sacaba mi celular de debajo de la almohada y, al ver la hora que se reflejaba en la pantalla, quise esconder mi rostro en ella y gritar o tal vez quedarme sin oxígeno; eran las ocho de la mañana en un sábado y los idiotas con los que me había tocado compartir casa estaban escuchando música a todo volumen, además de cantando como si estuvieran siendo brutalmente torturados por algún ser maligno del más allá.

Luego de considerarlo por algunos segundos, acabé por ponerme de pie con la misma pereza con la que abrí los ojos. Dejé el celular en la mesa para pasar por mi rutina de cada mañana, lo que incluía simplemente lavarme la cara y cepillarme los dientes. No estaría mintiendo si dijera que, durante cada paso, esperaba que los chicos decidieran callarse para así olvidar completamente la rutina y lanzarme nuevamente a dormir; pero no, en ningún momento se callaron y ahora iban al inicio de una nueva canción. Honestamente, para ser una casa tan grande, todo se escuchaba bastante alto.

Luego de ponerme el primer suéter gigantesco que encontré, salí de mi habitación y bajé las escaleras con toda la paciencia que había en el mundo, pensando en las hermosas maneras en las que podría torturar a los cinco por el monumental escándalo que tenían; además de la comodidad de mi cama y lo mucho que la extrañaba en ese preciso momento.

Mis cejas se elevaron y mi boca se abrió ligeramente al ver la escena.

Ian y Aaron se encontraban de pie en el sillón más grande, tomados de la mano mientras "cantaban", o hacían el intento de cantar, la canción que sonaba a todo volumen desde el televisor. A diferencia de ellos dos, Devon, Logan y Chase estaban en el suelo, saltando y cantando la misma canción, que resultaba ser una de One Direction. De no ser por la hora, incluso estaría cantando con todos ellos.

Cubrí mi boca con una mano, tratando de evitar la risa que quería escapárseme.

Midnight Memories era la canción que estaban... Interpretando, por decirlo de alguna forma. Mientras uno pronunciaba una sílaba, el otro la continuaba, y así sucesivamente hasta que me acerqué a la mesa de centro y utilicé el control remoto para apagar el televisor, acción que logró espantar a Chase quien, a diferencia del resto, permaneció con los ojos cerrados después de gritar "¡Fantasma!" a todo pulmón.

—Es Amanda. —Logan se inclinó hacia él, acercando su boca a la oreja del más bajitos para susurrar.

Y podría jurar que escuché a Chase susurrarle un "eso es peor" de regreso, antes de finalmente abrir los ojos para mirarme.

—Podrían, por favor, explicarme qué mierda hacen. —Exigí, poniendo mis manos en mis caderas al pasear mi mirada por cada uno de ellos.

Ian apretó la mano de Aaron, cosa que hizo que frunciera mi ceño por solo unos segundos.

—Estábamos cantando. —respondió simplemente, con una expresión de todo menos calma en su rostro.

—¡Sonaban como si estuvieran siendo torturados! —Exclamé levantando mis manos hacia ellos—Y, ¿cantando a las ocho de la mañana en un día sábado? —pregunté.

Mi Vida Con Ellos  ( PRIMER LIBRO )Where stories live. Discover now