Capítulo veintiséis.

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El teléfono empezó a sonar. Lo agarré rápidamente. La personita que estaba a mi lado se removió. Apretó el agarre que tenía sobre mi cintura. Sonreí tiernamente.

Después de hablar en el coche y reconciliarnos, él había decidido quedarse en casa ésta noche. Gracias a Dios que mis padres ya estaban durmiendo cuando entramos. No quería preguntas saturadas en estos momentos. Después de ver películas y hacer el tonto, se quedó dormido. Y era como un ángel. Un ángel caído del cielo con la misión de cuidarme y protegerme.

Me di cuenta segundos después que mi teléfono móvil seguía sonando en mi mano, por lo que descolgué y me lo llevé a mi oreja.

-Buenas noches, Ed. -Susurré.

-¿Porqué susurras? -Susurró él también.

Reí por lo bajo. Me incorporé para apoyar mi espalda en la pared. La cabeza de Justin rodó hasta mi regazo donde se quedó quieta.

-Tengo que contarte. -Sonreí aunque él no pudiera verme.

-Se te nota feliz. ¿Qué ha sucedido en estas dos horas?

Acaricié la cabeza de Justin. Enredé mis dedos en su pelo despeinado. Se sentía tan bien estar con él.

-Justin y yo estamos juntos de nuevo. -Eché la cabeza hacia atrás, cerré los ojos.

-¿En serio? -Casi chilló mi mejor amigo. -¡Por fin! Sabía que él tenía que decirte algo importante. ¡Te lo dije! -Se chuleó. Si estuviera delante de él me hubiera señalado y sacado la lengua.

Volteé los ojos. Me sorprendía a mi misma lo mucho que podía conocerle.

-¡Cállate tonto! -Bajé mis dedos hasta la mejilla de Justin. -¿Qué tal todo con Maya? ¿Se enfadó porque hoy tocaba tarde de mejores amigos y no de novios? -Mordí mi lengua.

Ed bufó a través del aparato.

-Calla, ni me lo recuerdes. Me acabo de acostar con ella pero no sé si estuvo bien. -Suspiró pesadamente. Después hubo una pausa algo larga. Estaría reflexionando. -Estoy cansado de que siga con sus celos. No es justo que no pueda salir con mi mejor amiga. Ella debería de entenderlo. -Me lo imaginé encogiéndose de hombros. -Le pegué un par de gritos, me insultó, me pegó unos cuantos puñetazos demasiados flojos en el pecho y me calentó.

-Mira, yo solo te voy a dar mi opinión, luego tú haz lo que quieras con ella.

-Vale, dime.

Cogí aire.

-Tienes que coger y decirle que o te aguanta con lo que tienes o que se vaya. Si realmente te quiere se quedará. Creéme. Intentalo al menos.

-Lo haré. Gracias Nereida.

-De nada, Ed. Para eso estamos. Tú has hecho mucho por mi cuando Justin me dejó y estuve sola.

-Para eso estamos. -Dijo con aire de grandeza.

-Puto chulito eres, eh. -Reí.

-Gracias mujer, es todo un placer serlo.

Fruncí los labios. Acto seguido negué con la cabeza.

-Bueno, te dejo fea. -Le interrumpí.

-¿Ahora vas a insultarme? -Me hice la ofendida. - ¿Qué cruel no?

-Sabes que te quiero.

-Empiezo a dudarlo, que lo sepas.

-Te voy a dejar que duermas de putísima madre con tu novio. -Lo imaginé forzando una sonrisa.- Espero que tengas una mejor noche que yo.

Game Over. {Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora