2

5.5K 183 6
                                    

Narra Elena.

Cuando entré me indicaron que debía subir al piso 9 así que lo hice y al llegar lo primero que veo es una sala de espera y nadie más que una niña pequeña jugando con una muñeca. Así que me siento en un asiento vacío frente a esta mientras espero cruzarme con alguna asistente.

—Hola, soy Emma ¿tu cómo te llamas? —la niña se acercó a mí.

—Hola Emma, soy Elena—me presente y reí cuando extendió su mano para que la tomara.

—Eres la novia de mi papá? ­—pregunto sin más.

—¿Que? —pregunte confundida. —¿Quién es tu papá, pequeña?

—Nate Hills—dijo ahora sentándose en el suelo y siguiendo con su juego.

—No lo sabía, pero no soy su novia, tu papá me ayudará con problemas de mi escuela—le explique, aunque ella no me presto demasiada atención.

—Oh—exclamo con una mueca de tristeza ahora.

—¿Que sucede? —pregunte confundida por su reacción.

—Creí que eras su novia— se apenó y yo le sonreí. —Pero, ¿podemos ser amigas? —dijo ahora con una sonrisa. Los niños eran tan lindos, me hizo reír con sus tan cambiantes emociones.

—Claro que sí.

—¿Entonces juegas conmigo a las muñecas? —pregunto emocionada.

—Claro, pero ¿sabes dónde está tu papá? —no veía a ninguna secretaria cerca para preguntar.

—Tuvo una reunión en mi escuela, dijo que si venias lo esperaras en su conmigo—dudé un poco pero ya que no veía a nadie, le hice caso.

—Bien, juguemos entonces—sonreí. Emma era muy dulce.

Estuvimos bastante tiempo así hasta que escucho como alguien detrás de mi carraspea, al darme vuelta veo a un hombre de traje viéndonos sorprendidos por la situación. Rápidamente supongo que es el señor Hills así que me paro casi de inmediato del suelo.

—Usted debe ser la señorita Brown—preguntó dudoso y extendiendo su mano.

—Así es, es un gusto conocerlo señor Hills—le correspondí el saludo, de la misma forma que Emma me saludo a mí, ya sabía de quien lo había aprendido. Y no solo eso, no podía creer lo igual que era a su hija, ambos rubios y de ojos súper celestes, también me sorprendió que fuera tan joven, imaginaba que fuera mucho mayor, pero debía tener un poco menos de 30 años.

—Siento muchísimo la tardanza y cualquier molestia que mi hija haya podido ocasionarle—dijo el ahora mirando a la pequeña escondida detrás de mí.

—No ocasione nada papi. Elena y yo somos amigas—dijo la pequeña.

—No se preocupe, ningún problema—respondí detrás de ella.

—Bien, ahora ambas pueden entrar a la oficina—dijo y lo seguimos. —Siéntese—me dijo y vi como Emma se sentó a mi lado y frente a su padre.

—Emma tu puedes ir a jugar cerca de la ventana hasta que termino?

—¿No puedo quedarme con Elena? —hizo su cara más tierna para poder convencer a su padre, pero no parecía dar mucho resultado.

—Emma esto es un tema de trabajo entre la señorita Brown y yo—le explicó el.

—Emma puede quedarse aquí si se lo permite usted—mencioné, aunque sabía que cada vez me metía más en la boca del lobo.

—Está bien, pero Emma debes quedarte en silencio—dijo él y ella obedeció durante todo el tiempo.

Estuvimos revisando papeles que él me mostro mientras respondía a todas mis preguntas y hacia muchas acotaciones para que comprendiera mejor. Realmente no esperaba tanto y logre sorprenderme.

—¿Entendiste? —me pregunto cuando termino de explicarme un punto importante.

—Si— dije mientras seguía mirando los documentos que me mostró. Ahora todo en mi cabeza era más claro. —Muchas gracias por su tiempo señor Hills.

—Solo Nate por favor­—dijo él con una media sonrisa.

—Gracias Nate. Si me disculpan ya saqué bastante de su tiempo, es hora de irme—me paré mientras guardaba mis cosas en mi bolso y vi como ambos también se pararon.

—Déjeme acompañarla—menciono este acomodándose la corbata.

—Yo también voy—Emma imito a su padre.

El abrió la puerta de su oficina para que ambas salgamos. Camine hasta el ascensor.

—De verdad muchas gracias por su ayuda, fue muy útil—volví a decir.

—No hay de que, me alegro que sea así y pueda terminar su trabajo, es muy inteligente—mencionó y por dentro no podía dejar de gritar de emoción, él creía que era inteligente.

—Gracias, bueno yo ya me voy—les sonreí cuando el ascensor llego a este piso.

—Adiós Elena, puedes volver cuando quieras a jugar conmigo—dijo Emma y lo último casi en susurro para que su padre no le dijera nada.

—Adiós Emma, adiós Nate—los saludé y reí por su idea. Apenas subí al ascensor y las puertas se cerraron, respiré hondo, cosa que no pude hacer en más de una hora. Fui un manojo de nervios toda la cita, pero creía que realmente había salido muy bien. Ambos fueron muy buenos y corteses.

Mientras caminaba hasta mi auto y subía vi que tenía unas llamadas perdidas de Sam, mi mejor amiga desde pequeñas. Así que devolví la llamada.

—Hola—gritó Sam desde el otro lado, se escuchaba muy emocionada como un cachorrito a punto de orinarse.

—Hola—conteste riendo luego de que me haya dejado sorda.

—¿Cómo estás? te extraño demasiado.

—Bien y tú? yo te extraño muchísimo más Sam—No nos veíamos hace más de un año ya que por temas de su trabajó debió mudarse a Canadá.

—Te tengo muchas sorpresas—dijo riendo a mas no poder.

—¿Qué sucede? Dime ya —pregunté ahora ansiosa.

—Voy a volver a Manhattan esta semana—dijo a lo que comencé a gritar emocionada al mismo tiempo que ella.

—Dime que es enserio—suplique.

—Te lo juro—rio ella. —Debo presentarte a Mark, alguien que conocí aquí y tengo otra sorpresa, pero no puedo dártela hasta que nos veamos.

—Maldita, no juegues con mis nervios—dije queriendo saber que me esconde.

—Ya lo veras—rio ella con malicia.

Luego de ponernos un poco más al tanto de la vida de la otra, cortamos y yo comencé a conducir hasta mi casa.

Al llegar tire todo lo que traia al sofá y me descalce, fui hasta la cocina y me preparé un sándwich antes de recostarme en mi cama y caer profundamente dormida.

Al día siguiente desperté porque alguien estaba llamándome y rápidamente conteste.

—Hola?

—Buenos días señorita Brown. Me comunico desde la oficina del señor Hills. La llamo porque él me pidió que le comunicara que le gustaría ofrecerle un puesto como pasante aquí, claro que acomódense a sus horarios.

Para seguir leyendo la historia las invito a entrar a este link: 

https://m.dreame.com/novel/2077434880.html

La hija de mi jefeUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum