Capítulo 18

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Luego de casi dos días completos, a Frank le dieron el alta médica. Esa noche podría dormir en su casa, en su cama. Y con su novio.

A veces, se preguntaba como es que su suegra permitía a Gerard dormir tanto fuera de casa. Pero la respuesta era fácil. Su novio ya tenía dieciocho años, además Donna había pasado por el cáncer de su padre, y entendía el acompañamiento que necesitaban los que padecían esta enfermedad. Además, su corazón se hinchaba, en una mezcla de orgullo y ternura, al ver como su hijo daba todo por su pareja. 

Como cereza del postre, Linda amaba a su yerno y estaba feliz de tenerlo en su casa, sobre todo cuando ella debía trabajar y el se quedaba haciendo compañía a Frank.


Ya era pasada media noche, y ambos estaban en el cuarto del menor. Habían adoptado la costumbre de dejar las cortinas abiertas, por lo que se podía apreciar el precioso cielo estrellado. Los dos lo observaban, acostados en la cama, fundiéndose en uno sólo con un abrazo.

Frank suspiró y apartó la vista del cielo, posándola ahora en el níveo cuello de su novio. Sonrió de manera pícara y comenzó a dejar varios besos húmedos ahí; su sonrisa se ensanchó al oír el pequeño jadeo que salió de los labios de Gerard. Su punto débil estaba ahí. 

Luego de dejar un par de marcas ahí, subió sus labios a los contrarios, comenzando un beso que desde el inicio fue intenso. Llevó sus manos hasta la camiseta de Placebo que tenía puesta su novio, y metió las manos debajo de ella, acariciando su suave abdomen, en el cuál ahora se palpaban con facilidad las costillas. Pero hizo caso omiso, y fue levantando la remera hasta quitarla por completo, y tirarla a un lado. Luego, giró de modo de quedar debajo del cuerpo de Gerard, rodeando su cintura con las piernas y comenzando otro beso.

-Frank. -se quejó el mayor, separándose con mucho esfuerzo del beso, aunque la camiseta de Misfits que traía su novio estaba a mitad de ser retirada por completo.

-¿Qué pasa, mi amor? -respondió el aludido, con voz un poco mas ronca. Aunque si sabía que era lo que pasaba.

-¿Seguro que estás bien? No quiero que pase lo de la última vez. -hizo un pequeño puchero y acarició con dulzura la mejilla de su pequeño.

La última vez que habían hecho el amor, Frank se había agitado demasiado, y por poco queda sin respiración. Pulmones de mierda. Para peor, no podrían pedir ayuda. Es decir, ¿qué tenían planeado hacer? ¿Llamar a Linda y decirle "Oh, Frank se quedó inconsciente mientras estábamos teniendo sexo. Hay que llevarlo al hospital"? De ninguna manera. Aunque, los dos se deseaban.

-Estoy bien, bebé. -susurró y mordió el labio inferior de Gerard, jalándolo hacia su boca. No hizo falta más para convencer a su novio de continuar. 

Pronto, la camiseta estampada de Frank estuvo en suelo. Seguida de los pantalones holgados que llevaba, más los jogging de Gerard, y al final la ropa interior de ambos.


Gerard trataba de no ser muy brusco con su novio, se movía lentamente cuando estaba dentro de él. La mayoría de las veces, Frank no estaba de acuerdo con esto. Pero ahora tenía que tener cuidado, y además le gustaba la dulzura con la que Gerard lo trataba.

-Gee. -gimió levemente sobre los labios del mayor.

-¿Sí, Frankie? -respondió, con un jadeo, acariciando el torso y los delgados brazos de Frank.

-Te amo...-susurró otra vez, y de repente, se vino, con un ronco gemido saliendo de su garganta.

-Uhm... te amo, amor mío. -volvió a jadear el mayor, y se vino dentro de su novio, coreando su fuerte gemido.

Out of order. ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora