Poema 11

23 6 2
                                    

Espérame un poquito más,
no tardo en llegar,
sólo una vida.
Una de las siete que,
como gatos,
nos tocó.
Y sinceramente no sé si está bien
tener tantas vidas para lo poco
que queremos comernos la boca,
reventarnos la mirada
al ver una sonrisa fugaz.

Todavía recuerdo ese lugar
en el que nunca estuvimos,
pero que cuando me abrías los brazos,
siempre íbamos a parar ahí,
y me sacabas la lengua
como lo puede hacer una serpiente
cuando está cara a cara
con su depredador.

Todavía siento ese beso
que no nos llevamos en la maleta,
que lo dejamos perdido
en ese atardecer que quedó pendiente
para el día de después
a las 4:50 p.m.

Y me ves con esa dulzura
antes del puñal,
antes de darme cuenta
de que chicas como tú
son inevitables como para tropezar
una sola vez en la vida.

Me miro los moretones
de cuando me maté
en la curva de tu boca
y tú me seguiste sonriendo como si nada.

Y me pones entre la espada y la pared,
entre coraza y corazón,
es que acaso aún no te has dado cuenta
de que las corazas me las quitas
con una mirada,
me haces sentir tan débil
cuando lo haces.

De niño aprendí
que el golpe de la caída
es la recompensa por haber intentado volar,
pero tú, por favor, no me sueltes la mano,
no quiero caer entre tantos abismos
que gritan mi nombre.

La verdad es que,
echo de menos lo que nunca
por cobardes,
pero echo muchísimo más de menos lo que para siempre
por valientes.


Mientras tanto...-(poemas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora