Pulseras Azules

100 (parte 1)

Roger.

Sé que estoy mal en tratar así a Leyna, pero lo que ella está a punto de hacer esta demasiado mal

-Leyna, suelta el arma -pedí tratando de acercarme a ella

-Aún no - dijo- Aún no está cargada

-Pero no lo hagas.- pedí

-¿Hacer que?- sonrió- Llegué a esta vida a traer problemas.

La miré

-Gane el odio de la persona que más amo -dijo haciendo una mueca- Yo no puedo seguir aquí teniendo tu odio cerca.

Leyna me ama y yo estoy enamorado de una Asesina

-Leyna, no lo hagas- di un paso, pero ella retrocedió uno.

-Aléjate de mí, Roger.- dijo- No te quiero hacer daño.

Sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Esto es horrible, ¿Sabes?- dijo

-Sí, lo se.-dije acercándome a ella

Ella no se movió.

Trate de quitarle la pistola, pero fue imposible, se alejó más de mí.

-No me detengas.- pidió- Si sigo aquí no será nada bueno.

-Dame el arma.-dije acercándome a ella

-Yo moriré, tú me recordarás un tiempo, luego vas a estar feliz.-dijo con la voz temblorosa

-No digas eso, Leyna -dije

Ella me miro, cargo la pistola

-No me puedes hacer esto - seguí

-Aléjate de mí, Roger -repitió- Te haré daño.

-Ya me estás haciendo daño...-murmure

-Entonces te haré más daño -dijo- Tú me odias, será mejor que no siga aquí.

-Que este molesto contigo no quiera decir que te odie, Leyna - dije

Leyna se puso la pistola en la cabeza

-Lo de regalar pulseras azules siempre estuvo mal.-dijo- Pero lo que le hicieron a mi hermana estuvo peor, ella era la única persona que me entendía más que nadie, si tú la hubieras conocido te hubieras enamorado de ella -sonrió

-Pero lo estoy de ti - dije

Su sonrisa de borro

-No, tú no estás enamorado de mi.-dijo- Yo te dije que estoy enamorada de ti, no mientas.

-No estoy mintiendo.-dije- Leyna, retira la pistola de tu cabeza.