Capitulo|3

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Gregor Pov's

Bien, no se me quito la mariconada.

Ya me había follado a cuatro zorras y seguía comparándolas con la diminuta belleza, hermana de Eric.

Comparaba el color de sus ojos, el tono de piel, Joder, hasta comparé el tono de su puto voz. Erin, aunque ronca por el poco uso, tiene una preciosa voz.

Es hermosa. Piel perfecta, unos ojos en los que te podías hundir con todo el gusto, labios gruesos y pecaminosos. Mierda, esos labios... Tiene unos labios... De verdad quería besarlos hasta saciarme de su sabor. Pero es imposible. Eric jamas me dejaría hacer tal cosa.

Y otra vez estoy con las putadas.

Abrí la puerta del bar y comencé a caminar hacia la barra.

Una puta se acerco y corrió sus manos por mi pecho hasta la parte delantera de mis pantalones. Iba a responder, pero mi teléfono sonó. Lo saque con un gruñido y conteste bruscamente.

- ¡¿QUE?! - grite al teléfono.

De el otro lado se escucho un sollozo.

- Es Erin - era Jane - Tubo un ataque.

Yo ya estaba de camino a mi auto.

- Estamos en el hospital. El doctor dijo que era posible que entrara en un coma... - su voz se rompió y yo estalle.

Le pregunte en que hospital estaban y después de que me lo dijo, colgué.

Estaba cerca por lo que siete minutos después estaba corriendo por todo el hospital gritando de asombro cuando vi a Eric abrazando a Jane y llorando en silencio.

Corrí hasta ellos y me deje caer de rodillas delante del sofá en el que estaban.

- ¿Que paso? - fue lo único que atine a decir.

- Ella...- comenzó Jane, pero su voz se rompió y enterró su rostro en el cuello de Eric.

- Ella... Olvido tomar su medicina. - comento Eric - Tuvo un ataque de asma y su inhalador no funcionó. Cayó desmallada. El doctor nos dijo que, a falta de oxigeno, su corazón falló. Puede entrar en un coma. Alguien puede entrar. Ella y yo ya entramos. No se si tú quieras...

No lo deje terminar y corrí en dirección desconocida. Eric grito: 423. Yo corrí y al llegar, vacile.

Entre después de unos segundos y la vista casi me puso de rodillas.

Ella estaba en una camilla que parecía enorme en comparación con su pequeño cuerpo. Estaba mas pálida que de costumbre. Su piel casi parecía traslucida.

Me acerque y cogí su manito. Su mano se perdía en la mía. O eso me parecía.

- Pequeña - susurré en su oído - Vamos, peque, hablame.

Un pequeño apretón en mi mano me dio esperanza.

- Eso es. Eres una pequeña guerrera. Habla conmigo - musite mas alto, mirando su hermoso rostro - Haré lo que quieras si me dices siquiera una palabra...

- Seras mi esclavo personal - su pequeña voz me saco un jadeo extasiado. La abracé fuerte - No... respiro...

La solté de inmediato. Mire su pequeño rostro en forma de coreano.

Mí Demonio.Where stories live. Discover now