CAPITULO CINCO

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A Hee le dijeron que se mantuviera alejado de la enfermería mientras el Thresl se recuperaba. Aparentemente a los Thresl Alfa no les gustaba ser heridos delante de sus parejas. Tenía algo que ver con eso de querer aparecer siempre fuertes frente a sus parejas o alguna tontería de esas. Hee realmente no le había prestado mucha atención a la sugerencia que le habían hecho los doctores. Él estaba mucho más interesado en encontrar su manual de los Thresl. Ni siquiera se molestó en discutir. Una disputa era segura en su futuro cercano, y él quería asegurarse de tener todos los argumentos antes de que ocurriera.

Pese a lo mucho que le interesaba saber cómo le estaba yendo a Siwon, el hombre-gato lucía más drogado que herido, y Hee tenía un objetivo que cumplir.

-¿Qué haces? -Preguntó Yesung, caminando por el pasillo detrás de él, con su forma particular de andar dando saltitos. Si había una cosa que gritaba que Yesung no era un soldado, era la forma en la que caminaba. Los soldados no daban saltitos. Sin embargo, pese a sus diferencias, a Hee le agradaba el otro hombre. Yesung era una de esas personas que le caía bien a todo el mundo. Hee pensó que a él le debía ir muy bien en los cuerpos diplomáticos.

-Voy a buscar ese condenado libro.

-¿Por qué?

-¿Acaso no lo escuchaste? Se supone que debo reinar a su lado.

-Bueno, sí.

Hee se giró, manteniendo a Yesung bajo su mirada.

-¿Sabes sobre esto?

Yesung levantó sus manos para protegerse.

-Tu no sabes nada, ¿cierto?

-¿Cuántas veces debo decir a todo el mundo que yo no tenía planeado tener a un Thresl? No se suponía que yo obtuviera uno. No hice ningún plan o entrenamiento, ni nada. Todo lo que hice fue detenerlo de que matara a un idiota, y nos emparejamos.

Una sonrisa cruzó la cara de Yesung.

-No tienes ni idea de lo que tienes. Ven a mi cuarto. Yo te puedo decir todo lo que necesitas saber. Además, tengo un buen Brandy. Es una de las ventajas de crecer en una familia de diplomáticos. Tú sabes dónde obtener el buen licor.

-Trato.

Probablemente iba a ser más fácil para Yesung explicarle de todas formas. Hee no era muy inteligente con los libros. Le podías dar un arma y algo de acción y él sabría qué hacer, pero las palabras siempre parecían mezclarse entre las páginas cuando trataba de concentrarse, y cuando al fin lograba darles un sentido como para formar una oración, ellas inevitablemente carecían cualquier sentido. Él apenas había logrado pasar raspando sus estudios con la ayuda de un buen tutor. Afortunadamente, sus habilidades de combate habían balanceado las cosas.

El cuarto de Yesung era el paraíso en comparación con el cubo esterilizado que comprimía las pertenencias de Hee. Gruesas alfombras cubrían el piso, los muros estaban pintados de un suave azul, y los muebles gritaban dinero. Era además de tres veces el tamaño del cuarto de Hee. Yesung encogió los hombros despreciativamente.

-¿Mencioné que mi padre es el mejor amigo del jefe de la estación?

-Debe ser bueno tener conexiones.

Yesung sonrió.

-Eso es de lo que se tratan los cuerpos diplomáticos. Ahora, ven y siéntate.
-Señaló hacia una muy acolchada silla cerca de una mesa que se veía hecha de una muy buena y real madera.

Ignorando la mirada de Hee, Yesung tomó dos vasos de cristal y un completo decantador. Él llenó uno de los vasos hasta la mitad y el otro casi hasta el tope. Acercó el que estaba lleno hacia Hee.

SOLDADO MIOWhere stories live. Discover now