Capítulo 2

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Y al entrar al salón de clases dibujó una sonrisa en su rostro, nadie se daría cuenta o eso le gustaba creer. Acerca de las conversaciones que tenía consigo mismo, cuando deseaba dormir para siempre.

En cambio, el otro, al entrar al salón de clases lo buscó con la mirada, y al ver en él su típica sonrisa elaborada con práctica, sintió un vacío doloroso en su pecho, y terribles pensamientos pasaron por su mente. Desearía que al menos sonriera así por mí.

— Luca, ¿Estás bien? .-preguntó una niña, y Luca deseó que lo hubiera preguntado Cy.

Sólo asintió.

— Si no lo estas llama a Cy y él...

— ¡No! -gritó, sorprendiéndola.

Entre sus principios estaba no molestar a Cy como los demás lo hacían, ser otra carga para él era pecado, el peor de todos en su cortísima vida.

— Cy, ven a mi casa a enseñarme matemáticas .-escuchó a lo lejos.

— Mañana ven a la mía.

"Claro", "Por supuesto " respondía el pequeño Cy, y al escucharlo el corazón se le encogía en el pecho, deseaba hace mucho que su amigo le respondiera así cuando le decía que dejara de fingir, que se hacia daño.

Pero Cy no tenía remedio.

Y Luca realmente lo intentaba.

Y Cy no escuchaba a su amigo.

— ...y por eso tengo orquídeas en el cabello .-terminó de contar Sammy, la niña de antes.

— Ajá.

— ¡No me estas escuchando Lu!

— Sí -ella lo miró incrédula-. Lo siento.

Y volvió a mirar a Cy. Siempre rodeado de gente, siempre rodeado de extraños.

Luca había olvidado como sonreír, comenzaba a odiar las sonrisas, falsas o verdaderas, las odiaba, porque sólo quería una real de parte del castaño que lo tenía a su voluntad.

Cy vivía por y para otros, y esa vida era la que no podía dejar, esa vida era la que escogió vivir.

Y su mundo giraba entorno a quien era con los demás, y los demás no lo querían de verdad, no conocían quien era.

Sin embargo, había una excepción, una que no reconocía, la eliminaba del plano, la ignoraba sin darse cuenta, esa excepción tenía nombre y apellido.

Lucas.

— ¿Es tu mejor amigo Cy? .-preguntó alguien.

— ¿Lo es?

— Ah...bueno, sí...algo así .-respondió Cy.

Mientras que por otro lado era diferente.

— ¿Es tu mejor amigo Lu? .-preguntaba Sammy.

— Por supuesto, eso y más .-respondía Luca.

Y las horas del día pasaban tan rápido, y las estaciones iban y venían tras los cristales de las ventanas. Y el tiempo marcaba minutos, horas y años.

Y los niños crecían marcando caminos separados.

Tears vs Smiles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora