Capítulo 5

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Se sentía terrible.

Lo había golpeado y echado, cuando tan sólo quería ser de ayuda.

Lu no tenía la culpa. Cuánto se odiaba. Se repugnaba como a la peor escoria de este mundo, no podía mirarse al espejo, no le gustaba estar solo, sabía que aprovecharía esos momentos para hacerse daño.

Pero cuando estaba con Lu, se sentía ligero, debilitado de una forma agradable, aunque no hacía más que llorar, hubo un tiempo antes de entrar a la secundaria básica, en el que ambos solían reír sinceramente y hacer pijamadas hasta las 3 de la madrugada, sin dormir, sólo hablando de sus sueños.

Noches de frío en las que se daban calor, de una manera tan noble, sincera y pura.

En la que nada era falso.

Cy caminaba por los pasillos del colegio, intercambiando sonrisas con los demás.

Hasta que pegó su oído a la puerta del salón de artes, debía dejar ciertos apuntes, y pues, primero quería asegurarse de no interrumpir ninguna clase.

Pero lo que escuchó fue diferente.

— ¿Para qué me llamaste aquí Sammy? .-preguntó una voz algo grave para su edad.

La de Lu, reconoció Cy.

— Pues...Quería preguntarte.

Esta vez la voz era de aquella niña castaña de que siempre llevaba trenzas, no era nada fea, y Cy sabía lo cercana a Lu que podía llegar a ser.

— ¿Qué cosa?

Cy se sentía algo extraño al espiar conversaciones que no le incumbían, pero esa niña estaba a punto de confesarse. No podía evitar sentir celos, su mejor amigo significaba mucho para él.

A pesar de lo mal que lo había tratado.

Era un cobarde egoísta.

Asqueroso, el mundo no necesitaba personas como él, así lo habían educado en casa. "Se un cobarde y tendrás que arrastrarte como una lagartija tras otros, se un héroe y ellos vendrán, porque serás útil y necesario".

— ¿Quién te gusta? .-preguntó la niña en un susurro-. Osea, ¿tienes a alguien en mente?

Cy pensó que Lu no respondería, que evadiría la pregunta y se iría, descubriéndolo en el camino, pero no. No hizo nada de eso.

— Sí, aunque, te lo diré porque te considero una buena amiga .-pausó-. No debes decirle a a nadie.

— Vale.

— Es Cy.

Hubo un largo silencio, el niño que escuchaba la conversación sin permiso creyó que uno de los dos saldría a su encuentro, o que tal vez de eso se había tratado todo.

— ¿Qué? Bromeas. ¡Ambos son chicos!

— Baja la voz...-Lu sonó irritado.

Cy reaccionó un poco tarde, acaso...¿Cy? ¿Él? ¡A Luca le gustaba Cy?

— ¡Pero se supone que deben de gustarte las niñas! ¡No los niños! .-chilló Sam.

¿Por qué se sentía tan feliz? Saber que todo este tiempo había sido correspondido, lo lleno de una exuberante energía.

Porque sí, Cy gustaba de Lu.

Y al parecer Lu gustaba de Cy -obviamente-.

— No me gustan los niños. Sólo Cy .-escuchó como Luca finalizaba la conversación.

Cy estaba emocionado, tanto que olvidó en qué situación se encontraba, olvidó que podían pillarlo por sorpresa espiando aquella charla, como dije, lo olvidó.

— ¿Cy? .-el castaño volteó a ver al recién llegado.

Su amigo, Lu, lo miraba algo sonrojado desde el contorno de la puerta.

Como siempre, no guardaba rencor por lo de hace poco, y Cy trataba de arreglar las cosas a su modo.

— ¡Lu! ¡No es lo que parece!

— ¿Qué tanto escuchaste? .-inquirió el otro.

Cy dudó un poco, pero no. Ya había mentido suficiente. Bastaba con eso.

— Todo.

Los colores subieron al rostro de Lu. Que vergüenza, de seguro ahora sería rechazado rotundamente -pensó -.

Cy estaba decidido a decirle sus sentimientos, a hacerle saber que era correspondido, a sentirse más unido al único que estaba consciente de que era verdadero. Al auténtico Lu.

— A mi tam-

— ¡Cy! ¿Dónde estan los apuntes? .-gritó el profesor al otro lado del pasillo-. Hace quince minutos que espero por ellos.

— ¡Lo siento! .-exclamó y corrió a entregar los papeles.

Y Lu sintió algo de decepción. Un punzante dolor que estaba acostumbrado a sentir cerca de Cy.

A veces hay personas que no pueden estar juntas, porque una paga las consecuencias.

Y ese sería el caso, si se diera.

— Lo siento Lu. Mañana. En mi casa.

— ¿Lo prometes?

— Lo prometo.

Ambos entrelazaron meñiques, haciendo el símbolo de una promesa, como cuando eran más pequeños, y no se preocupaban tanto.

El tonto y enamorado Lu casi tocaba el cielo, no había sido rechazado, tampoco correspondido -aún- pero al menos tenía una oportunidad, mañana, en la casa de su infancia.

Sin exageraciones, tal vez era joven, pero desde que tiene memoria, lo ha amado.

Y Cy, tal vez carente de autoestima, y aunque tardó en darse cuenta, su amor no es menos sincero.

Tears vs Smiles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora