《Capítulo 35》

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Flashback

Mis pasos, lentos, por los pasillos del hospital, cada vez más cerca de salir, sin él, sin Sebastián. Mi corazón estaba destrozado, la noticia me dejó una depresión que sólo puedo comprender yo, al parecer, a nadie le importa lo suficiente, ni a su propia madre, y eso, sí, me partía el corazón. No iba a dejar el hospital sin verlo una vez más, sentía que debía verlo, volver a mirar su rostro, necesitaba de sus cálidos abrazos, su sonrisa perfecta, y ese aliento que me daba a pesar de lo que ocurría a nuestro alrededor, el me entendía, entendía lo que sentía y sólo él me ayudaba a salir de tan horrible depresión, pero ya no lo tengo, no está, no me puede abrazar, no puede ser él. Me pregunto ¿Cuándo despertará? Espero que ese día esté a su lado, observándolo y susurrándole al oído: Aquí estoy, no te dejaría jamás.

Abro la puerta de la habitación y lo visualizó al final de ésta, entro y me poso a su lado, una vez más lo veía postrado en una cama, pero esta vez era diferente, muy diferente. Quería decirle que estaba bien, que tendría un bebé, pero era obvio que no sería así, ni lo más parecido a la realidad.

Mordí mi labio inferior y respiré hondo, Brian se colocó a mi lado y puso su mano en mi hombro, lo observé y éste hizo una mueca, suspiró y habló:

—¿Sabes? Dicen que aún pueden escuchar, no estaría mal si le hablas un poco, quizás lo ayude a despertar, mientras, te esperaremos afuera —Expresó, llevó sus manos a los bolsillos de su jean, y levantó la comisura de su labio para formar una sonrisa, pero bajó la mirada y se retiró.

Mis lágrimas salieron rápidamente, en el mismo instante en que cerró la puerta de la habitación tras de él, volví mi mirada a Sebastián. Tenía tantos problemas, seguro él me entendería, pero ahora debería arreglármelas sola, sea como sea, debía salir adelante con o sin su ayuda.

—No... no sé si me oyes, pero si es así, no quiero perderme la oportunidad de contarte varias cosas, primo —Sujeté su mano y continué—; Primero, tendré un bebé, el día en que entré a la farmacia fue para buscar un test, pero ni siquiera lo toqué, hace pocos minutos acabo de descubrir que voy a ser mamá, es raro, daría todo porque estuvieras aquí conmigo, mirándome —Me acerqué a su rostro—, siempre estaré contigo, Sebastián, sin esperar nada a cambio, sólo quiero que estés conmigo, aunque si será de ésta manera, lo mejor será que... —No podía decir algo como eso, no podía pronunciar esa palabra: "morir", no era lo que deseaba para mi primo, jamás, pero por alguna razón esa idea vino a mi mente como si fuera la única opción, a pesar de todo debía alentarlo a luchar si era cierto que me escuchaba—, sigas luchando, eres fuerte, lo sé y confío en ti; y segundo, no sé a dónde iré, no tengo ni la más mínima idea de lo que haré al salir de éste hospital, Brian, se que hará hasta lo imposible para que yo crea nuevamente en él, pero no es fácil, y no lo es aún más sabiendo que espero un bebé de él, ¿Qué sentirá cuando nazca y vea que sus padres están separados? Me preocupa la inestabilidad que tendré después que dé a luz —Reí nerviosa—, en mi vida pensé que diría algo como eso: "dar a luz", de sólo mencionarlo un escalofrío recorre mi cuerpo —Besé su mano y susurré las últimas palabras—: Tú estarás bien, me sonreirás, me miraras otra vez, y es ahí cuando te recordaré que estaré a tu lado, pase lo que pase, adiós, Sebastián —Besé su frente y una lágrima salió de su rostro, la limpié con cuidado y m retiré.

Salí, todos me miraban atentos, pero sólo decidí ignorarlos, e incluso los comentarios de mi mamá, no podía oír a nadie, y menos cuando decían cosas malas de él, hice caso omiso a sus palabras y me encerré en mi mente, para mí, solo existía yo y mi bebé, más nadie.

Un viaje de Verano © | Borrador |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora