Dangerous Addiction

Capítulo 16: No lo entiendo.

Nunca pensé que James Hemmings me hiciera caso alguna vez, pero finalmente sucedió. Cuando le dije que solo podía ser su amiga lo tomó enserio y no volvió a intentar nada conmigo... no podía estar mas molesta por ello. Es decir, se que es lo mejor para mi y que eso que lo que quería desde un principio, pero extraño tenerlo cerca y sentir sus caricias. Mierda, esto estaba muy mal.

Esta noche la banda me había invitado a un bar bastante agradable y por supuesto que James estaba con nosotros. La rubia sentada a su lado se veía muy entretenida y feliz con la atención que él le daba. Perra.

Detestaba la sensación de sentirme como parte de la decoración del lugar. Deje de ser la chica que perseguía para convertirme en un mueble, uno feo y aburrido al que se acercaba de vez en cuando. Idiota.

—Hola. —Dijo Stephen sentándose a mi lado.

—Hola. —Conteste apartando la mirada de la rubia.

—Te vez apagada. —Comento.

—Estoy increíble. —Conteste divertida.

—Te gusta James ¿verdad?

Abrí los ojos sorprendida y sentí mis mejillas calentarse.

—¿Quien dice? —Pregunte a la defensiva.

Se encogió de hombros y bebió de su cerveza.

—No lo se, lo digo porque siempre están alrededor del otro bromeando y coqueteando.

—Nosotros no estamos coqueteando. —Me defendí.

—Eso dicen todos los que en realidad coquetean. —Dijo burlón.

—No le digas a nadie. —Pedí de forma tímida.

Una pequeña sonrisa se extendió por su cara y se acerco un poco.

—Tan linda e inocente. —Dijo —.Todos lo sabemos, Allison.

Se encontraba demasiado cerca y a pesar de la escasa luz, podía apreciar a detalle el color miel de sus ojos.

—¡Allison! —Me llamó alguien.

Me aparte de Stephen y miré a James, que ahora se encontraba sin la rubia, de hecho no podía verla por ningún lado.

—¿Si? —Me escuche decir.

James se levanto de su asiento y me tomo del brazo, animándome a levantarme.

—Ven conmigo. —Dijo.

Le sonreí a Stephen a manera de disculpa antes de irme con James.

—¿Que sucede? —Pregunte.

Nos llevo a la barra y encontramos dos taburetes libres por lo que nos sentamos.

—Nada, Stephen estaba muy cerca. —Dijo en voz baja, malhumorado. De no estar tan cerca de él probablemente no lo hubiera escuchado.

Le hizo una señal al barman y este nos trajo dos cervezas. James me dio una y me miro mientras bebía de su botella.

—Asi que... ¿donde esta tu rubia? —Pregunte antes de beber mi cerveza.

—No es mi rubia y no esta conmigo porque no me interesa. —Respondió.

—No era eso lo que parecía. —No pude evitar decir.

Levantó un ceja y un amago de sonrisa apareció en su cara.

—Ni siquiera la bese. —Explico.

—No te pregunte, James — Señalé.

Sonrió y se acerco a mi. Daba la impresión de que estábamos en nuestra propia burbuja.