Cap. 2 Quien?

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No había pegado ojo en toda la noche, en cuanto volví y me metí en cama desee dormirme, lo desee con todas mis fuerzas pero no lo conseguí, no conseguí dejar de pensar en ese hombre, una piel tan perfecta y blanca, unos ojos tan penetrantes, dio miedo, pero al mismo tiempo era confuso, muchas preguntas pasaban por mi cabeza, pero no entendía por qué me dejo vivir, por que la confianza de que estaría callado?

Por lo que ponía el reloj de mi mesita eran las 3 de la tarde, no tenía hambre, no había desayunado ni comido y nadie había petado en mi puerta para saber siquiera si estaba aquí.
Seguí dando vueltas en la cama hasta que, al final, de alguna forma termine dormido.

Me vi a mi mismo en el callejón, estaba como un espectador otra vez en esa misma situación pero esta vez me podía ver a mi mismo, vi al hombre gastar sus bromas, matar a la chica y jugar conmigo, pero no sentí miedo al verlo, aunque podía ver el miedo en mis propios ojos no lo sentía, ahora era una confianza extraña, la confianza de que no me haría nada y me dejaría ir, pero que de alguna forma algo haría que nos volviéramos a ver.

Me desperté ante el insufrible sonido de mi despertador, había soñado con algo distinto a mi pesadilla habitual, era extraño no levantarme llorando y gritando.

Apague de un golpe el despertador y cogí el uniforme para el instituto, aunque al empezar a moverme sentí con todas sus fuerzas el hambre de no haberme levantado para nada el día anterior. Por suerte tenía la costumbre de levantarme 30 minutos antes solo para poder ducharme sin tener que esperar a que dejaran libre el baño.

Una vez duchado y con el asqueroso uniforme puesto me fui a desayunar, pero antes de eso tuve que dejar el pijama en mi habitación.

Cuando llegue me extraño ver la ventana abierta, nunca la abría, y de noche estaba prohibido abrirla excepto en verano y con el permiso de las monjas, fue verdaderamente extraño pero lo deje estar y solo la cerré con pestillo, deje el pijama cogí la odiosa corbata, la chaqueta y me pude ir a desayunar de una vez por todas.

Una vez llegue al comedor coloque la chaqueta verde vomito en el respaldo de la silla, la corbata del mismo color me la puse alrededor del cuello y le hice el nudo más básico para ponerla por dentro del chaleco gris y poder bajarme las solapas de la camisa blanca, para desayunar me llene completamente hasta arriba la taza y cogí tostadas, y como siempre antes de ponerme a desayunar coloque una servilleta encima del pantalón del mismo color que la chaqueta y la corbata para que no se manchara.

Mi estomago agradeció por todo lo alto que comiera algo, aunque solo fuera leche y tostadas, pero era más de lo que tenía antes de llegar al comedor.

Cuando todos los niños ya estaban desayunado yo recogí mis cosas y fui a por mi mochila, solía irme a la escuela antes que el resto así que estaba acostumbrado a caminar con calma hasta llegar, a veces hasta investigaba caminos alternativos, pero hoy no sería así, durante una larga temporada no investigaría nada ya que todavía podía sentir como los rojos ojos de ese hombre se me clavaban en la nuca como nunca antes. Un par de veces hasta me gire para ver si alguien me seguía, no me gustaba sentir eso, y empezaba a dudar si era el recuerdo de la mirada del hombre o si era otra cosa, pero nunca había nadie así que seguía caminando aun sintiendo esa pesada mirada.

Inconscientemente empece a acelerar el paso, pero seguía sintiendo la mirada, la presión y el miedo, me sentía agobiado como nunca antes, así que pase de caminar rápido a empezar a correr con todas mis fuerzas desesperado por llegar lo antes posible al instituto. Una vez lo vi al horizonte sentí alivio pero no deje de correr hasta que atravesé el portal, pare casi en seco y me gire sobre mis talones mientras intentaba recuperar la respiración, no era una persona muy atlética, en realidad mi constitución era solo delgada, hacer esos esfuerzos a primera hora no era muy habitual en mi, pero odiaba esa sensación, y solo al llegar al instituto sentí que pasaba.

De mi sangre, a tus ojos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora