Capítulo 12.

161 22 7
                                    

—¿Qué estás haciendo, Alan? —pregunto.

Había dormido muy bien la noche anterior, abrazado a Alan y juré que me podría morir en ese preciso momento porque moriría feliz. A la siguiente mañana, despierto por el tranquilizante sonido del cuchillo contra la tabla de madera y salgo de la habitación, mirando a Alan en sus respectivos bóxers y no evito soltar una risita. Estaba cortando una manzana y supuse que serían para la comida. ¿Estaba preparando el desayuno?

—Preparando el desayuno. ¿No es obvio? —responde, y casi puedo jurar que me lee la mente.

Yo sonrío, acercándome a donde está y tomo un trozo de manzana, llevándolo a mi boca para comerlo y él me da una ligera mirada.

—¿Qué se supone que vamos a desayunar? —pregunto y al no tener respuesta, tomo otro trozo y después vuelvo a hablar—: ¿Puedo ayudarte en algo?

—Puedes ayudarme si dejas de comerte lo que estoy cortando —dice, tras dejar salir una corta risa y yo niego con mi cabeza.

—¿Por qué estás haciendo esto, Alan?

Al momento en que cuestiono aquello, él detiene sus movimientos y me mira unos segundos.

—¿Cómo que por qué? Tengo hambre... —responde de manera obvia.

—Pudiste haberme dicho y saldríamos a comer algo.

—Despertaste más tarde que yo y...

—¿Cómo? —lo interrumpo, cruzando mis brazos—. Sólo me desperté unos cinco o diez minutos después de ti porque...

—Cállate, tonto. Te levantaste una hora después. Si no, no tendría listo lo demás —dice, apuntando a la mesa y yo paso mi mirada por ella.

Algunos platos con un poco de cereal, un omelette de huevo con champiñones, jugo y pan están sobre la mesa. Al mirar aquello, una sonrisa de lado a lado se forma sobre mis labios y después vuelvo mi mirada hacia Alan.

—Tan sólo falta el toque final, Austin —añade, tomando la manzana que había cortado y la pone en un plato para dirigirse con él hacia la mesa y deja el plato sobre ésta—. Está listo y no quiero que te hagas esperar a ti mismo para probar todo esto.

Me acerco a la mesa, tomando asiento y mi mirada se queda fija en toda la comida que Alan preparó. Boquiabierto, miro la comida unos segundos más, tratando de ver con qué empezar a comer y cómo empezar. Finalmente, comienzo con el omelette, sin exagerar cada bocado y comiendo lentamente cada pizca que entra en mi boca.

Después de un rato, termino el omelette y suspiro, alejando el plato de mi vista y tomando mejor un puñado de trozos de manzana para llevarlos todos a mi boca y tomo aire, para luego hablar.

—No quiero apresurarte —digo, aún con la boca llena de manzana y Alan alza su mirada para hallarla con la mía—, pero ¿qué le diremos a tu padre?

En aquel instante, deja su tenedor a un lado, limpia sus mejillas por el interior con su lengua y deja salir un suspiro, dándome una mirada áspera y comienzo a jugar con mis pies.

—¿Vas a empezar con eso ahora? ¿No crees que es muy pronto para formalidades, Austin? Recién hace dos semanas nos reconciliamos y no puedo creer que ya me estés presionando con eso... Yo...

—Joder, pero qué malpensado eres. Ni siquiera quería tocar el tema de formalidades con tu padre o tu familia, Alan. Pero es obvio que el señor Edward mañana nos preguntará por qué no fuimos a trabajar hoy día. ¿No has pensado nada en qué decirle al respecto?

—Oh... ¿Eso? Eh... Yo, bueno...

—Ya me quedó claro —digo, tomando el jugo y lo acerco a mi boca para darle un trago, pasándome el enojo a través de la garganta y carraspeo, limpiando mi boca con la servilleta y mi mirada se queda centrada en Alan, quien ha dejado de comer.

—Lo siento, ¿bien? Aún no sé cómo decirle... Sólo le diré que yo tuve cosas que hacer y tú puedes inventarle otra excusa o algo, pero no le puedo decir que estuvimos juntos.

—No hay problema —digo, tratando de sonreír, pero se me hace imposible mantener la sonrisa.

Un maldito nudo tan fuerte y abrumador se forma en mi garganta y me hace carraspear. Se siente horrible. Seguramente moriré asfixiado por esto. Vuelvo a tomar del jugo, tratando de quitar el nudo, pero se aferra a mi garganta, impidiéndome hablar y siento cómo mis ojos amenazan con cristalizarse.

—Creo que es mejor que yo sí asista, aunque sea tarde, pero tengo que ir. No queremos que tu padre sospeche, ¿cierto? —digo, tratando de no entrecortarme o dejar salir algún sollozo.

—Bueno, eso... Es que yo quería compartir mi día contigo —dice, formando una pequeña mueca ladina sobre su rostro y yo respingo.

—¿Qué haremos?

No me queda de otra.

—Tengo buenas noticias —dice, sacando la mueca y sustituyéndola de inmediato por una sonrisa.

—¿Qué cosa? —pregunto, bebiendo el jugo una vez más, esperando a que el nudo disminuya su presión en mi garganta y me permita hablar mejor.

—Cameron vendrá y pensaba que podríamos salir los tres juntos o hacer algo que valga la pena, ¿no? Sólo estará aquí algunos días y no tiene ni idea que estoy de nuevo contigo y...

—¿Estás de nuevo conmigo? ¿A qué te refieres cuando dices eso?

—¿No estamos juntos? Yo... Bueno, creí que somos novios de nuevo y... Perdón si me confundí... Yo...

—No, solamente que pensé que no querrías algo de nuevo, mucho menos si es tan pronto. ¿Somos novios?

—Eso espero... —dice, algo inseguro y la mueca que se había marchado, vuelve, haciéndome sentir culpable y feliz a la vez.

—¿Quieres serlo? —pregunto con una sonrisa que se extiende a lo largo de todo mi rostro y siento cómo el nudo se desaparece lentamente.

—Sí quiero y... ¿Estás feliz por esto?

—Esa pregunta es absurda. Sabes que te convertiste en mi todo, ¿no es así? ¿Cómo me preguntas si estoy feliz por esto? Estoy más feliz que la mi*rda, Alan... 

In These Veins.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang