13.

391 34 8
                                    

Salgo de casa con un humor de perros. ¿Tenía que ser todo tan complicado? Me paso una mano por el pelo en señal de frustración y me encamino hacia el coche. Me meto dentro y cierro la puerta con fuerza. Enciendo el motor y me pongo a conducir hasta el trabajo. Enciendo el bluetooth del coche y llamo a Liam.

¿Sí?
–¿Liam? Soy Mor.
Oh, hola. ¿Cómo va todo?
–Estuviste genial en la película.
Escucho unas risitas femeninas al otro lado de la línea.
–¿Estás solo?
Liam carraspea un poco.
Eh... Bueno... Ehem, sólo que... –hace una pausa y se escucha un gemido–. Mmm, nena un momento –le dice a alguien.
Frunzo el ceño. Si está teniendo sexo, ¿por qué ha dejado el teléfono encendido o lo ha cogido siquiera? Ni siquiera sé por qué esto no me parece raro.
–¿Llamo en mal momento? –bueno, obvio que llamo en mal momento.
Eh... Sí, Mor, sí. Mejor hablamos lu... ¡Ahh!
Cuelgo el teléfono en seguida. No quiero más detalles. Ahora no tengo nadie con quién hablar. Bueno, puedo hablar con Pam cuando llegue pero, aunque diga que es mi mejor amiga... Es porque es la única que tengo. Es mi amiga, sí, pero no tengo una relación muy estrecha con ella como la tengo con Liam. Oigo mi móvil sonar de nuevo. Frunzo el ceño y descuelgo cuando llego al semáforo rojo.
–¿Diga?
Soy Liam.
¿Qué? ¿No estaba con alguien?
–¿Y la chica?
¿Qué chica?
–Estabas teniendo sexo... ¿No?
Era porno.
Mis mejillas arden y agradezco que Liam no esté aquí ahora mismo.
–Y le hablabas... ¿A la pantalla?
Bueno...
Puedo notar como se encoge de hombros aunque no lo vea.
–Has cambiado mucho.
Lo sé...
Y un silencio muy incómodo invade la línea.
–Bueno... ¿Qué querías?
Quería y... Bueno, quiero saber que querías antes.
Asiento con la cabeza, a sabiendas que él no lo va a saber.
–Pues, me gust-
Espera, quiero ducharme. ¿Me paso luego por la clínica?
–¿Qué? ¿Y entonces por qué llamas?
Da igual, te veo en un cuarto de hora –y cuelga.
Y, sin saber por qué, me pongo a reír. Escucho que alguien se acerca a mi coche y da golpecitos en la ventana. Bajo la ventanilla sin mirar de quién se trata.
–¿Qué ocurre? –digo despreocupada.
–¿¡Que qué ocurre?! –la voz me es familiar. Levanto la vista y veo que Malik está que saca fuego por las orejas.
–¿Zayn?
–¡LLEVAS PARADA EN EL SEMÁFORO DIEZ MINUTOS! –mierda.
Subo corriendo la ventanilla y arranco el coche para aparcarlo cerca de donde me encuentro. Nunca he pasado más vergüenza en mi vida. El coche de Zayn aparca detrás mío Dios sabe por qué y se acerca corriendo a mí.
–¿¡Por qué cojones has hecho eso?!
Cierro los ojos para después suspirar hondo.
–No te importa, Malik.
–¡Sí me importa!
–¿Por qué? No ha sucedido nada.
–P-pero...
–Pero nada, y si me disculpas, no eres ningún policía para reprocharme. Sé que lo he hecho mal pero, ya está. Ya pasó. Ahora vete. Shu. Humo de aquí –digo moviendo mis manos como si fueran alas o intentara alejar a un insecto.
Zayn me mira confundido y vuelve a meterse en su coche. Una vez se va de mi vista empiezo a reírme, aunque, sinceramente, no sé por qué lo hago. Sacudo la cabeza y vuelvo a encender el motor del coche. Vuelvo a dirigirme hacia la clínica y tengo suerte con al aparcamiento, no he tenido que dar muchas vueltas. Salgo del interior y cierro el coche, sacando de mi bolso mi móvil a la vez. Hoy tendría que atender a Harry. Que tenga suerte con el estúpido de Zayn. Entro en la clínica y me coloco mi bata. Me siento de mala gana y enciendo el ordenador. Pam aún no ha llegado. Suspiro y camino hacia la pequeña oficina que tenemos para nuestros "descansos". Necesito café. Mucho, mucho café. No me creo lo que ha pasado antes en casa. Necesito que venga Liam. Ya. ¿Con quién voy a hablar de lo sucedido sino? ¿Con mi hermana? No, gracias. Enciendo la máquina de hacer café. Debato entre hacérmelo muy amargo o muy dulce, pero muy amargo no aguantaría, y muy dulce sería demasiado empalagoso. ¿No os gusta cuando el café está en su punto? Es decir, ni muy amargo como para ser incomestible, ni muy dulce como para acabar con una sobredosis de azúcar. No sé. Simplemente... Da igual. Agarro mi café ya hecho y salgo de la pequeña habitación. Vuelvo a sentarme en mi cutre mesa y tomo a sorbos de la taza. Ugh. Como odio decir eso. "Mesa". Suena horrible. No aguanto a Malik. Lo detesto. Oigo como la puerta de la entrada se abre y alzo mis ojos para ver quién es la persona que entra.
–Te deberían haber puesto una multa por eso.
Frunzo el ceño y le dedico una mirada asesina.
–Estaba por bluetooth, y fue un despiste.
–Estuviste diez minutos allí parada.
–¿Hace falta que lo repitas de nuevo? Por mucho que lo digas no lograrás nada –le reto.
Ahora es Zayn quien frunce el ceño y yo le sonrío falsamente. Es lo que me faltaba ya. Que Liam llegue pronto, Dios mío. Dejo la taza sobre el reposavasos y tomo mi smartphone. Una notificación nueva de Instagram.

Toothbrush | 1D AU | #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora