Mi Playboy Girlfriend (Abraham Mateo y tu (HOT))

Capítulo 2: "Una inesperada visita"

El lunes fue un día entero de burlas, risas y mofas hacia mi. No para Camila ni para mi hermana, ni Marisa ni las chicas de los otros cursos, si no para mi.

Que asco no ser anatómicamente perfecta. ¿Y que es lo que soy? Demasiado alta para mi gusto, mi pelo es asquerosamente ondulado y mi cara pequeña.

Gracias a Dios que el tiempo del lunes fue peor que el del jueves y el viernes. Tormenta de rayos, cielos grises y mucho, mucho frío. Por lo que tuve que ir tapada todo el día entero.

El timbre sonó y me maldije por dentro, pues de nuevo era la última hora, clase con el señor Robbertson. Me tocaría sentarme con Ben, y el seguro que se ha enterado de lo de la revista.

Mi móvil suena mientras salgo de la biblioteca y al ver la pantalla el nombre de Tia Marga, decidí no contestar. Ya me dio el domingo su gran charla telefónica sobre el control de la bebida en mi cuerpo y mis actos. Ella sabe perfectamente que yo no soy así. A Natalia también le ha reñido, pero a ella no le ha molestado tanto como a mi.

Miro a mi alrededor para ver que nadie me mira, quiero irme, no pasará nada si me voy ahora. Aunque... nunca he hecho pellas.

Camino y me dirijo a la salida de la segunda planta mirando mis pies.

Nadie me ve y eso es bueno, pero un pecho y se pone en mi camino y soy incapaz de esquivarlo.

Cuando alzo mi cabeza mi alma cae a los pies al ver al señor Robbertson, sonriente cuando me ve.

-Señorita Marin-sonríe-creo que podríamos ir juntos a clase ¿no le parece?

Sonrío sin saber qué hacer. El me agarra por los hombros y me gira para que los dos nos encaminemos a la clase.

Por el camino, él me cuenta el por qué de su elección con las parejas.

-El señor l'Fontein me lo pidió expresamente- dijo el y noté como mis mejillas se sonrojaban. Mientras una tonta sonrisa se formaba en mis labios.

La clase fue normal, nadie me miraba y eso lo agradecía. Marisa y el resto de las chicas que también pasaron parecían tranquilas. ¿Cómo podrían estarlo? Casi todo Estados Unidos nos habían visto desnudas.

Cuando el timbre de final de clase sonó, agradecí a Dios por ello.

Cuando salgo, una mano se posa en mi hombro. Y cuando me doy la vuelta, me encuentro con los ojos verdes de Ben. El me sonríe.

-¿Estás bien?-pregunta- no me llamaste para lo del trabajo.

Me paso un mechón detrás de mi oreja, y suelto la mochila con la otra mano.

-Si... bueno... ya sabes lo de las... fotos...- me quedo sin palabras y solo soy capaz de mirar mis zapatillas. ¡Vaya! ¡Tienen una mancha!

-No tienes por que hacerles caso a sus comentarios, todos sabían que estabais borrachas- dijo, cuándo sale de su boca hace que me sienta más culpable aún. Pues en mi foto yo salía jugando con una botella de vino.

-Solo fue un error...- murmuro y el pone una mueca-tengo que irme, Ben, ya te... llamaré para el trabajo.

El sonríe y pasa por mi lado.

-Por cierto, bonitos tatuajes- susurra en mi oído yo enseguida me sonrojo.

Dios los tatuajes... Tengo tres en total.

Uno en el cuello, que son varias pequeñas golondrinas ascendiendo por la nuca y acaban hasta debajo de mi oreja derecha.

Otro en la muñeca, es una pluma que poco a poco pierde sus pelos para que estos se conviertan en diminutos pájaros. Y el último es un infinito en mi dedo corazón.