Capítulo 2: Confusión.

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Noah conoce la cuidad.

Abrió apenas sus ojos, la luz que se colaba por las cortinas abiertas le hacia involuntariamente cerrar los ojos.

   Estirando su brazo hasta llegar a la mesa de luz, agarró su celular para saber que hora era.

   El reloj digital marcaba las 08:36 a.m. y marchando.
  
   ¿Por qué tenia que ser tan temprano? se lamentó. Dejó el celular debajo de la almohada y con ganas de volver a dormir, cerró los ojos para volver a la negrura.

   Escuchó a alguien gritar repetidamente su nombre estando semiconsciente, lo que causó que se volviera a despertar. Pasando una mano por su cara para despertarse, buscó al destinatario del grito.

   Era Derek, su hermano menor, castaño con ojos azules, de tez blanca, no pasaba del metro sesenta y tenía trece años.

   ―¿Qué quieres?

   El chico llevaba una sonrisa que lograba que el malhumor de Noah despertara.

   ―Quiero ir a la plaza.

   Noah casi inmediatamente estuvo por soltar una respuesta negativa, pero la chica de ojos verdes brillantes y cabello rubio apareció en su cabeza, sonrió al recordar que tratando de que le prestara atención tuvo que llevársela puesta (no era su intención que se golpeara mucho pero no lo pudo evitar) al fin y al cabo, había logrado que lo viera.

   ―Esta bien, espera que me cambie y vamos.

   Después de unos veinte minutos, de ya estar cambiado y haber desayunado, el par de hermanos salían por la puerta rumbo a La Pista.

   El pequeño trayecto fue tranquilo, ambos escuchaban el ruido de las ruedas rodar por el pavimento, sin hablar, no tenían ningún tema de que hacerlo.

   Al llegar, lo primero que oyó Noah fue que alguien gritaba su nombre.

   ―¡Noah! ―gritó el desconocido.

   Noah miró a lo lejos y lo reconoció, era su mejor amigo Matías desde que tenían tres años, le hacía señas para que vaya hasta él.

   Sus ojos eran verdes y su cabello castaño, media como un metro setenta casi rozando los ochenta y era un completo mujeriego. A Noah eso no le importaba, nunca lo haría, él no lo quería de esa forma, era como un hermano más, siempre habían compartido todo, a excepción del año anterior donde se tuvo que mudar a España por el trabajo de su padre. Fue dificil estar tan lejos para Noah pero agradecía haber vuelto.

   ―¿Quieres venir? ―le preguntó a su hermano.

   ―No ―Derek miró a Matías―, estaré por ahí te veo luego ―dijo y se fue andando. Agarró su skate y caminó hasta Matías y sus amigos.

   ―Hola, hermano ―dijo con una sonrisa.

   ―Hola, zorra.

   Se dieron la mano y chocaron hombros, Noah saludó a los demás con la cabeza y la mayoría le respondió de alguna que otra forma.

   Había vuelto de España hace una semana lo cual ya había permitido que se encontrarán. Pudo reconocer a una de las cuatro personas que se encontraban con Matías: Evan Johnson.

No tan femenina.Where stories live. Discover now