Capítulo 9: Peleas.

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Aun me encontraba en mi cuarto, solo que después de unas horas ya lagrimas no salían por mis ojos y había llegado a dos conclusiones: las lagrimas acumuladas habían sido derramadas o simplemente me encontraba sin reservas de agua, de todas formas, ya daba igual.

   También había llegado a conclusiones más importantes, dos para ser más precisa: la primera hablar sin pensar y haber tomado decisiones apresuradas no habia sido buena idea y la segunda tratar de justificar el hecho de que no me hayan contado como forma de protección ―aunque si lo pensaba demasiado comenzaba a sonar estúpido― y para no preocuparme.

   Decidí bajar después de varios minutos más, tenia que disculparme y moría de hambre.

   Más la segunda que la primera.

   Rodé los ojos al escuchar esa voz en mi cabeza, pero sabia que no mentía, no podía contradecir la verdad pero me hacia sentir mejor y más buena hermana pensar que bajaba por mis hermanos.

   Baje lentamente las escaleras, llegando por la mitad de mi bajada apareció James en la dirección opuesta a mi. El enfado que había sentido con él anteriormente se esfumó por completo y con solo mirarnos ambos nos entendíamos: necesitábamos un abrazo del otro como reconciliación.

   Solté un suspiro en el hueco de su cuello cuando sentí sus musculosos brazos envolver mi cintura, sentí calma, que todo estaba bien, amaba sus abrazos, lo amaba.

   ―Perdón, no pensé las cosas que les dije, fui muy injusta, no quiero que se alejen.

   ―Tranquila, Yas, sabemos que no lo dijiste con una verdadera intención.

   ―En serio lo lamento, James ―le dije con mis ojos cristalizados.

   ―Todos explotamos alguna vez, todos nos tenemos que liberar en algún momento de nuestros demonios.

   ―Gracias por entender ―susurre―. Es mejor que vaya a buscar a Adam y Jack, necesito que arreglar las cosas con ellos también ―dije separandome de él.

   ―Muy bien, Yas ―me dejo un beso en la frente antes de empezar a subir las escaleras ―. ¿Te veo en nuestra fiesta? ―preguntó y esperó mi respuesta antes de desaparecer de mi vista.

   Hice un asentimiento con la cabeza y por ultimo James me guiño un ojo.

   Al entrar a la cocina encontré a Adam con la mitad de su cuerpo dentro de la heladera, tuve que contener la risa.

   ―¿Me preparas una chocolatada? Muero de hambre ―le pedí con media sonrisa.

   Adam giró y me miró con cautela para después darle paso a una sonrisa de "Todo bien".

   ―A la orden, capitana ―contestó.

   Sacó de la heladera la caja de chocolatada. Agarró nuestras trazas y sirvió para los dos. Caminamos hasta la sala después de que me entregara mi taza y nos tumbamos en el sillón de nuestra sala a mirar "Los Ositos Cariñositos" a los dos nos gusta desde que éramos niños, era y es nuestro dibujito favorito. Lo vemos cada vez que nos peleamos y arreglamos las cosas.

   Me fije la hora de mi reloj y aun faltaban cuatro horas para la fiesta, lo que quería decir que no había apuro.

   Después de dos horas me encontraba subiendo a mi habitación, había cruzado con Jackson pero cuando me quise disculpar él solo me ignoro, sabia que no me lo pondría fácil así que esperaría hasta que se calme un poco.

   Cuando ya el tiempo no me sobraba, tomé una ducha y comencé a elegir la ropa que me pondría, decidiendo en poco tiempo una remera de encaje que dejaba ver mi liso y negro corpiño, un jeans tiro alto negro y unos bajos zapatos de plataforma que tenían flecos, opte por dejar mi rubio cabello suelto y no usar más que polvo y brillo labial transparente en mi rostro.

No tan femenina.Where stories live. Discover now