Capítulo 17

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Intento enfocar mi vista pero me resulta demasiado difícil el simple hecho de abrir los ojos.

Me siento demasiado cansada y adolorida hasta más no poder.

Me duele mucho todo el tórax cuando respiro y por supuesto no puedo mover más que los párpados para intentar abrir los ojos.

Intento mover los dedos de mis manos y noto un ligero dolor punzante en la parte posterior de las palmas.

Una aguja, que está conectada a una bolsa con un líquido en ella por un fino tubo transparente.

Tengo en mi dedo índice lo que parece una prensa plástica de color gris claro que está conectada a uno de los monitores que tengo a mi derecha. Indican mi pulso y algunas otras cosas que no estoy segura de lo que son pero parecieran estar conectadas a mi sistema cardíaco.

Las luces son terriblemente brillantes y me doy cuenta de que también tengo un extraño aparato que entra por los agujeros de mi nariz.

Esto es una pesadilla.

No se exactamente en dónde estoy, ni cómo llegué aqui y además a cualquier lugar que observo hay extrañas máquinas que producen pitidos incesantes.

Empiezo a marearme y siento unas inmensas ganas de llorar, me siento muy asustada.

De repente la puerta de la habitación se abre y entra un joven con una bata blanca que supongo será el médico.

-¡Vaya! Ha despertado ya, señorita Smith soy el doctor Charles. ¿Siente alguna molestia?

¿Pero qué pregunta es ésa? ¡CLARO QUE SIENTO ALGUNA MOLESTIA IDIOTA! Sino no estaría aquí con todos estos aparatos.

La debilidad que tengo no me permite hacer mucho pero a como puedo asiento y contesto con un débil "si".

-Bien, y... ¿Tiene algún recuerdo de lo que pasó o cómo llegó aquí?

Niego con la cabeza y después contesto...

-Sólo recuerdo que los frenos de mi coche no servían y empecé a dar vueltas... -las palabras se atoran en mi garganta y siento que voy a vomitar.

-Descuide, los medicamentos que le administramos tienen efectos secundarios y podría sentir mareos, náuseas o incluso dolor leve de cabeza pero es perfectamente normal -dice mientras anota algo en una libreta pequeña que saca del bolsillo de su bata-. Efectivamente tuvo un accidente en la autopista, por suerte no hubo más heridos, la ambulancia la trajo hasta acá y ha estado durmiendo casi veinticuatro horas...

-Osea que es vienes -lo interrumpo.

-Sí, así es, son las nueve y treinta y dos -observa su reloj de mano-. Íbamos a pasarla a sala de observación pero dado que se ha despertado...

-No -niego con la cabeza.

Prefiero estar aquí que en una sala en la que quien sabe cuanta gente me vaya a estar observando todo el día.

-Eso pensé -se va a uno de los costados de la habitación en el que hay una encimera con botellitas de vidrio y cajas con extraños artefactos metálicos.

Saca una aguja de una de las cajas la llena de uno de los líquidos de las botellitas.

-Esto la va a ayudar a disminuir el dolor -dice introduciendo la aguja por la vía que tengo en el brazo-. Hay algunas personas afuera que vinieron a verla, ¿Quiere que pasen?

Asiento.

Nada me haría más feliz que ver aunque sea un rostro conocido, sobre todo si es mi familia.

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora