Capítulo 23

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-Creo... creo que... que mi respuesta la tendrán mañana en la mañana. Necesito pensarlo un poco.

No me sorprende la impaciencia reflejada en los rostros de ambos. Necesito pensarlo, y aunque me guste mucho estar en donde estoy, también me gustaría regresar a la empresa Wohlberg.

No es una decisión sencilla.

Vuelvo a mi trabajo y salgo a almorzar con Vicki, James y Michael.

-Así que, ¿Creen que tal vez eso sería lo correcto? -lanzo la pregunta mientras todos nos encontramos en la mesa del pequeño restaurant de la esquina.

-Yo si -dice Vicki-. Si fuera por mi yo si me iría.

-Yo no, dejaría a mis amigos y no podría con el sufrimiento y la culpabilidad -Michael hace ademanes dramáticos y una voz muy graciosa-. Me comerían vivo.

-Puedes hacer nuevos y además te pagan como cinco mil dólares más que aquí -objeta James.

-Entonces que se pudran todos, yo aceptaría -Michael se encoje de hombros y sonríe.

-Gracias, que lindo amigo -dice Vicki en tono sarcástico poniendo una mano sobre su pecho antes de darle un golpe en el brazo.

-¡Auch! Salvaje -se queja Michael acariciando su brazo.

-No pero ya en serio, deberías aceptar. Igual Vicki, Michael y yo estaremos aquí por si decides volver.

-Gracias James, gracias chicos -sonrío-. Los quiero mucho.

-Y nosotros a ti, querida -Vicki me sonríe con cariño.

-Por cierto, cambiando de tema. Escuché que Melanie no quiso darte los documentos que te dejé a menos que le dieras un beso -se mofa Michael de James y así muere el tema del otro trabajo.

Después de almorzar, volvemos al trabajo y todo el mundo de nuevo a su rutina.

A la hora de salida, Wilson espera con la puerta del auto abierta para mi.

-¿Cómo estuvo tu día, preciosa? -su sonrisa es aplastante.

-Aparte de una pequeña molestia en mis partes íntimas, una oferta de trabajo para uno de los hombres más locos y sobre protectores del mundo, y al parecer una nueva chica en la lista de los que me odian... todo bien -me encojo de hombros-. ¿Cómo estuvo el tuyo?

-Estuve pensando en ti y en lo muy feliz que estaría de que complacieras a éste loco y sobreprotector -me dedica un guiño-. No tienes derecho a enojarte conmigo, anoche me lo dijiste muy claro y yo sólo aproveché la oportunidad.

-¿Lo hice? -no recuerdo haberlo hecho.

-Lo hiciste, dijiste que si te ofrecía un trabajo en mi empresa lo considerarías, y eso hice.

Es una locura, debí haberlo dicho cuando estaba empezando a entrar en coma por el sueño.

-Por cierto -me saca de mis pensamientos-, mi mamá llamó esta tarde y quiere que nos reunamos con ella para cenar, ¿te parece?

-Sí, por supuesto -asiento-. ¿En dónde?

-En casa de mis padres.

-Bien.

Llegamos a la casa de Daniel y Bartoli nos recibe con unas deliciosas crepas rellenas de bananas y fresas, cubiertas con un poco de caramelo.

En verdad son deliciosas, no puedo ni describir lo increíbles que son.

-Debes darme la receta -digo mientras Bartoli está de espaldas a mi lavando algunas espátulas y otras cosas.

-Estoy seguro de que puedo enseñarte con todo gusto, dulce Melody -me sonríe.

Nuevo Trabajo... Mismo JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora