Besame (PAUSADA)

Capitulo 18: Te amo.

Marybel.

Siento que odio un poco a Gerardo, me emociona diciendo que me traerá pizza y luego me llama diciendo que se le presento un problema con sus padres, la verdad tenia algo de miedo a conocer a su amigo. Eso es un poco formal y mas aun en un mujeriego de primera como el.

- Marybel levantate de esa cama mujer.- oigo a Rebeca quejandose desde el armario.

- Me dejaron plantada en mi propia casa ¿puedes creer eso?

- Si que lo creo, pero estar tirada en la cama viendo el techo no resolverá ni cambiara nada, lo sabes ¿verdad?

- ¿porque tienes que ser tan sarcástica?- digo sentándome en la cama

- Porque si no, no seriamos mejores amigas.

- Tienes razón, no pienso quedarme encerrada aquí ¿que te parece si vamos a tomar un café?

- Mmmm, no puedo amiguita.- dice con cara de dolor.- Quede con Tina y mis citas son por orden de llegada.

- Afs, hoy todos me dejan plantados. Pero no me importa si no me vas a acompañar iré sola, muero por tomar un café con una torta que tenga muchísima azúcar.

- Pero que...

- ¡nada!- digo interrumpiendola.- me iré a bañar no me extrañes besitos.

Rato después cuando ambas estamos listas nos montamos en nuestros coches cada una se va a su destino.

Manejando sin rumbo por la ciudad me pregunto a que lugar ir, quiero pasar un buen rato conmigo misma pero no se a donde ir. Al pasar por el centro se me viene a la mente aquella pastelería... "La mansión del azúcar". Amo ese lugar siempre iba, deje ir por tonta ya que cada vez que iba mi acompañante era Javier, pero ya eso se acabo. Sin pensarlo dos veces me adentro un poco mas y llego a la hermosa y lujosa pastelería, me viene bien un cariño de vez en cuando.

Aparcó el coche y me bajo, decido sentarme en una mesa de la terraza techada para llevar un poco de aire. Rápidamente puedo sentir algunas miradas encima ¡hombres! No pueden ver una mujer sola porque se vuelven locos. Pido un café con leche y muchísima espuma con una torta de tres leches y un par de cup cakes de selva negra. Hoy es el día de llenarme de dulces, mientras tomo las respectivas fotos para instagram llega a mí el camarero con un helado de sirope de chocolate, me quedo mirándolo confundida, no he pedido eso.

- Disculpa, pero ya he hecho mi pedido y el helado por mas divino que sea no esta dentro de mi pedido.

- Lo se señorita, este ha sido un regalo del hombre que esta al fondo en la esquina. Que lo disfrute.- sin decir mas se marcha y como un robot volteo a ver de quien se trata.

Hay varios hombres en la mesa y me parecen conocidos pero mi lejanía no me dejan distinguirlos, sin mas solo sonrío hacia la mesa y vuelvo a lo mio. Decido no comer el helado pues aunque sea un regalo no se quien me lo ha mandado.

Ya hundida en mis pensamientos disfruto de mis dulces. La vida me dio la vuelta en un fin de semana, si me hubiesen dicho todo lo que pasaría no lo hubiese creído. El destino me esta dando una extraña jugada.

- Mary ¿que haces aquí?.- la piel se me erizo al oír su voz.

- Vine a comer algo Javier ¿no puedo venir o que?- respondo con el tono mas neutro que puedo.

- No es eso, es que es extraño verte aquí y sola.

- Yo también te estoy viendo aquí y solo, no andas con la lagartija encima.

- Mary...- me dice en tono de regaño.

- ¿Que?

- ¿podemos hablar? Necesitamos hacerlo.