En aquel mismo momento, la doctora Boaz solicitaba ver a Karel. Estaba tremendamente pálida y se retorcía los dedos de las manos.
- ¿Querías algo? – dijo él, levantando la vista de los apuntes trazados por Rouzic respecto a la simbología del Orbe.
- La mujer está en fase de tratamiento, como exigiste, Maestro.- contestó ella – Si mantenemos las dosis tres días más la tendrás dócil y completamente a tu merced.
Karel miró a Giselle y sonrió divertido al ver la expresión congestionada y los dientes apretados de la doctora.
- No puedes ocultar tu odio y desprecio hacia Lara Croft.
La científica se mordió el labio inferior.
- ¡Esa mujer es odiosa e infame! Lleva dos días amarrada y en tratamiento, pero aún tiene el descaro de desafiarme y retarme con su mirada insolente.
- Bueno, agradece que al menos no te haya arrancado la mano de un mordisco.- gorjeó Karel.
- No se puede tratar con esa arpía. Te odia, mi Maestro, y hará lo imposible por perderte.
El Nephilim se encogió de hombros y añadió:
- Eso sólo hará que todo esto sea aún más entretenido. Quizá sea la más rebelde y fogosa de todos los mortales, pero no deja de ser una mortal. Poco puede contra mí.
- ¡Ella mató al Durmiente!
- Por ello mismo debe pagar. Y lo hará de la forma que le resulte más humillante y vejatoria.
- ¿Así que eso es todo? – dijo Giselle, decepcionada - ¿Mero instinto de venganza?
- Por supuesto que no. No soy mortal, la venganza es un defecto del que carezco. Existe una profecía y ella es la Amazona. No lo sabía cuando la escogí para que nos recuperara las Pinturas, pero lo descubrí en cuanto destruyó al Cubiculum Nephilim.
Y añadió con una mueca burlona:
- A ti lo que te pasa es que estás celosa.
La doctora Boaz se ruborizó hasta las orejas, pero declaró con voz rotunda:
- ¡Esa bruja no merece el honor que le haces! Tú nunca has creído en profecías. Te ruego que me des una oportunidad. Me ofrezco a ocupar el lugar de esa mujer.
Karel arqueó las cejas. Después de pasar miles de años entre ellos, aprendiendo sus costumbres y actitudes, aquellos malditos mortales siempre se las arreglaban para sorprenderlo.
- ¡Joachim! – prosiguió ella, con voz entrecortada - ¡Yo te quiero!
Él sacudió la cabeza. ¡Pasiones humanas! ¡Cuánto echaba de menos la plácida y serena compañía de su gente, siempre por encima de aquellas debilidades!
- Basta de tonterías, Boaz.- dijo con frialdad – Pertenezco a un pueblo que queda fuera de tu entendimiento. A una raza de seres angélicos que tomarían a una humana como diversión, pero nunca como pareja. Si yo aceptara tu romántico ofrecimiento, no serías más que el instrumento para llevar a cabo mi propósito. Luego te arrojaría de mi lado, porque habrías dejado de serme útil. ¿Es eso lo que quieres?
Abrió la palma de la mano y le enseñó el símbolo Nephilim grabado a fuego.
- Mira esto, Giselle, y no lo olvides. No significas nada para mí. No tú ni ningún humano. Ya no necesito tus experimentos. Ni tampoco a ti.
Ella bajó la mirada, herida en lo más profundo, y asintió lentamente. Luego dijo resignada:
- Eres como Eckhardt. Él tampoco creía en mí. Hubiera logrado que te sintieras orgulloso de mí. Lamento haberte interrumpido. No volveré a molestarte.
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Tomb Raider: El Sello Áureo
FanfictionDespués de su retorno de Praga, Lara Croft recibe una visita. ¿Es posible que Kurtis Trent no esté muerto? No te pierdas esta secuela del videojuego inacabado Tomb Raider: El Ángel de la Oscuridad. LCxKT. Portada de Hydraballista e ilustraciones de...