Camine por los pasillos hasta llegar al cuarto de Jorge, di tres golpees con mis nudillos y en seguida Lucia se acerco a abrirme.
-Hola Lodovica, adelante –dijo ella amable.
-Buenos días chicos –dije acercándome a Lucia dando un abrazo y repitiendo mi acción con el.
-¿Cómo amaneciste? –pregunto Jorge recostándose sobre dos almohadas blancas.
-Bien gracias, ¿Qué hay de ti? –quise saber, luego pensé que por alguna razón todos se preocupaban por mi mas que por como estaría la madre de Diego .
-Yo estoy bien, me duele un poco la espalda y la pierna pero fuera de eso me siento muy bien –dijo echando su brazo al aire.
-Que bueno –dije sonriendo a la nada.
-¿Aun no hay noticias? –pregunto él buscando mi mirada.
-No aun no, o no que me hayan dicho en realidad acabo de llegar –dije soltando una risita sin ganas.
-Deberías de ir a pregunta, anda –me animo Lucia esbozándome una de esas sonrisas que ella solía hacer a menudo.
-En un momento mas regreso –prometí caminando a la puerta.
-No te preocupes –dijo el castaño.Fui en busca de los chicos para que me dijeran si había algo nuevo.
-Aun no, el doctor no se ha parado por aquí –dijo Mandy mirando para enfrente.
-Entonces tendremos que esperar –dije cruzándome de brazos recargada en la pared, y entonces se me vino a la mente el sueño ese sueño que de seguro permanecería en mi memoria por el resto de mis días.
-Lodovica , ¿Lodo? –dijo Joe pasando su mano por enfrente de mis ojos.
-Si, perdón –dije sacudiendo mi cabeza.
-Darán de alta a Jorge hoy por la tarde o mañana por la mañana –me aviso con las manos en sus bolsillos.
-Eso es bueno, yo tendré que seguir aquí hasta que sepa algo bueno de Diego–dije torciendo mi boca.
-¡Joe! –exclamo Des a unos metros de distancia.
-Me tengo que ir, luego hablamos –dijo este dándome un beso en la mejilla.
-Claro adiós –dije sacudiendo mi mano.Me recargue nuevamente en la pared cerrando los ojos, y el destello de luz de mi sueño se apareció, abrí los ojos dando un salto.
-Lodovica ¿estas bien? –pregunto Ruggero tomándome por los brazos.
-Si, si no te preocupes –dije tocando mi frente-. Ruggero quiero hablar contigo.
-De acuerdo, vamos –dijo moviendo la cabeza para que saliéramos.
Salimos y nos sentamos en una de las bancas que hay afuera, debajo de un árbol.
-Se que probablemente suene estúpido pero quiero saber si tu encuentra alguna explicación a mi sueño –dije exhalando.
-Okay, adelante –dijo este dejándome proseguir.
-Soñé que Diego estaba conmigo, me dijo que me amaba y le pedí que por favor nunca me olvidara y el lo prometió, pero luego llego Madison y se besaron, jugaron conmigo haciendo que los siguiera y al final del sueño un rayo de luz me hizo apenas verlo irse de la mano de ella, y solo escuche que me dijo te amo –conté hablando trabada.
-Vaya Lodovica no se que decirte, ¿será que? –se quedo a mitad de lo que iba a decir-. Pero no lo creo.
-¿Qué? Ruggero dime, estoy muriendo lentamente –dije con un hilo de voz.
-En verdad lo amas ¿no es así? –musito Rugge mirándome.
-Tanto que duele –asegure mirándolo a los ojos.
-Lo único que te puedo decir es que puede que ese sueño este tratando de decirte algo –dijo él negando clavando su mirada en el suelo.
-¿Cómo que? ¿Que seré a la única que recuerde si es que pierde la memoria? –dije en cuestión con ironía.
-Tal vez –dijo este encogiéndose de hombros.
-No lo se ruggero ...Nos quedamos sentados ahí por un rato mas, entramos al hospital de nuevo y mi celular timbro, mire que era Liam así que conteste de inmediato.
-Hola hermosa ¿Cómo esta Diego? –pregunto rápido.
-Ayer nos dijo el doctor que el golpe que sufrió en la cabeza en grave, puede perder la memoria Liam –dije cerrando los ojos con temor de que si llegara a suceder.
-¿Qué? Lodovica, iré para allá esta misma tarde no quiero dejarte sola en estos momentos –dijo él sonando preocupado.
-Eso seria muy bueno, te necesito –dije comenzando a formar un nudo en la garganta.
-De acuerdo, entonces nos vemos esta tarde y te hablo para que me digas donde estas –dijo este rápidamente.
-Claro Li, gracias te amo –dije limpiando una lagrima.
-Lodo tranquila sabes que odio que estés así –dijo afligido-. Adiós preciosa, te amo.Regrese mi teléfono celular de nuevo a mi bolsillo frontal y cuando subí la mirada el doctor se encaminaba a nosotros, mis manos comenzaron a sudar y solo esperaba buenas noticias.
-¿Cómo esta mi hijo doctor? –pregunto de inmediato Maria.
-Diego...