Capítulo 26.

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Sasuke miró con nerviosismo el mensaje que Naruto le había mandado. ¿Y si era otro mensaje insultándolo a él y a tu toda su extirpe? Le daba miedo abrirlo.

Igual me lo merezco, pensó.

Se removió en la cama y pinchó la pantalla de su celular, abriendo el chat. Su respiración se aceleró al instante de ver la imagen. Murasaki se veía realmente pálida en la foto. Sasuke no tardó en reconocer la camilla de hospital.

Usuratonkachi

Murasaki tuvo una recaída horrible

Si alguna vez la quisiste o tienes algo de decencia, vendrías a verla.

19:47.

—Vaya —se dijo Sasuke—, es algo realmente serio. Escribió sin faltas de ortografía.

Sasuke bloqueó su celular y lo dejó en el velador. Tomó las mantas de su cama y se tapó hasta la coronilla, bufando.

Claro que quería ir a ver a Murasaki. La extrañaba. A ella y a Naruto. Pero también quería seguir siendo el novio de Karin y tener la aprobación de su padre lo hacía feliz. Sasuke no tenía la menor idea de cómo manejar una empresa, no sabía nada de administración, así que cuando iba a la empresa a hacerle compañía a su padre simplemente fingía que ponía atención y que entendía todo lo que le decían.

¿Y si le pasa algo grave a Murasaki?


—¿Y? ¿Te respondió o no todavía?

Había pasado más de una semana desde que Naruto le había mandado el mensaje a Sasuke. Murasaki seguía internada en el hospital pues seguía bajo supervisión médica.

—No... Me dejó en visto —dijo, sin esconder su tristeza.

—Bueno —suspiró Murasaki—, supongo que ya deberíamos perder las esperanzas.

—¿Cómo es tan idiota? ¿Cómo es que nunca vimos lo idiota que era?

Naruto se debatía entre la rabia y la tristeza. Pensaba que Sasuke le preguntaría en qué hospital estaban, aparecería al día siguiente y todo volvería a la normalidad. Pero nada de eso ocurrió.

—Ya no importa, Naruto.

—¡¿Cómo que no importa?!

—Tampoco estoy tan mal como para que me venga a ver todo el mundo...

—Mañana empiezas con la quimio...

—Y precisamente por eso necesito que estés bien de ánimo.

Naruto la miró. En una semana, Murasaki había perdido peso y acentuado sus ojeras.

—¿Estoy siendo egoísta?

—No, mi niño, pero es mejor que lo superes lo más pronto posible, ¿si?

El rubio asintió.

Había estado yendo al hospital después de clases, se iba cuando terminaba el horario de visitas y aún en su casa le mandaba mensajes a Murasaki. No quería que ella se sintiera sola.

En la preparatoria, buscaba a Sasuke para pedirle explicaciones de por qué no se dignaba a ir a ver a Murasaki o siquiera llamarla, pero nunca lo encontraba. Y Naruto no tenía tiempo para quedarse esperándolo a la entrada cuando acababa la jornada escolar, ya que en cuanto tocaba el timbre de salida, Naruto volaba al hospital.

Y a pesar de que Murasaki le había dicho cientos de veces que ya se olvidara de Sasuke, Naruto corrió hacia él cuando al día siguiente lo vio en el comedor.

Amor de Otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora