El Autobús

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-Vamos, Cailean - protestó por segunda vez Kirsty - Y luego dicen que las mujeres tardamos en prepararnos.

-Poner un kilt no es tan fácil, Kirsty. Sobre todo cuando hace tantos años que no practico.

-Habértelo puesto más veces.

-¿Para ir a trabajar?

-Al menos llamarías la atención y podrías traerte a una chica a mi boda. No puedo creer que vayas a ir solo.

-Soy el padrino, no necesito a nadie a mi lado, sólo a la novia.

En realidad había estado pensando en aquello desde el mismo momento en que besó a Lía por primera vez. Le gustaría llevarla con él pero estaba seguro de que se negaría. Una cosa era quedar con él y otra acudir a la boda de su hermana, donde estaría toda su familia. Sonrió al pensar en lo roja que se pondría si se lo proponía. Adoraba verla así. De hecho, estaba empezando a adorarla a toda ella.

Le había pedido una foto sólo para mortificarla un poco, jamás creyó que se la enviaría. Estaba preciosa, no había mentido al decírselo. Con el pelo revuelto y el ligero rubor en sus mejillas. No le importaría despertarse junto a ella si aquel era el aspecto que tendría ella. Su entrepierna protestó y se colocó mejor el sporran para disimularlo.

No estaba muy seguro de cuándo había decidido seducirla pero esa era su intención. Y ya nada tenía que ver con evitar que Robert se le acercase como se justificaba al principio, la quería para sí, con él o sin él rondando.

-Hasta el abuelo va a venir acompañado - la protesta de su hermana lo sacó del trance.

-¿Cómo que el abuelo tiene pareja?

-Kirsty, no tergiverses las cosas - la regañó su madre - El abuelo tiene una invitada estos días en casa y no quiere dejarla sola. Le hemos dicho que la traiga.

-¿Qué invitada?

-Alguien a quien ha conocido hace un tiempo - explicó su hermana - y le ha venido muy bien. Es otro desde entonces.

Cailean estaba confuso y su cara así debió mostrarlo porque su madre sonrió antes de apiadarse de él y explicarle la historia completa.

-Hace demasiado tiempo que no estás aquí, cielo y te has perdido muchas cosas. Buenas y malas. Ya sabes que el abuelo no se recuperó bien de la muerte de tu abuela. Cada día estaba más decaído, la verdad. Llegó a preocuparnos seriamente a todos. Había desmejorado mucho hasta el punto de permanecer en cama gran parte del día.

-¿Por qué no me lo contasteis? Podría haber intentado animarlo.

-Tú tenías tu vida en Edimburgo, Cailean. Y no habrías podido hacer nada por él. Se negaba a entrar en razón.

-Yo creo que quería morir - le dijo Kirsty con lágrimas en los ojos.

-¿Y cómo una mujer pudo hacer lo que su familia no podía?

-No lo sé, hijo. Tendrás que preguntárselo a él. A mí no me importa, me basta con verlo tan lleno de vida.

-Parece que hasta está más joven - sonrió su hermana.