X. Más sobre James Sirius Potter

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X. Más sobre James Sirius Potter

Algo que todo el mundo esperaba de James Sirius, por ser hijo de Harry Potter, sería que el chico tuviese a su lado todo un grupo de amigos. Pero la verdad era muy distinta.

Durante toda su vida creció rodeado de gente que luchaba por cosas absurdas con tal de estar al lado del hijo del elegido. Muy pocas personas se acercaban a él con intenciones buenas y, a pesar de que James no lo aceptaba en voz alta, le dolía mucho.

Sin embargo, al paso del tiempo dejó de tomarle importancia a aquél tipo de personas y se enfocó sólo en las personas que lo apreciaban en verdad. De toda su vida, sus mejores amigos eran sus primos Louis Weasley (un chico rubio de su edad, era hijo de su tío Bill) y Killian Weasley (un castaño y amigable chico, hijo del pomposo y quisquilloso Percy Weasley); los tres juntos eran una coalición para el mundo mágico. Y cuando crecieron... pff. En los líos que no se metieron.

Un claro ejemplo sería aquél lugar a donde fueron en vacaciones, ese mismo donde habían conseguido las famosas feromonas que habían hecho enfurecer a Elizabet. O cuando la policía muggle estuvo a punto de detenerlos cuando salían de un bar...

Porque Louise, James y Killian estaban juntos en las fiestas y en los problemas. Aunque ese trío no asistiera al mismo colegio –que estaba perfecto, pues de otro modo ya habría sucedido hasta una quinta guerra mágica—, el lazo de cariño que se tenían no podía romperse.

Regresando al objeto del tema, James Sirius no estaba solo en su colegio. No. Como todo ser humano no podía negarse a la compañía pues el aislamiento tampoco era algo que disfrutase. Tenía como su fiel confidente a Christian Rudd's.

Eres muy raro, Potter le había dicho Christian cuando lo vio por primera vez, en medio de la biblioteca, mientras hacían una tarea que la profesora McGonagall les había impuesto a su curso por haber causado tanto bullicio en la mañana del primer día de clases. Les resultara increíble o no, James Potter no había tenido nada que ver en eso.

A callar, quejica. Respondió James Potter mirándolo mal.

Porque James Potter llevaba veinte minutos tratando de escribir con su mano izquierda sin importarle que era diestro. En su pergamino solo podían distinguirse garabatos y palabras deformes sin sentido alguno a ojos ajenos, para James, todo eso tenía sentido. Y estaba bien.

Pronto, Christian Rudd's comenzó a fastidiarlo moviendo su codo, haciendo que sus ya de por si incomprensibles apuntes, se hicieran todo un códice a descifrar. Ninguno de los dos chiquillos había podido imaginar que un incidente tan tonto sería el comienzo de una firme amistad.

—James, tenemos clase con Hopkins en diez minutos —habló Fred Weasley detrás de su primo.

Que aunque no eran los mejores amigos, se toleraban muy bien.

—Hopckins nos ama —respondieron Christian y él al mismo tiempo.

Los tres se rieron pero aún así, se fueron alejando del jardín para entrar al castillo. Era cierto que Hopckins estaba maravillado con James Potter y sus talentos, pero aun así a éste no le gustaba aprovecharse de cosas que se había ganado, más que nada, por su apellido.

—Está bien, Fred, ya vámonos.

Sus cabelleras se movieron al par del viento y los tres caminaban con una sincronía única. A su lado, un grupo de chicas pasó y rieron cuando Fred Weasley les sonrió en forma de saludo.

James Potter bufó mientras evitaba el contacto visual con ellas, odiaba que se rebajaran a tener que mendigar por la atención de alguien. En especial si se trataba de alguien de su familia.

Aprendiz de los doce magos | [Harry Potter Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora