¿Teniéndoos a vosotras, como no íbamos a venir?

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Me miro al espejo de arriba a abajo y suspiro mientras veo a Dani aparecer por detrás.

-Tampoco estás tan mal.-comenta mirándome con una sonrisa.

-No le parezco a nadie.-me río mientras me arreglo la sudadera que me ha dejado.

-Prueba a meterla por dentro de la falda.-intenta aconsejarme y le hago caso.-Así queda mejor.

-Si, menos mal que el hotel está cerca.-me río.-Gracias por dejármela.-me muerdo el labio y me mira divertido, enseñando su increíble sonrisa.-Ay, no me mires así.

-¿Así como?-se acerca más a mi, posando sus manos en mis caderas.

-Así de así.-me río y me da un beso en la frente, para después mirarme coqueto.-Eres de lo que no hay.

-Soy el mejor.-se ríe y levanto la dejas porque si lo es, aunque jamás llegue a admitirlo.

-Eres tonto.-le saco la lengua intentando deshacerme de su agarre pero el vuelve a agarrarme de la cintura y acercarse a mí peligrosamente.

-Marta, tenemos que...-aparece Silvia y sonríe al vernos así.-Joder, que cortarollos soy.-murmura.-Te espero fuera.

Me río sin poder evitarlo y Dani le sonríe sin soltarme.

-Siempre acaba interrumpiéndonos.-comenta sin apartar su sonrisa.-Es un poco gafe.

-Lo es.-me muestro de acuerdo y lo miro a los ojos mordiéndome el labio.-Pero por ella te conozco, así que no puedo reprocharle nada.

-Lo sé.-se acerca a mi y sonríe cada vez más.-Y ahora que te tengo no quiero perderte.

-No lo harás.-me río notando ya sus labios sobre los míos.-Te lo prometo.-vuelve a besarme y sonrío sin poder evitarlo.

-Déjame besarte.-susurra con una divertida sonrisa volviendo a hacerlo y joder, me encanta.

**********

-Definitivamente, siempre los interrumpo cuando están a punto de besarse.-comento mirando como Jesús se sienta en el sofá.

-Es que eres una inoportuna, cariño.-se ríe haciéndome un gesto para que me siente a su lado.

-Lo sé.-murmuro estirándome la sudadera.-Me está como un saco.

-¿Me estás llamando gordo?-enarca las dejas mirándome fijamente.

-No.-aclaro sonriente mientras me siento lo más cerca que puedo de él.-Pero eres demasiado alto.

-No soy alto, tú eres bajita.-se ríe agarrándome de la cintura y sentándome en su regazo.

Sonrío cuando notó que me abraza porque es lo más bonito que puede haber y deja un beso en mi cuello erizando mi piel.

-Parece que he encontrado tu punto débil.-dice coqueto y niego con la cabeza.

-Ese no es mi punto débil.-admito mientras me giro para mirarle.

-¿A no?-se muerde el labio.-¿Y cuál es?

-Ah.-me hago la interesante.-Sí te lo digo no es divertido.

-Oh.-murmura empujándome suavemente para caer tumbada al sofá.-Tendré que adivinarlo.

No me digas te quiero, quiéreme.Where stories live. Discover now