Capitulo XI.

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No tardé demasiado. La ira me invadía por completo. Abrí la puerta del despacho sin ni tan siquiera llamar.
Allí estaba esa... Esa zorra, sentada en su silla.
Seguramente no sabría lo que le esperaba.
Levanté el arma, apuntando a su cabeza.
Ella levantó la cabeza, para mirarme.
No me daba ningún miedo apretar el gatillo, pero ella abrió la boca para decir unas palabras.

-Hola, señor Walker. Le estaba esperando.
-¡Cállate!

Levantó una ceja.
La derecha, para ser más exactos.

-¿Sabe lo que voy a hacer, hermana?¡LE VOY A VOLAR LA JODIDA CABEZA!

Ella sonrió. No tenía miedo. Yo tampoco.

-¿Por qué?
-¿Por qué?¿De verdad lo pregunta?- tensé la mandíbula.- ¡ENCERRASTE A KAT, Y LE DISTE UNA PALIZA POR LO QUE PASÓ!
-¿Qué pasó exactamente?
-Vamos hermana... No se haga la inocente conmigo, ambos sabemos a la perfección lo que pasó.
-Le parecerá mentira, pero no tenemos a ningún paciente llamado Kat.- respondió ella, con un tono tranquilo.

Me fui acercando a ella lentamente, sin bajar la pistola en ningún momento.

-¡MENTIRA!¡ESTÁ EN EL PASILLO DE AISLAMIENTO!- me estaba cabreando demasiado, debía relajarme, pues si no lo hacía llamaría la atención de los celadores y no podría acabar con ella.
-Señor Walker, el pasillo de aislamiento lleva completamente vacío desde hace tres días.
-¿Por qué se empeña en mentirme, hermana?
-No le estoy mintiendo.
-Acabo de salir de allí, lo he visto todo.

Ella volvió a sonreír.

-¿Sabe usted por lo que está aquí?

Tragué saliva.

-Supongo que eso es un no.- respondió ella.- ¿Conoce los crímenes que se cometieron el seis de junio del sesenta y seis, señor Walker? Una voz le dijo a un chico que debía matar a sus padres, y este así lo hizo. El padre fue el primero. Ese chico abrió en canal al pobre hombre, que murió desangrado. La madre tuvo peor suerte. Se la encontraron troceada en la cocina. ¿Quiere saber como se llamaba el asesino?

No. No puede ser. Jamás habría tocado a mi familia.

-Kit Walker. Ese era el esquizofrénico que decidió acabar con la vida de sus padres. No lo mandaron a prisión pues determinaron que era un problema psicológico. Por eso lo internaron aquí, señor Walker.

Una sola lágrima se comenzó a derramar por mi mejilla.
Maté a mis padres.
Estaba loco.
Miré a los ojos de la hermana Queen, que estaba frente a mi, y sonreí lentamente.

-Mentira.- dije segundos antes de apretar el gatillo, haciendo que la bala atravesase la cabeza de la monja, pintando las paredes que antaño eran grisáceas, de un tono más bien rojo.

Bajé el arma, y escuché como la puerta que estaba justamente detrás de mi se abría.
Volteé la cabeza para ver quien era.
Allí delante de mi se encontraba Kat.
Mi Kat.
Ya no tenía heridas, estaba tan guapo como cuando lo conocí, en aquel sucio baño.
Acarició mi brazo con delicadeza.
Esa deliciosa delicadeza que le caracterizaba a él.

-Ya podemos estar juntos, Kit.- me dijo en un tono dulce, mientras que en su rostro se dibujaba una enorme sonrisa, como la de un niño cuando le dan un caramelo.

Yo también sonreí.
Miré a sus enormes ojos marrones, y relamí mis labios, para decir una frase.

-Tú no existes, Kat.- otra lágrima cayó por mi mejilla.

Llevé el cañón hasta mi cabeza, haciendo que la boca del arma quedase pegada a mi sien.

Cargué el arma, y apreté el gatillo.

ASYLUM [AHS-2 AU].Where stories live. Discover now