(42) Terremoto

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El corazón se acelera en un solo segundo, casi no podía mantenerme en pie, los vidrios de las ventanas se curvaban peligrosamente, un sonido subterráneo casi ensordecía mis oídos si no fuese por los gritos de los estudiantes. Me aferré a las murallas y trate de avanzar hacia la salida. Mis piernas poco y nada respondían, me habían dominado los nervios ¡Cranch!, Los vidrios comenzaron a explotar en todas partes mientras el piso se movía de un lado a otro violentamente. Logré salir de los baños, pero una turba de estudiantes que corrían despavoridos me empujó y caí al piso, me rasmillaba con los vidrios rotos en pedazos que estaban bajo mi cuerpo, el dolor no lo lograba sentir aunque vi un poco de sangre en mis rodillas, tenía miedo de morir aplastada por el edificio. Me levante aún con mis piernas temblando, iba a bajar por las escaleras, pero había un gran grupo de estudiantes que se cayó mientras intentaba bajar a través de ésta, los desniveles se vuelven peligrosos de atravesar cuando todo se mueve sin control. No se podía avanzar con seguridad por ahí, sé que algunos gritaban pues estaban siendo pisoteados por estudiantes desesperados que buscaban bajar hasta el primer piso del edificio. Torpemente avancé apoyando mis piernas y brazos en el piso, como si fuese un cachorro asustado, debía buscar un lugar firme donde ocultarme. Apenas habían pasado segundos del sismo, pero se hacía más intenso con cada instante que pasaba. Logré ver a lo lejos a Alexy terminando de romper los bordes rotos de los vidrios de una ventana para luego saltar a través de ella al primer piso, fue una maniobra muy arriesgada, tras él saltó Armin y Violeta. Yo me acerque gateando hasta el lugar, pero al mirar por la ventana hacia abajo ellos ya se habían marchado, no podría saltar si no hay nadie para recibirme. Las sillas se movían de un lado a otro haciendo imposible estar en ese salón, el techo comenzó a soltar polvo y cayeron trozos de concreto que estaban sueltos, uno de ellos me dio en la cabeza muy fuertemente, necesitaba urgente una superficie sólida en la que refugiarme, seguí gateando, la sala de ciencias era mi salvación, poseía mesas de acero y no habían sillas con las que golpearme. Entre en el salón y me escondí bajo la mesa esperando a que todo pasase, estaba temblando, pero aún esto no pasaba. Sonaron muchos gritos y sirenas, se oían llantos de pavor, el piso se sacudió más fuerte, al punto en que pensé que todo el edificio se vendría abajo, me sujete fuerte a una de las patas de la mesa, los recipientes de vidrio que no estaban bien asegurados en las cajas correspondientes comenzaron a caer cerca mío, explotaban en finos trozos que resultaban ser como cuchillas. Algunos elementos químicos también cayeron, se formó un humo denso, estoy segura de que era peligroso mantenerme ahí, volví a gatear con cuidado, no me importó enterrarme más vidrios en las manos y piernas, lo realmente peligroso era tocar esos compuestos químicos que estaban dispersos en el ambiente. Me sentí mareada, sentí ganas de vomitar, el humo era denso... -¡Ayuda! – Grité en un último intento por salvarme – voy a morir....-murmuré. Lo último que alcancé a ver fue la silueta de Castiel y Lysandro tras una cortina de humo, cerré mis ojos y ya no recordé nada más.


~~Castiel~~

Apenas sentí que el sismo no paraba, entré a la construcción del instituto, pues me encontraba en el gimnasio. Una avalancha de personas no me permitía avanzar, todos buscaban bajar, las escaleras estaban colapsadas, todo era un griterío. El piso vibraba fuertemente, pero además daba fuertes sacudidas, lo que hacía que los estudiantes más frágiles se golpearan contra las murallas, es similar a la sensación de viajar en un metro subterráneo o un bus, pero justo en el instante en que se detiene de manera brusca. Cuando veo a Lysandro al lado mío tratando de subir al igual que yo comprendí que Luna no estaba ya con él, y que tal como pensaba, ella debía estar aún en el segundo piso. Lysandro me observó igualmente preocupado por la situación, pero era imposible subir con tanta gente herida y atiborrada en las escaleras

Castiel, Mi rebelde Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora