➳ capítulo 11

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— ¿Podemos detenernos por nuggets de pollo? —preguntó Michael como por enésima vez en diez minutos.

Ashton suspiró ruidosamente, claramente harto de aquella pregunta.

—Ya te dije que no tenemos tiempo —respondió mientras la luz del semáforo pasaba de roja a verde, puso el auto en marcha—. La cama de Holly llega a la casa a las cuatro y faltan quince para las cuatro, Michael, ya pasaremos por nuggets luego.

—No voy a querer nuggets otro día—replicó el otro después de haber bufado—. Aparte, Ashton ¡faltan quince minutos! No tardamos ni cinco minutos en el auto-Mac.

—He dicho que no, Michael —sentenció el mayor, ignorando el puchero de su compañero—. Hoy no comerás nuggets de pollo, pero puedes ir pensando que vas a querer de cenar—Michael comenzó a decir "nuggets" pero Ashton lo interrumpió—; y que cuente con servicio a domicilio.

—Ashton, eres la persona más aguafiestas que he conocido—dijo Luke mientras despegaba la vista de la ventana.

— Cállate, Luke —dijo Michael instantáneamente, como si fuera un acto de reflejo.

El rubio se encogió en su asiento.

—Dale, pues. Por eso Muke murió —respondió, tratando de recuperar la dignidad.

—Cállate, Muke nunca existió —replicó Michael rápidamente, después soltó una risita burlona desde el asiento del copiloto—. Lo único real aquí es Malum.

—Apoyo eso —dijo Calum, haciendo que Holly se espantara, pues pensaba que estaba dormido—. Tú ya no tienes más shipps, Luke, lo único que tienes es Huke... aunque también puede ser Lolly o Lolland —frunció la boca—. Uh, mejor nos quedamos con Huke.

—Suena a Hulk —comentó la chica despreocupadamente mientras jugaba con los flecos de su suéter.

Luke volteó a mirarla indignado.

—¿Estás comparando nuestro amor con un superhéroe verde?

Holly agradeció internamente que Silvia hubiera tenido la fantástica idea de enviarles ayuda para los muebles, porque estaba completamente segura que si no lo hacía alguien capacitado lo terminarían haciendo los chicos y por ende todo se caería, rompería y probablemente alguien saldría con un chichón en la cabeza —Luke, coff coff—; así que ahora estaban arreglando los víveres, mientras Michael discutía con Luke acerca del mejor sitio dónde poner el librero que habían armado y que llevaría el equipo de sonido y la televisión.

—No, Luke, entiende —Michael estaba perdiendo la paciencia—. Si lo pones ahí el reflejo del sol le dará y no podremos jugar a gusto.

—¡Pero para eso existen las cortinas, idiota!—Luke se adelantó al mueble pero Michael le lanzó un cojín—. ¿Qué rayos fue eso?

— ¡Te dije que no, tiene que estar a un lado de la esquina!—resopló furioso—. ¡Para que los sillones queden bien posicionados y puedas ver la televisión desde todos los ángulos, idiota!

—Dale pues, ¡hazlo tú solo, yo ya me cansé de discutir contigo!—dijo el chico mientras dejaba a Michael en la sala y caminaba a la cocina, donde Calum y Holly estaban acomodando las compras en la alacena.

— ¡Es lo que estaba haciendo antes de que me interrumpieras, rubio tenías que ser! —Michael cargó el mueble con la ayuda de Ashton (que había estado sentado en uno de los nuevos sillones contemplando la pelea) y lo dejaron en la pared donde principalmente estaba; después movieron los sillones y quitaron la basura de la mesita de noche café chocolate.

Amnesia; lrh Where stories live. Discover now