Llegaron a Hogwarts

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Ese día, los chicos se levantaron temprano porque irían a la estación de King's Cross para tomar el tren de Hogwarts. El señor Weasley se despidió de ellos allí mismo en la casa ya que tenía que ir a trabajar. 

La señora Weasley, Sirius y Lily los llevarían a la estación. Como eran tiempos difíciles debido al regreso de Voldemort, debían ir acompañados de Aurores, por lo tanto Tonks y Lupin fueron con ellos y al llegar a la estación, se encontraron a Moody.

Uno a uno, con cuidado para que no los vieran los Muggles, cruzaron la barrera que conducía al andén nueve y tres cuartos para despedir a sus hijos. 

Harry y Lily no querían separarse el uno del otro, estaban abrazados, con lágrimas en los ojos. Era la primera vez que Harry sentía nostalgia de dejar Londres. Al final, después de muchos besos y abrazos, por fin se separaron. El niño que vivió se subió al tren, pensando en lo último que le había dicho su madre.

Tal vez nos veamos antes de navidad

Eso lo llenó de emoción.

Ginny se unió a unos amigos de su curso y se fue al compartimiento donde estaban, los gemelos al no encontrar a su amigo Lee Jordan que había terminado sus estudios el curso pasado, se unieron a Harry, Ron y Hermione y se metieron en el único compartimiento que encontraron vacío, bueno, tal vez no tanto porque al sentarse, Ron sintió algo blandito, lo que lo hizo incorporarse rápidamente. Al volverse vio a Trevor, el sapo de Neville. Los muchachos rieron al ver la mueca de terror de Ron cuando se sentó en el asiento. Un momento después la puerta corrediza del compartimiento se abrió y el dueño del sapo apareció con una mirada triste. Iba acompañado de Luna Lovegood.

—¿Han visto a mi sa...? —preguntó Neville acongojado.

—¡Aquí está! —lo interrumpió Ron.

Luna les preguntó si ella y Neville podían unirseles ya que no habían encontrado ningún compartimiento vacío. Los chicos accedieron gustosos.

El viaje fue transcurriendo tranquilamente: rieron, bromearon y conversaron. Harry le contó a Luna lo de su madre y ella se puso contenta al igual que cuando recibió la noticia de la sanación de los padres de Neville. 

Cuando ya llevaban como tres horas de recorrido, al no tener ya temas de conversación todos se dedicaron a lo suyo: Los gemelos y Ron se quedaron dormidos unos encima de otros, Luna estaba leyendo El Quisquilloso junto a Neville y Harry y Hermione leían El Profeta. 

De repente la puerta del compartimiento se abrió violentamente, con lo que Ron y los gemelos se sobresaltaron. Frente a ellos estaba Draco Malfoy acompañado como siempre de Crabbe y Goyle. El trío como siempre tenía cara de pocos amigos pero de pronto Draco hizo algo que dejó anonadados a los demás. Se acercó a Harry y se paró frente a él. Los otros dos lo esperaron afuera.

—Potter, solo quería darte las gracias por haber atestiguado a favor de mi padre, la tía Bellatrix y Rodolphus ante los miembros del Wizengamot. Sin duda fuiste de mucha ayuda —dijo Draco extendiendo su mano derecha para que Harry se la estrechara.

Ninguno de los amigos de Harry entendía nada pero decidieron guardar silencio y escuchar atentos.

Harry le estrechó la mano pero al igual que Draco tenía la misma expresión sobria en el rostro.

—No fue nada —dijo—. Yo solo hice lo que tenía que hacer. Ellos demostraron estar arrepentidos realmente.

—Bien, espero que entiendas que aunque ahora nos hayamos apartado del Señor Tenebroso y estamos agradecidos por tu ayuda, me será difícil tratarte amablemente. Sin embargo te prometo no molestarte más —dijo Draco sin mirarlo a los ojos. En cambio posó sus ojos grises en el paisaje campestre que se mostraba a través de la ventanilla—. Con respeto a tus amigos, no prometo nada, para mi seguirán siendo unos locos, tontos, sangre sucias y pobretones  —esta vez paseó su desdeñosa mirada por sobre Luna, Neville, Hermione y los Weasley.

¡Lily estás viva!Onde histórias criam vida. Descubra agora