Bone 8

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-Yo...No quiero esto, quería que tú y yo fuéramos amantes... No, mi rehén...

Escuchaba las palabras de Aomine tan lejanas, pero tan lejanas, como si yo estuviera en el fondo de un abismo y su eco, apenas audible logrará aparecer como un susurro. Todo el dolor de mi cuerpo, volvía a torturarme cuando pensaba en los encuentros con aquel maldito violador. Me preguntaba el porqué de mi debilidad, por qué no podía afrontarlo yo solo, era como si estuviese esperando a que alguien viniera y me llevara lejos, que el tiempo retrocediera...

- ¿Kagami, estas bien?

-.....

-Prometo ya no forzarte más, yo te quiero, de verdad. No tienes que venir más, solo si tú tienes ganas, de verdad lo siento. Yo... ¡He, he, he! Parece que soy un bueno para nada...

Sin decir ni una palabra, me levanté de aquel incomodo catrecillo, me vestí y me dirigí a la puerta, Aomine estaba de espaldas, parecía estar sollozando, limpiándose con su antebrazo el rostro, justo como aquel día, esa ocasión en donde se mostró débil frente a mí... Aquel momento, cuando le ofrecí mi amabilidad, por lastima y el solo me devolvió sufrimiento...

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-Kagami-san

-Kuro ¿Qué haces aún despierto?

- ¿Venía desde la habitación de Aomine-san? ¿Qué es lo que estaba haciendo allí?

-Eso es algo que no tiene que ver contigo...

-Últimamente, Kagami-san ha estado actuando extraño, ya no te has vuelto a bañar con todos, siempre te vas antes en el tiempo de almuerzo, no conversas con tus compañeros como lo solías hacer, ya no es el mismo Kagami-san alegre y orgulloso que conocía...

Sin darme cuenta, el hecho de que él me recordara toda la penuria que estaba pasando, realmente lo que echaba de menos. Me hizo salir de quicio e instantáneamente, casi como si un impulso sobrenatural me incitará, aseste un golpe en la mejilla de Kuro. Con tanta fuerza, que el pobre quedo reclinado sobre la pared, tratando de reincorporarse, cuando le vi, completamente aturdido, con su pura mirada herida, me recorrió un fuerte sentimiento de arrepentimiento.

-Kuro...

Aunque quería decir más, mi garganta estaba seca y con mucho esfuerzo, solo pude decir su nombre, con un susurro apenas audible, no quería que alguien tan preciado para mí, fuera víctima de lo que estaba sufriendo. Yo no quería de todas las personas, herir a Kuro; como si con eso buscará su perdón, abracé al chico, como si mi vida dependiera de ello, después de todo, aunque era como un. No, aunque era mi hermano, nunca le di muestras de afecto.

-Kagami-san ¿Estás llorando? No sé qué es lo que Aomine-san le ha hecho, pero no permitiré que nadie le robe su felicidad a mi onii-chan.

- ¿Kuro? Así que ahora si me llamas así.

-Lo hago, porqué es la forma natural de llamar a mi única familia.

Muchos de los residentes de esta base militar abandonada, son gente que, desde muy temprana edad, se han tenido que valer solos, Kuro no es diferente de todas esas personas, siempre ha sido alguien muy fuerte, quizá mucho más de lo que yo incluso imaginaría ser. A veces pienso, que me gustaría alejarlo de la violencia que se vive en las calles, como resultado de buscar mejorar nuestro refugio, pero eso solo lo mancillaría, afectaría su honor, ese mismo que le ha mantenido audaz en cada una de nuestras misiones.

Kuro era el único afecto filial que me quedaba, si no podía confiar en él. Pero no quiero que se avergüence de mí, contarle que no soy lo suficiente fuerte para defenderme de un desalmado como Aomine, que este tomó mi orgullo y dignidad como ser humano, que robó mi libertad. Preferiría morir antes de que él lo supiese, por eso decidí callarlo, cargar con este secreto solo, ya que después de todo, es mi problema, mi responsabilidad.

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Un par de semanas pasaron, Aomine había cumplido su palabra, ya no había visitas a mi habitación tan siquiera, no le volví a ver entre la gente del comedor, sentía como si un gran peso se me hubiera quitado de mi espalda, sin embargo, mi cuerpo funcionaba de forma contraría a mi mente. Cuando estaba a solas en la habitación, pensaba en todo lo que había sentido con Aomine, la forma en la que usó mi cuerpo, las veces en las que había sentido placer, alcanzando mis límites.

Todos esos recuerdos, ahora ya intangibles, me empezaban a inundar, llevándome a aplacar las reacciones naturales de mi cuerpo, mis sentidos avivaban cada vez que pensaba en los actos sexuales que aquel bastardo me obligó a realizar con él. Recordaba como aquellos dedos fríos, se empezaba a calentar lentamente, tocando mi pene, como lo hacían ahora mis propias manos.

La forma indecente en la que se veía el pene moreno goteando, ahora me llevaba a hacer que él mío reaccionara de la misma manera; realmente mi cuerpo estaba cambiando, no, había cambiado por completo, yo mismo había cambiado. Quería sentir de nuevo ese placer, ese producto del palo, grueso y cálido que jugó dentro de mi recto, arremetiendo una y otra vez, dentro y más dentro; ahora mis dedos, eran los que se encargaban de tomar ese papel.

De alguna forma, era mi cuerpo, sudoroso y apunto de eyacular, el que aceptaba con naturalidad los estímulos que mis propias manos, deseosas e imparables, empataban con aquellos recuerdos, mismos que me hacían sentir sucio, usado, endeble. De alguna forma, mi masturbación se había vuelto una especie de acto pecaminoso, que siempre me hacía sentir humillado y arrepentido...

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-Hemos solicitado la ayuda del subgrupo de los 24 para la siguiente misión. Esta vez tenemos la posibilidad de conseguir medicina.

-Kagami-kun y Aomine-kun, estarán a cargo del desarrolló de esta recuperación.

-Según las lecturas de los informes que nos han dejado algunos de los miembros, cercanos a esta sección, tenemos el peligro de algunos tanques de guerra presentes en la zona.

Tanques de guerra. Es igual a aquella misión, de nuevo junto a Aomine.

-Así que esos malditos, quieren reclutar más civiles neutrales, dejándose las medicinas que restaban en las calles.

-Así es Aomine-kun, la medicina de la calle 24, aquella misma por la que hace solo un par de meses ustedes estaban tratando de tener acceso.

-Gen-san. Eso significa que los médicos de esa zona, han...

-Aún no estamos seguros, sin embargo, Kagami-kun, ¿Puedes encargarte de confirmar la situación?

-Solo espero que no hayan hecho alguna locura con ellos...

Aquella mañana, cuando nos encaminábamos de nuevo hacía la calle 24, en el pequeño jeep, que dirigía a los demás como si de una caravana se tratase; mi mirada volvió encontrar la de Aomine, sin embargo, como si me ignorara, aquel bastardo, la alejo de repente, posando sus ojos azules en el sendero arenoso, repleto de escombros...

- ¡Eh! Aomine-san ¿Hoy no está muy callado?

Uno de los secuaces del moreno de mierda, parecía estar algo alegre, trató de romper el silencio, ante la respuesta muda de Aomine, se puso a cantar una vieja melodía naval...

Mi pecho estaba lleno de ira, algo en mi mente me decía que estar de nuevo en el campo de fuego, era mi oportunidad para poder deshacerme de Aomine ¿Pero tenía las agallas para vengarme? Aún no comprendía el por qué ahora, sin embargo, tenía el deseo de acabar con él. Era confuso, esa misma sensación que hace un tiempo atrás había experimentado, aquella vez cuando logré herirlo, estaba moviendo todo mi cuerpo.

Brake! [Aokaga]Where stories live. Discover now