Capítulo 12: La damisela en peligro.

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La casa estaba en total silencio cuando Reby salió de su habitación. Aunque claro, quizá aún era demasiado temprano para despegar el ojo.

Al llegar a las escaleras intentó recordar los escalones que Michael le había indicado para no hacer tanto ruido al bajar, pero se detuvo con el pie a medio camino de dar el primer paso cuando entre sus recuerdos se coló lo que había sucedido entre ellos la noche anterior.

Se llevó una mano a la frente, anticipando que el color rojo estaba subiendo por su cara como una inundación de jugo de tomate e impulsivamente echó un vistazo por encima de su hombro hacia la puerta de la habitación de Michael.

<< Dios. Dios. Dios >>

Maldición. ¡Cuántas ganas tenía de asomarse!

Maldición.

Antes de darse tiempo para pensar en otra cosa, bajó a toda velocidad, se internó en la cocina y tan pronto como entró, se detuvo en seco, conteniendo un ruido de sorpresa.

Ashley se encontraba ahí y tan pronto como levantó la cabeza y vio a Reby, dejó de barrer el suelo y se enderezó.

—Hola —dijo Reby, pegándose contra la pared y avanzando así hasta la puerta trasera.

—Hola —repuso Ashley tras un momento de silencio mientras la seguía con la mirada y antes de que Reby abandonara la cocina añadió—: Te han dejado el desayuno ahí —apuntó con la cabeza el plato que estaba sobre la mesa, lleno de fruta, dos huevos estrellados y un jugo de naranja.

Reby le sonrió (o al menos eso intentó) y se acercó, jalando una silla hacia atrás para sentarse. De inmediato se dio cuenta de la hoja arrancada de una libreta de espiral y unas letras que decían: << Para Reby. Atte: Michael >>

Sus ojos fueron directos de la nota a Ashley, quien todavía la miraba expectante, pero de inmediato desvió la mirada hacia otro lado y siguió barriendo.

Reby enarcó una ceja y tomó los cubiertos, pero no comió nada enseguida. ¿Qué tal si era una trampa y Ashley había envenenado la comida y escrito la nota?

Caray, tenía que dejar de pensar así de Ashley, ya lo había hecho antes y todo había resultado obra de Michael. No había motivo razonable para pensar que aquello era diferente. Debía acostumbrarse a que la chica era totalmente inofensiva.

Justo se llevaba un bocado a la boca cuando Ashley dijo:

—¿A dónde iban tú y Phillip anoche?

Reby se atragantó de verdad y empezó a pegarse el pecho con el puño. ¿Phillip?

Oh, ya.

—¿De qué hablas?

Ashley volvió a dejar la escoba y frunció el ceño como queriendo decir << Sabes perfectamente de qué hablo >>

A Reby no le cayó para nada bien ni el tono de voz ni el gesto, pero se mantuvo tranquila, limitándose a encoger un hombro.

—Los vi salir de tu habitación y luego salir por la puerta trasera.

Reby se llevó un bocado de fruta a la boca y enarcó ambas cejas.

—Jesús, ¿siempre espías a los invitados?

Ashley pareció sonrojarse y de pronto miró para otros lados, como si ya no fuera capaz de mirar a Reby a los ojos.

—Phillip sabe que no debe salir en la noche.

—"Phillip" ya no tiene cinco años, Ashley —repuso, y algo le daba la certeza de que Ashley se guardó un << contigo >> al final del << no debe salir en la noche >>—. Y tú tampoco, ¿qué tiene de malo?

Te quiero, pero voy a matarteWhere stories live. Discover now