| 08 | Presión

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Aún trataba de procesar lo que había significado esa expresión. ¿Le gustaba?

-No hay que presionarnos.

-Nadie quiere presionarte.- respondí ante su comentario.

Si alguien me hubiera dicho en la mañana que esto estaría pasando por la tarde, seguramente le habría dicho que estaba loco. Todo era muy irreal y en mi mente las cosas pasaban demasiado rápido.

-Quiero conocerte- dijo tomando mi mano interrumpiendo el remolino de pensamientos que me inundaban.

¿Qué le dices a alguien que está dispuesto a conocerte? No puedes decirle todo, tampoco puedes mostrarte como eres. Conocer a alguien es un proceso infinito, las personas mismas jamás terminan de conocerse. ¿Cómo puedes querer conocer a alguien cuando a veces ni siquiera te conoces?

-¿Irás a la fiesta del viernes?-preguntó mientras acariciaba el dorso de mi mano.

Su toque era sorpresivo, pero no era incómodo. Era como si supiera que yo quería tocarlo y él se adelantaba.

-No creo-negué mientras miraba nuestras manos juntas, podía acostumbrarme a esa imagen-No me agradan mucho las fiestas.

Mentira, no me habían invitado y por eso no iba a ir.

-¿Tienes planes o algo pendiente para el viernes?-preguntó mientras entrelazaba su mano con la mía.

Por un momento pensé seriamente en quitar mis manoo. ¿Y si esto era una novatada?. Pero él no parecía ese tipo de persona y dudaba que alguien pusiera tanto empeño en una mala broma.

-No. Sólo iré con Delgado para ver lo de un trabajo extra-Me arme de valor mientras acariciaba sus dedos con los míos.

-¿Quieres ir al cine?-preguntó mientras veía el roce de nuestras manos.

-No encuentro mi cartera-reí apenada recordando el pequeño detalle que había arruinado mis planes

-Eso no es excusa.

-No es una excusa, de verdad la perdí. Pero, ¿Podemos hacer algo que no involucré pagar?-

-No se me ocurre nada que no involucre dinero-dijo pensativo

-¿Quieres venir al departamento?-lancé sin siquiera pensarlo. Hasta que me oí diciendo eso me arrepentí porque iba a tener que explicar cosas a muchas personas. Y si yo no tenía claro lo que estaba pasando, dudaba que los demás pudieran entenderlo.

Grant se quedó callado como si le hubiera dicho que poseía la cura de una enfermedad mortal, me miró y después me sonrío

-¿Vives sola?-preguntó alzando su ceja.

¿Eso era lo que le preocupaba?

-No-traté de sonar seria-Vivo con alguien.

La cara de Grant pasó de sorprendido a confundido y por un momento sentí que se iba a desmayar. Había sonado muy mal como había estructurado mi oración.

-Espera-dije riendo tratando de suavizar la situación y el posible malentendido-Lo puedo explicar.Vivo con mi mejor amigo,nuestros papás pagan la renta y la comida. Yo cocino y él me lleva a la escuela,cada quien duerme en cuartos separados y nunca ha pasado nada-traté de explicar queriendo sonar tranquila.

-No necesitaba tanta información- río mientras me miraba.

-Se escuchó horrible cuando lo dije, lo siento. No quiero que te sorprendas.

-Ya me preparaste bien para la ocasión.

-¿Entonces?

-Yo traigo las palomitas-sonrió mientras soltaba mi mano.

Sentir la falta de su calor me hizo estremecer, no sabía lo bien que se sentía.

-El viernes entonces. Te veo con Delgado y de ahí planeamos nuestra huída.-dijo mientras estiraba su mano para mover un mechón de mi cabello que se había desacomodado.

Sentí mis mejillas arder y agradecí estar sentada porque probablemente me hubiera desmayado.

-Ya me voy-dije tratando de sonar calmada pero lo menos que sentía ese momento era calma.

-Está bien.

Los dos abrimos las puertas al mismo tiempo y el caminó hacía la cajuela mientras yo cerraba la puerta Me acerqué a él y me estiró la mochila, la tomé evitando el roce de nuestras manos nuevamente pero él parecía buscarlo a propósito. Lo miré de frente y los dos nos quedamos en silencio por unos segundos.

-¿Te pongo nerviosa?-preguntó sonriendo.

-¿Te pongo nervioso?-contesté alzando mi ceja.

-Eso no contesta mi pregunta.

-Tampoco contesta la mía, te veo el viernes.

Me acerqué hacia él, por primera vez aspiré su olor de cerca y me sentí encantada. Era una mezcla perfecta entre loción de afeitar y perfume de hombre, y tal vez un poco de desodorante. Pero combinados, hacían un olor exquisito.

Me enfrenté por primera vez a algo evidente, nuestra diferencia de altura. Mi cabeza llegaba un poco más abajo de sus hombros y me sentí diminuta. Me alcé en mis puntas y le di un beso en la mejilla. Cuando sintió mi contacto respondió el beso con otro y agradecí que no pudiera ver mi sonrisa.

Me separé y caminé hasta la puerta del edificio. Moví mi mochila para poder alcanzar las llaves de la bolsa de enfrente de la mochila. Cuando la abrí Grant tocó el claxon y volteé hacia donde estaba el auto.

-¿Dulce o amargo?-gritó haciendo énfasis en la pregunta

Tú, solo tú.

-Dulce-contesté sonriendo por su pregunta y por la atrevida respuesta en mi mente.

Se despidió con la mano y entré. Seguramente el cielo olía a Grant y se sentía como su mano sobre la mía. Estaba segura que así se sentía el cielo. 

Dieciocho  (Grant Gustin y _______)Where stories live. Discover now