Capítulo 2: La amenaza.

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Una vez que regresé al colegio... me sorprendí porque sí hubieron sobrevivientes ilesos... bueno, uno. Dos contándome a mi, ¿en serio el autobús llevó a una sola persona hasta el jodido salón de clases? Temía porque me preguntaran algo de porqué no aparecí en el autobús.

- Señor Ulrich, tome asiento -dijo el profesor de historia que no fue a la salida del terror, estaba de lo más bien jugando con su celular, señaló un pupitre con un examen.

- Profe, ¿acaso no se ha enterado? -asintió- ¡Mataron a más de la mitad del curso! ¿Cómo chucha pretende que voy a dar una prueba?

- Señor Ulrich, cuide su vocabulario... cabro culiao -alzó una ceja y rodé los ojos, miré a mi compañero, que tenía cara de "pásame la dos weon que no cacho ni una"-. Tome asiento y rinda el examen.

- Ok... -murmuré, picado y tomé asiento al lado de mi compañero.

Que bueno que era de alternativas, contesté todo al achunte no más, tenía mejores cosas que hacer, como poner una denuncia por todo el asunto de la conspiración, éstos creen que soy tonto pero no lo soy.

- Oye, pásame la dos -miré a Escroles, sí, así se llama mi compañero que es cara de escroto.

- Está mala -contesté en un susurro.

- No importa, igual dámela.

- Es F.

...claramente las alternativas llegaban hasta la E, me lo he trolleado.

Entregué el examen y justo iba a retirarme cuando...

- Señor Ulrich, no pude irse todavía -comentó el profe, apreté el puño.

- ¡Pero si ya es la hora de salir! -señalé el reloj del salón.

- Sí, pero hay personas que quieren hablar con usted -señaló las afueras del salón.

- ¿Quiénes?

- Ciertas personas que quieren hablar con usted -insistió y ahí vi a varios hombres de traje, con lentes de sol, muy altos y con desarrollada musculatura.

- ¿Para?

- Sólo vaya.

Asentí de mala gana. Cogí mi mochila que sólo me quité para dar el examen a la rápida. Caminé hacia la puerta y traté de no ponerme a temblar cuando me encontré con ellos, que me cogieron de la camiseta hacia arriba, para estar a sus alturas.

- Tú eres el fugitivo, eh -más que preguntar, eso lo afirmaron. Asentí y me lanzaron al suelo de manera agresiva.

Gemí de dolor, todavía estaba medio dolorido de cuando me caí por las escaleras. Lo miré mejor y logré reconocer a los tipos que estaban apaleando a los perros vagos que se colaron al museo, eso me hizo casi reventar en furia.

- ¡Ustedes son unos hijos de puta, son una puta conspiración! -bufé para luego arrepentirme, volvieron a cogerme de la camiseta y me contestaron:

- O vienes con nosotros para armar un trato , o te matamos por saber demasiado.

Parpadeé varias veces, sin comprender qué iba a pasar o qué podía yo hacer.

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