Capítulo 5: Lardz el pandillero.

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Cuando volví a despertar, estaba todavía amarrado y recostado sobre un sillón, tenía una cinta adhesiva cubriéndome la boca. El rubio se acercó a mi y retiró la cinta, llevándose consigo lo poco y nada de bigote que tenía yo. Gruñí porque eso dolió.

- Así que tú eres el genio que buscábamos, eh. Chaval, ¿cómo te llamas? -consultó con una ceja alzada.

- ¿Qué te importa? -me dio una gran bofetada- ¡Fock, suéltenme!

- Disculpa la agresividad de James, aveces no se controla -el moreno rodó los ojos y se acercó más a mi-. ¿Cómo te llamas, eh?

- Lars, Lars Ulrich -murmuré casi en contra de mi voluntad.

- Tiene nombre de genio -comentó el tal James, el de cabello rizado asintió-. Yo soy James Hetfield, el negro de ahí es Kirk Hammett y el rascacielos que queda es Cliff Burton.

- Somos una pandilla -explicó Cliff-. Y necesitamos a un genio que nos ayude a vencer a la pandilla rival.

- A los idiotas de Mecagué. Nosotros somos Metalca -prosiguió James-. Requerimos a un genio para idear un plan maestro en contra de nuestros rivales. ¿Eres un genio?

Tras pronunciar tal interrogante, las tres enseñaron unas cuchillas, con las cuales me apuntaron y además me fulminaron con la mirada. Tragué saliva con nerviosismo, ¿y cómo no?

- Cl-claro que lo soy -traté de mentir con una sonrisa forzada-, un genio de inteligencia prodigio, ¡sí!

- Baia -dijo James.

- Baia -repitió Kirk.

- Y Berja -finalizó Cliff.

Parpadeé, nervioso.

- Si de verdad eres un genio -desafió el rubio-, entonces te unirás a nosotros y harás desmanes con nosotros.

-... pues -lo medité bien-, creo que tomar un poquico de aire no me hará nada de mal -murmuré con un poco de más de seguridad.

Me desataron, sin embargo, igual me amarraron ambas manos detrás de mi espalda en caso de que quisiera escaparme.

¿Adivinen a dónde nos encontrábamos? La ciudad que me prohibieron visitar, llena de barrios bajos y delincuencia.

Asaltamos a una pobre señora -sin herirla, por su puesto-, y con el dinero supuestamente íbamos a comprar alcohol, estaba nervioso igual porque ésto era un nuevo mundo, desconocido en su totalidad. Los chicos habían ido con pinturas en aerosol y se pusieron a dibujar cosas raras en las paredes, me hubiera encantado poder rayar también, pero como estaba "esposado", me resignaba a sólo observar.

- ¡Ay, weunaz, la poli! -grité al ver una patrulla a lo lejos.

Me dieron un hostión tremendo con las latas de pintura y me agarraron del brazo para salir corriendo a toda velocidad, a su vez que yo ni podía correr, iba casi arrastrándome por el piso. Hubo un momento en que me tropecé y fui de hocico contra el piso, los bien desgraciados se cagaron de risa, no me ayudaron a levantarme. Abrí los ojos como platos al ver un periódico tirado en el suelo, en la portada no había nada más, ni nada menos, que el "accidente" en el puto museo. Cogí el papel y me levanté, podría buscar un lugar donde quedarme, lejos de esta ciudad peligrosa y lejos de esos pandilleros de MI EDAD que les gusta causar problemas o... unirme a ellos y lavarles el cerebro con que soy un genio y me ayuden, con la condición de que los ayudaría a destrozar a la pandilla rival.

No hace falta decir mucho.

Ya sabrán cuál será mi retrasadita decisión.

Do the Evolution (METALLICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora