veintiocho || después

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Lux fue la primera en despertar. Y estaba cerca de tener un maldito ataque al corazón; durante la noche, anunciarían a los eliminados de la semana. Observó el rostro de Harry antes de levantarse con cuidado, con la esperanza de que pudiera dormir un poco más. Después de todo el llanto, los gritos, las peleas, los besos, y por supuesto, el placer..., necesitaba una ducha de agua caliente.

Mientras lo hacía, comenzó a plantearse la idea de que la noche no fuera como la esperaba. Sin embargo, decidió concentrarse en el presente y alejar sus miedos e inseguridades hasta que el momento llegara.

Al salir, mojada y oliendo a miel, envolvió una toalla grande alrededor de su cuerpo antes de salir para comprobar que él continuara durmiendo. Pero su cama estaba completamente vacía. Con un sentimiento de decepción, frunció levemente las cejas mientras caminaba en busca de cualquier nota que hubiese dejado. No había nada.

Gruñó entre dientes al sentarse sobre la cama, preguntándose cuán incómodo y desagradable sería el día de hoy. No estaba segura de si le hablaría después de la noche anterior, y aquello era lo que más le preocupaba. Entonces, recordó la estúpida confesión que había hecho antes de dormir.

—Mierda... —susurró, frotándose la frente.

—Buenos días, amor —Lux saltó, agarrando la toalla con firmeza antes de voltearse. Harry presumía unos hoyuelos en sus mejillas al sonreír mientras sotenía dos tazas—. ¿Café?

—Tú... ¿me hiciste café? —Preguntó en voz baja. Él soltó una pequeña risa, inclinándose para besar su mejilla.

—Afirmativo —dijo, sorbiendo un poco de su propia taza mientras volvía a acurrucarse en la cama.

Sólo entonces Lux se percató de que, en algún momento de la noche, había perdido la camiseta porque no estaba usando nada. Su mirada recorrió cada detalle de su estómago, pensando en lo mucho que se había estado ejercitando desde que lo conoció.

—Míranos. Hasta parecemos un par de prostitutas —bromeó Lux, haciendo un gesto hacia la toalla que cubría su cuerpo desnudo y hacia el abdomen descubierto de Harry. Él se echó a reír.

— ¿Cómo te sientes? —Preguntó, interesado.

—Como si fuera a vomitar si continúas mirándome así —contestó, tomando la toalla con más fuerza. Harry esbozó una sonrisa maliciosa mientras escondía su rostro detrás de la taza, e intentó captar su mirada, pero Lux se negó. Su rostro comenzó a arder en un tono rojizo.

—Hmm. Te queda bien ese color en las mejillas —comentó. Ella gimió, tapándose el rostro antes de darle la espalda.

—Me iré a cambiar..., para después morir —dijo, tomando un largo sorbo de café antes de colocar la taza en el suelo y buscar prendas en su armario.

—No te vistas —murmuró—. Ven aquí.

—Harry... —se quejó, lanzándole una mirada—. Me espera un largo día.

—Exactamente, amor. Ven un segundo. Te prometo que no haré nada —Lux suspiró pesadamente, pero se recostó junto a él de todas formas. Harry comenzó a acariciar su cabello húmedo, desenredándolo mientras la mirada a los ojos, tal como su madre lo hacía cuando era pequeña. Ella negó efusivamente con la cabeza, mordiéndose el labio inferior—. ¿Qué te pasa? —susurró—. Pareces triste.

—Mi madre solía hacer eso. Acariciarme el cabello después de ducharme...

— ¿Ah, así? —Preguntó, con voz dulce—. ¿Y dónde está tu madre ahora?

—Está muerta —su voz sonó distante, fría y monótona mientras cerraba los ojos por un momento. Harry casi deja caer la taza de café por la impresión; la dejó junto a la cama para poder abrazarla como correspondía, permitiendo que se acurrucara contra su pecho mientras intentaba proporcionarle un poco de consuelo y seguridad.

—Lo siento muchísimo, Luxie —besó su cabeza—. ¿Cuándo sucedió?

—Cuando cumplí diez años —respondió en un susurro, encogiéndose de hombros—. Está bien. Todavía tengo a mi papá..., más o menos.

Harry se apartó para mirarla a los ojos.

— ¿Qué quieres decir con ''más o menos''?

—No tenemos una relación tan cercana. Vivimos en el mismo país pero él se mudó a otro estado hace un tiempo... No me importa, en realidad. He aprendido a cuidar de mí misma —dijo, incorporándose—. Debo vestirme.

—Espera... —frunció levemente el ceño—. ¿Quién te crió, entonces?

—Mi tía. La hermana de mi mamá. Me ha dado todo y más.

—Lux...

— ¿Quién necesita una mamá? Yo... lo superé, ¿de acuerdo? Siempre fui una niña feliz y... ahora estoy bastante bien, ¿vale? —Preguntó, intentando no quebrarse frente a él. Sin embargo, la conocía mejor que a sí mismo.

—Estás bien. Sé que estás bien —aseguró, abrazándola desde los hombros—. Estás más que bien, Luxie. Eres la mujer más increíble que he conocido. Nunca te atrevas a dudarlo.

—Puedes ser bastante tierno cuando quieres, ¿no es así? —Trató de bromear, sonriendo ligeramente mientras él acariciaba sus mejillas.

—Cuando lo necesito —corrigió, ahuecando su barbilla con los dedos—, cuando me necesitas.

—Te necesito —murmuró, un poco avergonzada. Harry levantó su rostro con los dedos, rozando sus labios con los suyos como un pincel a través de un delicado boceto. Delicado, suave..., perfecto. Sus labios eran tan adictivos como el sonido de su voz, encajándose entre los suyos como un rompecabezas. La caricia no era sexual, sino apacionada y cumpliendo exactamente con lo que ella necesitaba.

—Ve a vestirte —murmuró contra sus labios. La besó dos veces más.

— ¿Hmm?

Lux estaba delirando; tenía los párpados cerrados y su cuerpo como gelatina. Él soltó una profunda risa antes de besarla una vez más.

—Tienes que vestirte, Luxie.

—Oh. Tienes razón.

Abrió sus ojos, mirando hacia abajo mientras un rubor se extendía en sus mejillas. Corrió hasta entrar en el cuarto de baño.

Harry se sentó en la cama para terminar su café. Sus manos estaban temblorosas y el estómago se revolvía con violencia cuando repetía los sucesos vividos la noche anterior. Ahí estaba ella..., confiando plenamente al contarle detalles íntimos de su vida. ¿Y él todavía no podía revelarle lo que fue una estúpida ruptura amorosa? Tomó una bocanada de aire, frotando su cabello cuando, de pronto, Sara entró a la habitación.

Lucía feliz y radiante.

— ¡Harry...! —exclamó, divertida—. ¿Qué estás haciendo semidesnudo en la cama de Lux? —Ladeó su rostro, mientras intentaba comprender—. Oh, Dios mío..., ¡ustedes no lo hicieron!

—No, en realidad no lo hicimos —respondió. Luego se echó a reír—. Aunque podría jurar que tú sí.

—Harry Styles, eres un descarado —negó con la cabeza, fingiendo desaprobación—. ¿Dónde tienes a Lux?

—Está en el baño, preparándose para esta noche —dijo—. Por cierto, también tengo que prepararme. ¿Puedes decirle que no pude esperarla?

— ¡Claro que sí! —Exclamó Sara mientras sonreía. Y Harry sintió que nada podría arruinar su día; Niall era bueno para ella. Se preguntó si él era tan bueno para Lux..., probablemente no.

—Muchas gracias, amor —dijo, y le guiñó un ojo antes de salir.

Mike, uno de los productores principales, caminaba a través del pasillo. Y no lucía exactamente feliz.

—Oye, reunión en la casa dentro de veinte minutos. Dile a Sara y Lux que deben ser puntuales o tendrán problemas.

— ¿Una reunión? Nunca hemos tenido...

Mike gruñó, interrumpiéndolo.

—Bueno, nunca tuvimos razones hasta ahora. ¡Te quiero listo en veinte minutos!

Harry suspiró, sacudiendo la cabeza lentamente—: Esto no puede ser bueno.


|Todos los créditos para _londonbelow en Twitter, autora de la novela.|

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