Parte 1: Dolorosa llegada

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Noche fría y blanca. Copos de nieve que caen aleatoriamente, despacio cubriendo todas las calles de la ciudad. Está oscuro, más los faroles, adornados a la ocasión, aclaran las avenidas lo suficiente como para que el comercio siga funcionando.

Hoy es el último día largo, 23 de diciembre. Dos viajeros, cansados, algo sucios, están llegando a la ciudad. En sus brazos cargan criaturas parecidas a unos gatos, quienes duermen ignorando el traqueteo y alboroto de la gente. En cada espalda se divisa una gran mochila, que se rumorea por bocas flojas, poseen tesoros y recuerdos de los lugares más inhóspitos.

La apurada gente, al verlos pasar, les saluda cálidamente. Los niños se abalanzan y los adultos dedican sonrisas. Y cómo no, si se encuentran ante el maestro del segundo mejor gremio de todo Fiore, Sting Eucliffe, junto a su compañero Rogue Cheney; los bien llamados "Dragones Gemelos de Sabertooth", acompañados por sus mejores amigos: Lector y Frosch.

-¿No se siente genial llegar por fin a casa? -pregunta de repente el maestro del gremio.

-Sí... siento que han pasado siglos -responde Rogue.

-Jajaja, tú lo has dicho.

-¿Estará abierto el gremio? -se cuestiona el mago de sombras.

-Para saber. -Sting hace una pausa -Espero que sí, no puedo aguantar a llegar y volver a ver a Yukino. ¡Sé que le gustará el regalo que compré!

-Pero... ¿No crees que es muy apresurado? ¿Y si te rechaza? ¿Y si no quiere volver a hablarte?

-Tonterías. Sé que le gusto. Se pondrá muy feliz al saber que pienso en ella de la misma manera.

-Ojalá tus palabras sean oídas. -finalizó el pelinegro.

Al llegar al gremio, tuvieron una gran y cálida bienvenida. Ya se rumoreaba su regreso a casa, y como faltaba poco para navidad, usaron el motivo para una doble fiesta.

Todos estaban alegres, nada podría salir mal. O eso pensaba el rubio, dándose fuerzas para declararse...

-A estas alturas, ya muchos se han dado cuenta -interrumpió de repente una joven morena, de cabello negro, buen físico y personalidad aparentemente fuerte. Minerva, era su nombre. -De mi relación con una persona del gremio -prosiguió- pero eso era sólo un secreto a voces. Hoy, aprovechando la instancia de celebración, he decidido hacer pública esta información. -Tomó aire, se dio fuerzas y soltó su confesión: -Yukino Agria y yo, Minerva Orland, somos oficialmente pareja de ahora en adelante, y ustedes serán los testigos de mis palabras. -Sin decir más y entre un coro de aplausos, se adentró entre los presentes, y no se volvió a ver. Tampoco a Yukino.

"¿Por qué?" Era la única pregunta que pasaba por la cabeza del chico. "¿Por qué no me declaré antes?" "¿Por qué no tuve las fuerzas?", "¿Por qué demoramos tanto tiempo en volver?" "¿Por qué me siento tan mal?" "¡¿Por qué?!"

-Oye, Sting... -dijo el pelinegro quien se encontraba a su lado -Sting, tus ojos... Sting... -no le escuchaban, el Dragon Slayer Blanco no podía oírle, estaba demasiado sumido en sus pensamientos como para prestatarle atención. Al notar la negativa, se acercó a su amigo. -No es bueno llorar en público -susurró en consejo, cerca de su oreja, mientras retiraba delicadamente un par de lágrimas furtivas que se deslizaban por las mejillas del rubio.

-Rogue... -sollozó -no me estoy sintiendo bien, quiero irme.

-Bien, entonces nos iremos -contestó el pelinegro.

-No es necesario que vengas conmigo.

-Mira cómo estás -Explicó calmado -pareciera que fueras a colapsar en cualquier momento. De ninguna manera te dejaré solo.

One Shot: Monocromática Navidad (Sting x Rogue)Where stories live. Discover now