Parte 2: Un mundo de hipócritas.

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Rogue despertó con la fría brisa de la mañana, y por el ir y venir de la gente entre calles y puestos de comida. Era temprano, lo sabía, pero el bullicio existente le recordaba que debía levantarse. No se sentiría muy cómodo si seguía durmiendo. No era su casa, no era lo correcto.

Se levantó pesadamente. Las piernas le dolían y avanzaban de forma torpe, daba la impresión que aún querían dormir. En cuanto llegó al umbral de la puerta volteó a ver al rubio. Seguía durmiendo, parecía un niño. Tranquilo, silencioso, adorable... inocente, lindo... casto, puro... vulnerable...
El pelinegro se dio una sonora bofetada. Nuevamente había comenzado a soñar despierto. No debía hacerlo, se sentía mal ilusionarse con ese tema. Sabía de lleno que, aunque se confesara, la respuesta sería un rotundo no. Sólo le quedaba esperar hasta la noche para irse olvidando de su corazón y dignidad.

Bajó lento y silencioso a la cocina, verificó que los exeeds siguieran durmiendo y cerró la puerta. Comenzó a buscar utensilios y alimentos con los que hacer un buen desayuno. No había nada, con suerte algo de harina y un par de conservas. "Bien, ¿y ahora qué? No hay de otra que beber una solitaria taza de café" pensó Rogue mientras deambulaba por la cocina.

-Café será -dijo en voz baja para no despertar a nadie.

Como tenía ganas de irse luego y no seguir incomodando, preparó sólo una taza de café, la puso sobre un plato y subió las escaleras camino al cuarto de su compañero.

"Debo decirle" se torturaba mentalmente. "No sé cómo, pero necesito abordar ese tema. Aun me quedan varias horas, algo se me ocurrirá"

Abrió lentamente la puerta, cuidando de no derramar el liquido de sus manos. Dirigió su mirada a la cama. Ahí seguía el rubio, durmiendo relajadamente. Sus ojos cerrados, sus labios descuidadamente separados, su cabello revuelto, despeinado, algo de transpiración humedeciendo su frente, y un jadeo proveniente de ese terreno desconocido e inexplorado de su boca, invitaron a que las fantasías de Rogue fueran tomando fuerza cada vez más.

Llegó el momento en que ya no pudo soportar tanta ilusión. Sonrojado, dejó la taza sobre el velador y se acercó lentamente hacia los labios de su amigo. Poco a poco, con cuidado. No quería despertarlo. No sabría cómo excusarse de tal acto confuso e inapropiado. Despacio, cada vez más cerca. Rogue ya sentía los labios del rubio junto con los suyos. Cerró los ojos, y comenzó a esperar la textura.

-Yuki...no... -susurró de repente Sting, segundos antes de que los labios del pelinegro llegaran a su destino, pues fueron retirados rápidamente. - No... espera... Yukino... -continuó hablando en sueños.

"Cierto" -pensó el Dragon Slayer de las Sombras. -"Él aún está enamorado de otra persona. Soy un tonto al pensar que podría sentir algo por mí, algo más que amistad o hermandad".

-Sting -le susurró.

-Yukino... -comenzó a decir nuevamente.

-Yukino no está. -Habló algo más fuerte.

-Yukino... -comenzó a llorar -no... Yukino... no, ¡no!

El rubio se sentó de un golpe, con los ojos humedecidos y el corazón latiendo cual caballo de carreras.

-Rogue... -pronunció al ver a su amigo.

-Fue solo un mal sueño. Ya pasó. -contestó el pelinegro.

Sting negó brusco con la cabeza. -Ella está con Minerva. El mal sueño no ha pasado. Sigue en pie y es un tormento diario. -hizo una pausa -¿Por qué?

-Sting...

-¡¿POR QUÉ?! -gritó.

Un movimiento brusco y cálido se apoderó del momento. Rogue le había abrazado; dejando un pequeño espacio libre, especial para que la cabeza del rubio se apoyara en su hombro.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2016 ⏰

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One Shot: Monocromática Navidad (Sting x Rogue)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora