24 de diciembre

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24 de diciembre, día previo a la navidad. Una festividad que a pesar de tener un origen religioso para los humanos los vampiros también la festejaban, "que cosa más absurda" pensó el menor de los Sakamakis mientras le daba el toque final a la gran decoración de la entrada de la gran mansión. Todos los años, como orden de su padre, los hermanos debían celebrar las fiestas como una "familia normal". Todos muy a su pesar, y para evitar que la ira de Karl Heinz se desate sobre ellos, obedecían la orden sin protestar. Cada hermano tenía una tarea que le era encargada por Reiji, el más responsable de los seis hermanos, y a él le había tocado colocar la decoración según las minuciosas instrucciones que le habían dejado. Eso como lo hacía enojar, tener que seguir las ordenes del de lentes y a su vez las de su padre. Pero también sabía que sería inútil el protestar, lo mejor era esperar a que todo pasara rápido para poder volver a la normalidad, si es que se podía llamar normal a su vida en la mansión con los cinco idiotas de sus hermanos. Y para empeorar las cosas, este año no solo estaría con ellos. Sus hermanos adoptivos, los Mukamis, también asistirían.

Termino de colocar las decoraciones a la escalera de la entrada y mirando el reloj noto que ya eran las 20:00. Los Mukamis llegarían justo para la cena que seria a las 22:00 para luego hacer el clásico brindis a media noche y luego cada uno se iría ya que todos tenían sus planes personales de que hacer para celebrar a su manera las fiestas. Todos los años era así, Ayato y Laito iban a alguna fiesta; Kanato salía con su teddy para ver los fuegos artificiales desde lo más alto de las torres de la ciudad comiendo dulces navideños; Reiji, por lo poco que sabía, hacia lo mismo que Ayato y Laito, aunque claro, las fiestas a las que asistía eran mucho más elegantes y refinadas; él aprovechaba para salir de cacería ya que entre tantos festejos y alcohol no era muy difícil conseguir una presa. Shu era el único que se quedaba en casa por la vagancia de salir y para aprovechar de dormir en paz sin que nadie lo molestara.

Fue a su cuarto para dormir aunque sea unos minutos en su ataúd antes de tener que enfrentar toda esa tediosa reunión familiar. Al entrar en ese preciado objeto se sintió más calmado. La tranquilidad y paz que sentía en ese pequeño y oscuro espacio lo reconfortaba. Cerró los ojos y se entrego al mundo de los sueños. Abrió los ojos muy vagamente y levanto la tapa del ataúd con pereza, estiro sus brazos hacia arriba y solo por curiosidad dirigió su vista al reloj de su cuarto para ver qué hora era. Para él solo habían pasado minutos, pero al ver que ya eran las 21:55 y que solo faltaban 5 minutos para la cena se levanto de un salto de su ataúd y comenzó a desvestirse lo más rápido que pudo para colocarse el traje que debía usar para la cena. Tiraba la ropa para todos lados sin importarle nada y se coloco los pantalones, camisa, saco y zapatos en cuestión de minutos. Tomo la corbata roja que finalizaba con su atuendo y cayó en la cuenta de que... no sabía anudarse una corbata.

-¡Maldita corbata!- hacia cualquier vuelta y nudo con la corbata para ver si por milagro lograba atarla. Estaba por romper la prenda en cuestión cuando una risa detrás de él lo sobresalto. Se giro en dirección a la puerta de su cuarto y ahí se encontraba el rubio de su hermano mayor apoyado en el marco de la puerta mirándolo con gracia.

-¡¿de qué te estás riendo Shu?!- pregunto más que enojado el albino.

-es muy gracioso ver como intentas atarte una corbata- el rubio ni siquiera intentaba esconder su sonrisa de gracia a pesar de que el menor lo quisiera matar con la mirada. –Haber, deja que te ayude- dio unos pasos hacia el dueño del cuarto.

-¡no necesito tu ayuda!- su hostil mirada roja podría asustar a cualquiera, menos a Shu.

-pues yo creo que si- aseguro quedando frente al albino. Tomo la corbata y comenzó a desarmar los nudos que había hecho el menor para poder empezar de nuevo.

Juego de seducción (Diabolik Lovers YAOI) [Abandonado]Where stories live. Discover now