Capítulo 30.

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Lucy Austen

La fiesta terminó rozando la madrugada y es que, cuando estás con la gente a la que quieres, el tiempo pasa volando. Rose se integró a la perfección en nuestro grupillo. Era una chica simpática y muy agradable. No me extrañaba nada que Harry se hubiera enamorado de ella.

Poco a poco, se fueron despidiendo y terminamos quedándonos solos Niall y yo en el salón.

—Voy a recoger esto un poco, ve yendo a la habitación —le dije.

Le ayudé a levantarse y le alcancé las muletas para que pudiera moverse. Mientras él desaparecía por el pasillo, yo intenté poner un poco de orden. Llevé los vasos vacíos a la cocina y cogí una bolsa de basura para meter todos los desperdicios ahí.

—Lu —le escuché llamarme—, necesito ayuda. El desorden puede esperar hasta mañana —negué con la cabeza sonriendo y dejé lo que estaba haciendo.

Recorrí el pasillo hasta la habitación para encontrármele sentado en la cama, sin camiseta, intentando deshacerse de los vaqueros que llevaba puestos.

—Déjame a mí —me acerqué hasta él, cogí la pata del pantalón y tiré para sacárselo—. Listo.

— ¿Qué haría yo sin ti? —dijo divertido, rodeando mi cintura con sus manos, atrayéndome hasta él, quedando su boca a la altura de mi ombligo.

—Dormir en vaqueros —respondí y se echó a reír.

Me deshice de mi ropa y me puse el pijama mientras él me observaba tumbado ya en la cama. Cuando acabé, me tumbé a su lado y me tapé con las sábanas después de apagar la luz. Sentí su aliento en mi mejilla y supe que estaba mirándome, aunque estuviéramos a oscuras.

— ¿Qué pasa, Niall? —pregunté. No podía soportar la sensación de sentirme observada.

— ¿Sabías que hasta en la oscuridad eres preciosa?

Oh, no. Sabía por dónde iba el rubio y no. No quería llegar a ese punto porque aún no le había contado nada.

—Niall... —su nariz había chocado con mi mejilla y sus dedos se habían colado bajo mi camiseta para trazar pequeñas caricias.

— ¿Hm? —hizo un sonido respondiendo a mi llamada mientras se entretenía en dejar pequeños besos por mi mandíbula, sin llegar a mis labios.

—El médico ha dicho que estés en reposo —utilicé aquello como excusa. Sentiría que estaba traicionándole si dejaba que sucediera esa noche.

—Llevo casi una semana encerrado en el hospital —apuntó—. Necesito cariño —no pude evitar no reír.

—Tú no quieres solo cariño, Nialler. Te conozco demasiado —afirmé mientras él seguía con su mano anclada en mi cintura, dibujando pequeños círculos con sus dedos, rozando el borde del pantalón del pijama.

—Prometo hacer reposo y portarme bien hasta que me den el alta definitiva y me quiten la escayola —murmuró aventurándose bajo el pantalón y rozando sus labios con los míos, haciéndome cerrar los ojos.

—Eso es chantaje —protesté sin mucha fuerza.

No quería que sucediera sin haberle contado todo lo que había pasado entre nosotros, pero al mismo tiempo, me moría de ganas por que volviera a hacerme suya después de aquellos meses.

— ¿Funciona?

Y, al final, terminé satisfaciendo sus deseos, sucumbiendo ante sus caricias y regalándonos una de nuestras mejores noches.

Never Been Better. (L.T.)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt