Nine |· Pequeño detalle ·|

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Dormía plácidamente un sábado por la mañana. No había tomado como consideración el levantarme de mi deleitable colchón con lo suficiente somnolienta que me encontraba esta mañana.

Pero como siempre, la buena suerte está a mi lado. Escuché algo tronar, pero después de eso, un olor asqueroso invadió mi nariz, lo que me provocó náuseas y eliminó la palabra sueño plácido de mi cerebro.

-¿Quién fue?- Nathan se sentó en su cama con un rostro inocente, y los otros también se sentaron en sus colchonetas por consiguiente aún adormitados.

-¿Olieron eso?, ¡lo dioses nos han dado una señal!- puse los ojos en blanco y le aventé una almohada a Nathan.

- Fuiste tú, ¿cierto?

-¿Qué fui yo?- escuché el pequeño crujir, el cuál provenía nuevamente de él. Lo miré mal.

Los demás me miraron extrañados, pero comprendieron cuando el olor llegó hasta ellos.

-Qué asco Nathan.- dijimos todos mientras salíamos de la habitación aún en pijamas.

-¡Soy un ser humano! Ustedes también tienen flatulencias de vez en cuando- se cruzó de brazos, y llegó la encargada en supervisión de habitaciónes para ver si todos estábamos completos.

Nos obligó entrar a la apestosa habitación y cerró la puerta detrás de ella mientras comía una hamburguesa del tamaño de una ballena.

Bueno. A veces suelo ser exagerada con eso de las comparaciones.

-Al parecer están todos. ¿No es así?- habló con la boca llena y asentimos con la cabeza.

Empezó a olfatear el cuarto y Nathan cerró los ojos esperando un regaño debido a sus problemáticos amigos.

-Nueva fragancia ¿eh?- sonrió ella mientras hacía bailar sus cejas-Es mejor que la anterior. Me gusta- palmeó su espalda con fuerza y él forzó una sonrisa.

Ella también le sonrió. Parecía coquetearle un poco. Se marchó finalmente cuando Bryan le quitó su hamburguesa y la arrojó por el pasillo haciendo que ella corriera por la pobre. Esto me recordó aquella vez que tropecé y el chico terminó por aplastar a mi bebé.

Aún no logré reconocer quién era. Había olvidado eso. Definitivamente no estoy en órbita.

Maldito. Cuando me acuerde de su rostro, las pagará.

Muy caro.

Demasiado.

Tanto.

Lo mataré.

Sufrirá.

Lo corta... No, ya me pasé con estas tonterías. Ni siquiera me acuerdo con este cerebro de pulga y ya estoy planeando su muerte.

Volteé a los chicos, y los encontré peleando por el baño, hasta que decidieron meterse todos de una sola vez.

Creo que me esperaría hasta después e ir tranquilamente a mis clases. A menos que quisiera que ellos vieran lo que era realmente.

Después de unos 987 años esperando afuera, salieron con toallas envueltas en sus caderas, así que tuve que apresurarme lo más rápido que pude hacerlo en mi vida y llegué tarde a clases por su culpa.

...

Hay veces en las que la hora de descanso resulta ser lo más bello, ¿no?

Bueno. Este no es mi caso.

Summer y Anne habían vuelto apenas hoy de su viaje de tres semanas a Los Ángeles. Hubiera preferido que un tiburón se tragara a ambas y nunca volvieran más al Instituto, pero tal vez le repugnó el saber que ninguna de las dos posiblemente no tenían carne en su cuerpo sino más bien solo huesos y cabello...

Joking ChestnutsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora