Celos

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Héctor se fue. Me quedé mirando la puerta del apartamento como una imbécil, ese no era Héctor. No es el hombre del que yo estaba enamorada. ¿Emborracharse un día laboral en cualquier bar? ¿que me lo trajeran medio inconsciente a casa? No,ese no era Héctor. Aun así me sentí vacía cuando se marchó. Me sentía pequeña e indefensa en ese apartamento tan grande en el que ahora vivíamos los dos. Le mentí,sí que lo evitaba un poco,pero no porque hubiera dejado de quererle,o no lo deseara como él pensaba. Era por las cartas y anónimos que estaba recibiendo últimamente. Tengo que confesar que haber encontrado una foto de él profesor en casa de sus padres,me pareció muy raro. Incluso,yegué a pensar mal de él. ¿Como podía pensar que yo tenía una aventura? Sí solo tengo ojos para él. Bueno,últimamente no,pero eso no quiere decir que ya tenga que estar enrredada con otro hombre. Dios,Héctor ¿que voy a hacer?
Pensé en Marta. Fuí y cogí el teléfono y marqué su número.-
- Hola,Lauri.¿Qué tal Héctor de su resaca?
- Supongo que bien. Oye, ¿puedo pasar la noche en tú apartamento?
- ¿Porqué? ¿habeis discutido?
- Sí.
- Claro. Este es y será siempre tu apartamento.
- Vale, voy enseguida. Después te cuento.- Fuí hacia el dormitorio y cogí una bolsa deportiva. Metí ropa y mi bolsa de aseo. No pude evitarlo, y cogí una camiseta de Héctor. Se que si no me la llevo no podré dormir.Pedí un taxi y en media hora estaba entrando en el portal. Todo parecía igual que siempre, Marta me llevó la bolsa al que era mi cuarto. Me hizo que me sentara en el sofá y ella se fué a preparar unas copas.-
- A ver, cuéntame que os ha pasado. ¿Es por la borrachera?
- Ese es uno de los motivos.
- ¿Hay varios? Esto promete...
- Ayer al salir del trabajo me siguió. Me vió entrar en un edificio y me vió con un hombre, y automáticamente pensó que le engañaba. Me acusó de acostarme con otro,¿te lo puedes creer?
- ¿Y tenía algún motivo para creerlo?
- ¿Tú también?
- No, a ver, deja que me explique. Héctor no parece un hombre celoso, ¿porqué iva a pensar algo así?
- Bueno,yo le mentí. Le dije que iva a hacer unos recados.- Marta asintió.- Y esta mañana...le abofeteé.
- ¿Qué hiciste,qué?
- Sí. No me hagas repetirlo.- Obviamente,me avergonzaba.-
- Joder,Lauri. ¿Porqué lo abofeteaste?
- Cuando subiamos después de comer en el restaurante, él paró el ascensor e intentó...
- ¿Qué?
- Quería tener sexo.
- ¿En el ascensor? ¿en la oficina?
- En la oficina no sería la primera vez.- Marta me miró sorprendida y arqueó las cejas.- La cuestión es que le dije que no, y el no paró. Asi que...
- Le arreaste.
- Sí.
- Ya. ¿Y porqué quería Héctor hacerlo en el ascensor,teniendo un apartamento solo para los dos?.- Me ardieron las mejillas. Claro que tenía un motivo. Yo lo evitaba en casa.-
- Bueno, digamos... Vale, yo lo he estado evitando.
- ¿Porqué ya no lo quieres?
- Sí. Claro que sí.
- Pero ya no te pone.
- No seas vulgar... sí claro que sí, Héctor me excita como el primer día.
- Uy, la exquisita...que se ofende,pero luego se lo zumba en la oficina.
- ¡Marta!.- Ella se ríe y me mira como si fuera un bicho raro.-
- Joder,Laura es que,¿que esperabas? Tienes al pobre a dos velas, le mientes y le dices que vas a un sitio y vas a otro. Para colmo te ve saludando o despidiéndote de otro tio... a todo esto, ¿porqué lo tienes a dos velas?
- Últimamente no me apeteze.
- Es por los anónimos,¿verdad?.-asentí.- Lauri, no puedes dejar que esto te supere. La policía va a encontrar al asqueroso que te acosa, es solo cuestión de tiempo. Debo decirte que te lo dije; tenias que habérselo contado, así él hubiera entendido por qué no estabas como siempre. Si se lo contaras,él lo entendería...
- No. No quiero que lo sepa,todavia no. Hasta que no sepa quién es.
- Vale. No lo comparto,creo que deberias decírselo,pero eso es cosa tuya.
- Hay otra cosa, que me tiene un poco perturbada.
- ¿El qué?
- En nochebuena, en casa de sus padres encontré una foto de...de Sebas.
- ¿Sebas, el profesor?
- Sí. Es muy raro,¿verdad?
- ¿Porqué tendrían sus padres una foto del profesor?
- Eso mismo pienso yo. He yegado a dudar de Héctor.
- ¿Crees que tiene algo que ver? ¿que se conocen?
- No lo se. Ojalá que no.- Suena mi teléfono. Es Héctor.-
- Deberias cogerlo. Para que sepa que estás bien.-miro a Marta y después el teléfono. Cuelga.- Laura, hagas lo que hagas estaré a tu lado. Pero yo creo que Héctor te quiere de verdad. Voy al baño.- Mientras Marta iva al baño,el teléfono volvió a sonar aún en mi mano. Respondí.-
- Oh, menos mal. ¿Dónde estás,Laura? Estaba preocupado,he yegado a casa y no estabas.
- Estoy en casa de Marta.
- Ah,vale. Voy a recogerte, si quieres.
- No,Héctor. Voy a quedarme aquí. Almenos esta noche. Luego ya iremos viendo.
- ¿No vienes a casa?
- No.
- ¿Me estás dejando?
- No. Solo necesito alejarme un poco. Necesito respirar,Héctor. Necesito saber si estoy preparada para estar contigo.
- Pero...si hasta hace poco...
- Lo siento,Héctor. Solo quería que supieras que estaba bien.
- Pero...
- Adiós.- Colgué y me sentí extrañamente asqueada de mí misma. Podía notar la tristeza, la inquietud y la confusión en su voz. Pero era lo mejor. Almenos hasta que la policía averigüe algo sobre el tipo de los anónimos. No pude evitar llorar. Héctor parecía tan confundido. Tan dolido. Y yo me sentía tan mal conmigo misma... Apenas pude dormir en toda la noche. Almenos no tuve pesadillas. Me desperté pronto,hice el desayuno para Marta y para mí. Y me vestí y arreglé para ir a trabajar. ¿Qué pasara cuando me vea Héctor? ¿Me reñirá? ¿ Me dirá que soy una niñata caprichosa? Prefiero no pensarlo,tardaría poco en averiguarlo. Marta y yo fuimos juntas a trabajar. Llegué a mi mesa,solté mi bolso y mi abrigó,y encendí el ordenador. Empezé a trabajar. Héctor no estaba,su puerta del despacho estaba cerrada y normalmente cuando estaba la dejaba entre abierta,para poder mirarme. Me acuerdo de las veces que me lo encontraba mirándome y me guiñaba un ojo.No apareció hasta pasada las diez. Entró con paso firme, lo miré cuando pasó por delante de mi,me miró.-
- Buenos dias.- Y se metió en su despacho. Pero cerró la puerta. Solo un buenos dias. Nada más. No me riñó. No me pidió ninguna explicación. Nada. No se sí estaba aliviada,o decepcionada... A la hora de comer salió el primero, no me miró. No me habló. Lo ví alejarse hacia los ascensores. No pude reprimir las lágrimas. En ese momento vino Marta a buscarme.-
- ¿Qué pasa,Laura?
- Nada.
- ¿Te ha dicho algo,Héctor?
- No.
- ¿Y entonces?
- Solo me ha dado los buenos dias cuando yegó esta mañana. Nada más. Nisiquiera me ha mirado.
- ¿ Y no era eso lo que querias?
- No. Yo...yo solo quiero algo de tiempo. Pero no se.
- Yo creo que ni tú sabes lo que quieres.Y te estás comportando como una auténtica niña malcriada. Te lo digo,porque soy tu amiga. Y porque estás jugando con fuego, y te puedes quemar,Laura.
- ¿Ah qué te refieres?
- Pues que si dejas a Héctor, y él conoce a alguien, o hace su vida, pasa página,la única culpable serás tú.- Me puse de mala leche. Sentí la rabia en el cuerpo solo con pensar en que Héctor pudiera estar con otra mujer. En que pudiera besarla, acariciarla y hacerla suya tal y como había hecho conmigo. Me picaba el cuero cabelludo. No. Héctor era mío y yo era suya. Y nada ni nadie,podría interponerse entre nosotros. Nadie. Bajé con Marta a comer. Fuimos al restaurante donde ivamos siempre, Marcos ya nos estaba esperando allí. Yegamos,y nos sentamos en la mesa de siempre. Pedimos y empezamos a comer y a charlar animadamente. Cuando sin querer, desvié la vista hacia atrás, y lo ví. Héctor estaba sentado con una mujer rubia, alta,elegante mucho más atractiva que yo,debo reconocerlo. Parecía mayor, pero sin duda era despanpanante.Y ella le hacía ojitos, y le tocaba el antebrazo mientras charlaban. Estaba furiosa, estaba a punto de convulsionar allí mismo. Quita tus asquerosas manos de mi hombre. Ella se reía y le acariciaba el brazo una y otra vez. Y el no hacía nada para impedirselo...Marta se dió cuenta de lo que miraba con tanta atención, y miró a Marcos.-
- No lo había visto,cariño.
- No pasa nada. Tranquilo,Marcos.- Le contesté. Marta me miraba a la expectativa,sin saber que decir.-Tranquilos,no pasa nada.
- ¿Quieres que nos vayamos?.- Me moría de ganas de huir, y dejar de verlos acaramelados,porque sentía unas ansias de cruzarle la cara a los dos...-
- No. Estoy bien. Comamos.- Ellos se marcharon antes que nosotros. Volvimos a la oficina y encontré la puerta de Héctor cerrada. Llamé y entré con la intención de decirle lo mal que me había hecho sentir,pero no estaba. ¿Se había ido ya? ¿Tan pronto? ¿Se habría ido con ella? Dios, notaba como mi cara ardía, estaba que hechaba chispas. Maldita sea, Marta tenía razón. ¿Eso era tanto lo que me quería? Pues que pronto me había olvidado,si es que alguna vez le habría importado. No lo dudé ni un segundo, cogí mi bolso y mi abrigo y me fuí a la calle. Paré un taxi y dí la dirección de nuestro apartamento,bueno,ahora el de Héctor. Llegué y abrí con mi llave,fue el trayecto más largo y agobiante de ascensor que había tenido nunca. En la puerta,con la llave en la mano me detuve. ¿Y sí estaba con esa mujer? ¿Y sí los pillaba in fraganti? ¿Acaso no había venido por eso? ¿Porqué me costaba ahora tanto? Tenía miedo de tener razón. De que Héctor ya pudiera estar con otra persona,sin importarle yo. Que todo hubiera sido una jodida mentira y que nunca hubiera sentido nada por mí. Dí dos pasos atrás, la pena me inundó de lágrimas la cara, y empezé a temblar. Me senté en las escaleras del rellano,y me tapé la cara con las manos mientras lloraba como una niña pequeña. La puerta se abrió y para mi sorpresa, Héctor estaba ahí.-
- ¿Estás bien,Laura?.- No le contesté, aunque hubiera querido no hubiera podido por el llanto.- Ven,pasa a dentro,porfavor.- Le hice caso y me levanté,entré en el apartamento y miré hacia todos los lados, en busca de la mujer rubia.- Diana no está,le he dado el día libre. ¿Me quieres contar que te pasa?
- ¿Estás solo?
- Sí. Ya te he dicho que Diana...
- ¿Y la mujer rubia con la que has comido hoy?
- ¿Aurora? ¿Qué iva a hacer Aurora aquí?
- No se dímelo tú.- Parecía confundido. No sabía que decir.-
- Creo que no te entiendo,Laura.
- ¿Estás con ella?
- No. Claro que no. Es una cliente. Tenía una reunión con ella.
- Pero ella te...tocaba todo el rato. Y te sonreía como si te conociera bastante bien.
- Si,claro. Es amiga de mi madre. La conozco desde que era un niño.- Tierra trágame. ¿Todo por esto? No me lo puedo creer...-
- ¿Es que creías que ella y yo...?.- No le contesté,sentí la cara arderme por la vergüenza. Acababa de hacer lo mismo que él. Lo mismo por lo que yo me había ido la noche anterior. Madre mía. Que estúpida me siento ahora mismo.-
- Perdona, debería irme.
- Espera. Ya que estás aquí,¿porqué no hablamos?.- asentí.- ¿Quieres tomar algo? ¿una copa de vino blanco?
- Sí. Gracias.
- Siéntate,estás en tu casa.- ¿Mi casa? Aún cree que esta sigue siendo mi casa. Miro alrededor, y me vienen recuerdos de todo lo vivido aquí. Recuerdo la primera noche. Me vuelven a arder las mejillas al recordar la primera vez que vine aquí,a este apartamento. Vuelve Héctor con dos copas,me tiende una y se sienta en el sofá de enfrente. Quiere mantener las distancias.-
- ¿Qué esperabas encontrar? ¿qué esperabas? ¿Qué estubiera aquí en este mismo sofá haciendo el amor a otra mujer?
- Bueno,no. Nose. Sí, creo que sí. Es lo que creía que vería.
- ¿Y porqué has venido,sí era lo que pensabas?.- Me quedé en blanco. Lo miraba y él me miraba a mi. Estaba tranquilo y relajado. Me sorprendía su actitud. Dí un largo trago a la copa,era mi vino favorito y él lo sabía perfectamente.-
- Yo tengo una teoría.
- ¿Ah, sí? Por mí puedes exponerla...
- Creo, que has venido para pararme. Para evitar que me acostara con ella.- Me miraba con esa mirada tan penetrante que él tiene. Me sentía desnuda cuando me miraba así.-
- ¿Y porqué iva yo hacer tal cosa?
- Porque me quieres. Porque no puedes imaginar que mis manos toquen otro cuerpo. Que mis labios saboreen a otros labios. Y que mi placer ya no te pertenezca a tí, sí no a otra persona. ¿ Y sábes porqué lo sé? Porque es justo lo que yo siento,cuando imagino que otro hombre te hace todas esas cosas.- No estaba preparada para oír eso de los labios de Héctor. Con esa voz tan varonil,tan sensual... dí otro sorbito de vino,solté la copa en la mesa y me puse de píe. Él me imitó. Me acerqué a él,y sin decirle ni una sola palabra, me quité la chaqueta. La heché en el sofá. Él no cesaba de mirarme y desnudarme con su maldita mirada de hielo. Me estaba quemando. Subí las manos hasta mi camisa y empezé a desabrochar los botones muy lentamente. Ahora sí conseguí ver un poco de nerviosismo en él. Ví como tragaba saliva y entreabría los labios. Yo me lamí los mios sin desviar la mirada de la suya. Desabroché mi camisa entera, y empezé a desabrochar la cremallera de la falda. Él se quitó la americana y se quitó con cuidado los gemelos que yo le regalé,ni siquiera me había percatado de que los llevaba puestos. Él imitó lo que yo había hecho. Se desabrochó la camisa y la sacó por fuera de los pantalones. Estabamos muy excitados los dos,ya podía ver su erección desde donde estaba.- No te voy a tocar mientras no me lo pidas. No lo haré, Laura.
- Entonces...tócame,Héctor. Hazme tuya aquí y ahora.
- Sus deseos son órdenes para mí...- Y se acercó poco a poco,y se abalanzó en mi boca. Me besaba con rabia,con fuerza. Casi me dolían los labios,pero Dios mío, yo estaba tan excitada como él. Jadeábamos mientras nos besamos y nos tocábamos con necesidad. Él me cogió en brazos con las piernas abiertas para él. Me agarró del trasero tan fuerte,que seguro tendría sus dedos marcados a fuego en mi piel. Me llevó hasta la mesa de la cocina,que estaba más cerca y allí me sentó, se puso delante de mi, me tendió la espalda sobre la mesa,y me besó los pechos. Cada beso,cada caricia me quemaba en lo más profundo de mí ser. Mis pezones no soportaban más a sus dientes, que los mordía con fiereza. Sentí como rasgaba las braguitas, y se desintegraron en sus manos. Yo me incorporé y le empezé a desabrochar el cinturón con desespero, con anhelo. Y él se fundió dentro de mi con un gemido que parecía de dolor. Comenzó a moverse más y más fuerte y los dos jadeábamos.Yo le arañé la espalda y él me mordió el labio.- No me dejes nunca,Laura. No podría soportarlo.-Héctor me miró y yo lo miré. Ví entonces que sus ojos de hielo, se desbordaban. Estaba llorando.-
- No,Héctor. No llores,mi amor. Jamás te dejaré. Te amo.- Se movió aun más rápido, y entre jadeos y susurros nos dejamos ir juntos... Nos dimos una ducha juntos, y me pidió que me quedara con él. Avisé a Marta y accedí. Estábamos tumbados en la cama,abrazados y yo pensaba que nada podría pasarnos nunca. Me sentía tan bien con él...tan protegida...
- Quiero que vuelvas,Laura.
- ¿mmm?
- Quiero que te quedes aquí. No quiero que te vuelvas a marchar.
- No lo haré, mañana cuando salga del trabajo iré al apartamento de Marta y cogeré mis cosas.
- ¿Enserio?
- Pues claro. Mi sitio es donde estés tú.- Me besó en la frente y me dormí en sus brazos,en mi hogar...

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