Basta Gwen.

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|Capitulo 14|

Cuatro meses. Diecisiete semanas. Todo va de maravilla, entorno a la salud claro pero Sydney insiste en que debo ir al medico y realizar la ecografía correspondiente al primer trimestre. Trate de evadirlo y que se le quite la idea de la cabeza pero Sydney puede llegar a ser muy elocuente y mas con respecto a esto. Termine accediendo. El solo sonrió victorioso y volvio a lo que hacia.
El turno que había sacado Sydney era para las tres de la tarde en punto. Un poco antes me entre a bañar y quede como nueva. Fresca para estos días calurosos. Elegí un short y una remera holgada y larga fina con unas simple chatitas, no había necesidad de arreglarse demasiado. Eso si me maquille un poco porque desde el embarazo una manchas levemente oscuras se ubicaron debajo de mis ojos y estéticamente es feo y en la salud también, según Sydney debo dormir mas o mejor. Como si fuera mi culpa no dormir.
- Ya es hora Gwen, debemos irnos
- Solo cinco minutos - me mire por última vez al espejo y aprobé mi imagen, coloque perfume en mi cuello y salí.

Su auto se estaciono en el aparcamiento privado del hospital. Me abrió la puerta como siempre. Caminamos hacia el establecimiento y el venia a mi lado con las manos en sus bolsillos. Me abrió la puerta y juntos nos dirigimos a recepción.
- Buenas tarde ¿en que los ayudo? -dijo una mujer de unos treinta años
- Tenemos turno con el ecógrafo a las tres de la tarde
- Esta bien, ¿su nombre? - me miro a mi
- Gwen Rosemberg - dijo él
- Bien bien , acá esta , pasillo C puerta 15 - nos miro - deben esperar a ser llamados
- Gracias - murmure

Tras quince minutos de esperar en las sillas del pasillo C un hombre de unos cuarenta y tantos salio con unas hojas y pronuncio un apellido desconocido para mi y luego dijo "Rosemberg". "Soy yo" dije y le di mis cosas a Sydney
- ¿Te molesta si entro contigo?- dijo él
- Oh lo siento, no me molesta -sonreí- vamos
Entramos al consultorio 15. El doctor era simpático y amable. Me pregunto cosas obvias y otras no tanto. ¿De cuantos meses estas? ¿Cómo va todo? ¿Sentís nauseas? ¿Has tenidos dolores fuertes? ¿Alguna hemorragia? ¿Anemia? ¿Bajoneos? Me bombardeo a preguntas pero pude con ello. Tenia cuatro meses de embarazo, ya estaba en el segundo trimestre. Había tenido nauseas debido a los olores o a comer excesivamente. No había tenido hemorragias, ni anemia, ni dolores... según el doctor mi embarazo era espectacular.
- Bueno Gwen, te invito a que te recuestes sobre la camilla
- Esta bien -dije y me levante, solo yo me dirigí a la camilla y detrás mío el doctor
- Puedes venir hijo, haremos la ecografía - como un niño dejo todo ahí y un poco mas corrió hasta mi
El doctor me dio indicaciones, como me tenía que sentar por ejemplo. Me hizo levantar la remera hasta abajo de mi busto. Coloco un gel completamente helado que me hizo estremecer. Luego con un aparatito cuadrado chiquito comenzó a recorrer mi vientre esparciendo el gel. Miraba la pantalla buscando algo, yo solo veía manchas negras y apenas unas líneas blancas.
- Aquí esta -dijo el doctor, Sydney apretó mi mano y lo mire tenia una sonrisa de lado a lado, trate de hacer lo mismo - observen esta es su cabeza -dijo señalando la pantalla, se me hizo un nudo en la garganta - esto es su colita y estos sus extremidades
- Es hermoso -dijo Sydney, el doctor sonrió y yo no pude reaccionar.

Salimos del hospital en completo silencio por mi parte. Sydney iba con una sonrisa iluminante.
Todo el camino a casa transcurrió en silencio. Aparco frente a mi casa y baje.
- ¿Todo esta bien? ¿te sientes mal?
- Si, me siento mal
- ¿Qué tienes? ¿Nauseas?¿Dolor?
- No, solo odio hacia mi - y todo lo que contuve desde el hospital se destruyo en ese segundo. Comenzaron a salir las lágrimas
- No digas eso Gwen, ¿Por qué te odias?
- Viste lo que era eso, era una persona un ser hermoso y yo no puedo dejar de lado mi egoísmo y quererlo, no puedo quiero pero no puedo - me deje caer en el sillón de la sala
- Veras que podrás Gwen, podrás amarlo como él te ama -negué- si, si lo harás y serás la mejor madre del mundo - volví a negar llorando aun mas - basta Gwen, eres hermosa e inteligente cualquiera querría salir contigo y cualquier niño en este planeta querría tenerte como mama, eres sensacional -dijo y me abrazo.
La primera vez que me sentía asi, estaba sonriendo inundada en ternura. Las palabras de Sydney sonaron tan creíbles que hasta yo lo creí. Es una persona excelente. Algo se movió dentro de mi y no fue el bebe. ¿El querría salir conmigo? No pienses esas cosas, tu no quieres nada de nada; dijo mi subconsciente. ¿Y si si? No, repitió. Me deje envolver por sus brazos e intente tranquilizarme.

* * *

- Abrí la heladera y no hay nada, ¿quieres salir a almorzar? - pegunto Sydney asomándose a mi habitación
- Esta bien - dije como si nada y termine de acomodar mi cama.
Tome mi bolso y mis cosas, cosas de mujeres. Me eché un vistazo al espejo y salí. Fuimos a restaurante esta vez, era lindo. La decoración era sencilla, un par de pinturas en las paredes sillas y mesas de roble lustrado. Los colores eran tranquilos nada llamativos. No ordenamos nada extravagante ambos elegimos pastas. Hablamos de cosas triviales, últimamente esas eran nuestras conversaciones nada de cosas importantes o un tema en particular, me gustaba.

- ¿Te parece que si después de acá vamos a supermercado y hacemos las compras? Tengo la tarde libre hoy -dijo aun comiendo
- Si me gustaría, además tu eres el que cocina así que necesito que tu hagas las compras -sonreí - aun no recuerdo cuando fue al ultima vez que cocine -reímos- gracias
- De nada

Se negó a dejar que pagara y salimos directo a su auto rumbo al supermercado. Tome un carrito, haríamos las compras del mes.
- ¿Por donde empezamos?
- Por el principio - río - tenemos tiempo recorramos todo -dije y el acepto
Empezamos por la primera parte que son las harinas, el arroz, los fideos. Luego por las galletas y golosinas. Seguido de los yogures y leches además de dulce de leche y postres. Chocolate para mis antojos y helado.
- ¿Te quedas acá un segundo? - lo mire- iré a ver unas cosas para el auto - "hombres" dije para mis adentros.
Seguí caminando pasando a la siguiente góndola. No estaba observando las cosas solo caminaba con el carro. Me freno y abro los ojos de sorpresa. Dudo en acercarme pero luego lo hago. Toda una góndola para juguetes pero no cualquier juguete sino juguetes para bebes. Tome uno, apreté el botón rojo y comenzó a hacer un juego de luces, apreté el azul y una melodía ruidosa salio por el parlante, el verde hacia lo mismo que el rojo pero repetitivo y el amarillo emitía una melodía al igual que el azul pero esta era de cuna. Mi pecho se oprimió, lo coloque de nuevo en su lugar. Trate de sacar imágenes de mi cabeza, no quería pensar en el bebe o en como seria cuando naciera, no y no. Me gire. Rápidamente mi expresión se transformo en tristeza, ropa de bebe por todos lados. Unos gorritos azules y otros rosas. No reaccione me quede estática parada al lado del carrito.
Sentí unos brazos envolverme y llevarme a su pecho. Sydney se había dado cuenta, lo sabia.
- ¿Me llevas a casa? Por favor -dije y asintió

Changed my life ~Where stories live. Discover now