CONGA

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De lo que más sé en mi vida, es de hombres. Con solo observarlos y oír decir dos palabras entiendo su naturaleza y sé como entrarles. El sensible: sensible, tímido y necesita que la mujer tome la iniciativa, pero sin intimidarlo. El winner: arrogante, creído y narcisista, necesita que la mujer lo idolatre. El romántico: sensible, dulce, casi cursi, el no ve a la mujer como un objeto, necesita que haya amor para tener algo con alguien. El cazador: frío como el metal, adulto, el que está de vuelta, un tipo directo, sin rodeos, lo seducen las minas directas, sin rodeos. El buen tipo: noble, fiel, amiguero y vulnerable. El conejo: calentón, impulsivo, irracional, se manda y después piensa lo que hizo, fácil, muy fácil. A veces el hombre es como la conga, repite una y otra vez. Un paso adelante, un paso atrás, mucha conga pero no se va a ningún lado. Las relaciones son como la conga sin fin, para un lado, para el otro y siempre se vuelve al mismo punto. Los hombres son previsibles y repetitivos como la conga. El amor es endeble, un poco de conga y todo se desarma. Pero la naturaleza humana, como la conga, puede encontrar variantes dentro de un mismo ritmo y ahí, deja de ser previsible y aburrida.



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